Si a principios de noviembre la US Navy anunciaba públicamente la presencia en Gibraltar de un submarino capaz de lanzar misiles nucleares a Moscú desde el Mediterráneo, ahora el que está en Europa —en Portsmouth— en su primer despliegue coordinado con la OTAN, España incluida, es el imponente USS Gerald R. Ford, el portaaviones más moderno y potente del que dispone su armada.
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De esta forma, Estados Unidos sube la apuesta y sigue mostrando su poderío militar en el actual contexto geopolítico, en el que la tensión aumenta por momentos con Rusia, las maniobras militares de China amenazan Taiwán y Corea del Norte continúa probando las últimas incorporaciones a su arsenal.
"La tripulación del USS Gerald R. Ford se siente honrada y emocionada de visitar Portsmouth, corazón de la Royal Navy, durante el primer despliegue del Ford", dijo el capitán Paul Lanzilotta, oficial al mando del Ford, según un comunicado de prensa de la propia Navy. Y no ha venido solo, ya que desde el 4 de octubre, cuando salió de los astilleros de Norfolk, ha realizado ejercicios en el Atlántico. En ellos ha estado acompañado por buques de guerra de aliados como Canadá, Dinamarca, Países Bajos, Alemania y España, que ha participado con una fragata de la clase Álvaro de Bazán.
La noticia llega después de un retraso de más de 4 años sobre la fecha inicial prevista por el Pentágono. Y es que el desarrollo de estos portaaviones de propulsión nuclear, destinados a sustituir a los de la clase Nimitz, no ha estado exento de contratiempos al integrar 23 nuevas tecnologías. Eso ha ampliado el coste final a más de 13.000 millones de euros, lo que lo sitúan como el buque más caro de la historia. A cambio, incorpora sistemas avanzados como las catapultas electromagnéticas, un nuevo sistema de radar, una cubierta de vuelo mejorada y un gran margen de adaptación ante futuros avances.
En total, gracias a sus colosales dimensiones y a su propulsión con dos reactores nucleares, puede acarrear más de 75 aeronaves, entre cazas, helicópteros, aviones de alerta temprana y drones de úñtima generación como los MQ-9B, que pliegan sus alas para operar desde portaviones y espiar sin límites.
Una larga historia
El USS Gerald R. Ford, o CVN-78, da nombre a la nueva categoría, con otras tres unidades adicionales en fase de montaje y una quinta aún pendiente de confirmación. Su ventaja frente a anteriores modelos de portaaviones es que ofrece un extenso catálogo de mejoras y novedades tecnológicas destinadas a fortalecer y prolongar el dominio marítimo de Estados Unidos durante los próximos 50 años.
El 10 de septiembre de 2008, la Marina de los Estados Unidos firmó un contrato de cerca de 5.100 millones de euros con Northrop Grumman para construir el que sería el primer portaaviones de su clase, aunque ya existía un acuerdo para iniciar el diseño desde 2005. Todo el desarrollo se llevó a cabo en las instalaciones de la división naval de Northrop, renombrada como Huntington Ingalls Industries, en el astillero de Newport News (Virginia).
En 2013 se consideró finalizada la fase de fabricación del portaaviones y fue botado por primera vez. Estaba previsto que el buque entrara en servicio en 2017, pero múltiples problemas en sistemas críticos fueron prolongando los retrasos, algo por otra parte habitual en las primeras embarcaciones de una nueva clase.
Aún así, el desarrollo del USS Gerald R. Ford ha estado envuelto en fuertes críticas por los reiterados fallos y un sobrecoste de más del 30% sobre la previsión inicial. Su dotación puede llegar a las 4.539 personas, incluyendo personal aéreo y Estado Mayor, aunque puede operar con 2.600, aproximadamente.
En los últimos años, los responsables de su diseño y fabricación han conseguido superar todos los obstáculos y el USS Gerald R. Ford ya surca los mares, con su eslora de 333 metros y una manga de 40 metros, capaces de desplazar a su paso cerca de 100.000 toneladas con su carga máxima. Su novedoso sistema de propulsión nuclear incluye una planta y dos reactores Bechtel A1B, que generan potencia suficiente como para lograr una velocidad máxima de 30 nudos, el equivalente a 56 km/h.
Novedades tecnológicas
De sus avances tecnológicos, el que más problemas ha dado y más ventajas puede ofrecer en futuros despliegues es el Sistema de Lanzamiento de Aeronaves de Propulsión Electromagnética (EMALS, por sus siglas en inglés). Es el sistema encargado de lanzar los aviones que despegan, mediante una catapulta que emplea un motor de inducción lineal, en lugar del pistón de vapor utilizado en la clase Nimitz. La catapulta propulsa por un raíl una pieza enganchada al avión que aumenta su velocidad para lograr un despegue exitoso.
La diferencia con sistemas anteriores es que el EMALS acelera las aeronaves con mayor suavidad, lo que implica un menor esfuerzo para los fuselajes. También pesa menos y requiere menos mantenimiento, además de poder lanzar todo tipo vehículos aéreos, tanto ligeros —drones— como pesados —cazas de combate—. Las previsiones de la US Navy son que EMALS consiga 160 lanzamientos de aeronaves al día, un 20% más que los portaaviones Nimitz.
Otra de las nuevas tecnologías que incorpora el Gerald R. Ford es el Equipo de Detención Avanzado, (AAG) que proporciona a este buque una capacidad aumentada de recuperar aeronaves equipadas con gancho de cola, tanto las actuales como las futuras. El AAG actúa cuando los aviones aterrizan en su cubierta de vuelo de 78 metros, cuando un cable se encarga de 'enganchar' la aeronave entrante y frenarla.
La diferencia con respecto a los sistemas de la clase Nimitz es que reduce la carga de impacto por fatiga en las plataformas recuperadas, e incluye novedosas tecnologías de prueba y diagnóstico integradas. La otra gran ventaja de estos sistemas es que no consumen los abundantes recursos de agua que utilizaban los de vapor, ahorrando la gran cantidad de energía necesaria para desalinizar el agua del mar.
Uno de los objetivos de la armada estadounidense con estos nuevos portaaviones es el de acelerar el manejo de armas y materiales, y para ello cuentan con los Elevadores de Armas Avanzados (EWS, por sus siglas en inglés). Estos proporcionan un movimiento más ágil de los misiles y bombas desde las bodegas hasta las aeronaves.
Armamento y aviones
Para detectar los potenciales objetivos o amenazas enemigas, el USS Gerald R. Ford cuenta con un avanzado sistema de radar activo multifunción de barrido electrónico de búsqueda y seguimiento de doble banda (DBR). Está integrado por los radares Raytheon AN/SPY-3 en la banda X y VSR en la banda S. Ambos le permiten intereceptar aeronaves y misiles cercanos, incluso a cortas distancias (menos de 2 kilómetros). De la dirección de tiro se encargan 4 radares Mk-95 integrados en la isla.
En cuanto al armamento, cuenta con dos lanzadores para misiles SeaSparrow RIM-162, con un alcance de más de 50 kilómetros y 280 kg de peso, otros dos lanzadores para misiles RIM-116 RAM, diseñados para interceptar misiles anti-buque, y tres torretas CIWS Phalanx Mk-15, que detectan, evalúan, rastrean y atacan de manera automática cualquier amenaza de corto alcance.
En cuanto a la capacidad del Gerald R. Ford es superior a las 75 aeronaves, entre las que se incluyen cazas F-18E, F/A-Super Hornets, aviones de alerta temprana aerotransportada E-2C Hawkeye y helicópteros MH-60R Sea Hawks, como los que tiene el Ejército de España. Sus novedosos sistemas también permitirán integrar drones y otros vehículos no tripulados que entren en servicio a lo largo de los próximos años.
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