La agricultura se encuentra inmersa en una gran revolución tecnológica que permite sacar el máximo rendimiento a las explotaciones. Desde la inteligencia artificial que usan en los invernaderos de Almería hasta programas que quieren impulsar el uso de drones para fumigar las plantas con fitosanitarios y todo tipo de sustancias que previenen de enfermedades y permiten que las frutas y verduras crezcan sanas.
Una de estas compañías es la Summit Agro que ha aprovechado la feria AirWorks de DJI en Las Vegas para presentar cómo emplean el dron Agras T-30 para realizar todo tipo de trabajos agrícolas en más de 200 explotaciones en Chile. Martín Merino, gerente general de la corporación chilena, ha hablado con EL ESPAÑOL - Omicrono sobre las aplicaciones de esta tecnología y el potencial que consigue para diversos escenarios.
La principal ventaja "es la logística, que se traduce en tiempo de operación", comenta Merino. "También la precisión de la aplicación de los productos, el poder alcanzar zonas que la maquinaria tradicional a veces no lo logra; sobre todo árboles altos y cultivos de mayor envergadura".
Asimismo, se puede aplicar en cultivos con pendientes muy pronunciadas como las que se pueden encontrar en algunas zonas de España con el olivo. "Ahí es imposible entrar con un tractor, no puede operar", recalca. El dron se convierte en estas situaciones en la única alternativa para aprovechar al máximo el terreno. O cuando llueve mucho y el terreno se embarra y es imposible acceder con un vehículo superficial.
Mejores cosechas
"Un dron agrícola como un T30 en la práctica puede estar haciendo hasta 15 hectáreas a la hora, lo que se traduce en 80 hectáreas por día laboral", comenta Merino. "En cambio, un nebulizados [herramienta que se emplea actualmente] se encuentra entre 12 y 15 hectáreas por días". Entre 6 y 8 veces más superficie por día.
Según explicó Merino en la presentación, arrancaron el proyecto con drones en 2016 y fueron empleando varios modelos para comprobar la eficiencia y el rendimiento. La última de las incorporaciones la protagoniza el DJI Agro T30, el buque insignia de la familia para trabajos agrícolas que hace poco acaba de recibir un nuevo miembro nombrado T-40.
El T-30 cuenta con un depósito multiuso de 30 litros que se acompaña de un sistema de fumigación que emplea una bomba para obtener cierta presión y así dejar caer los fitosanitarios, los fertilizantes biosanitarios o los correctores nutricionales, entre otros, sobre las plantas. "Hoy en día el dron también puede equipar un tanque para sólidos que puede desplegar vía aérea cualquier sólido granular, como los insecticidas con cebo".
En cuanto a la autonomía, con todos los aperos aéreos acoplados al dron, es de unos 20 minutos. "Nuestro despliegue consiste en una camioneta llevando el dron, varias baterías de recambio y un generador que funciona con combustible". Cuando el dron necesita más energía simplemente desciende y el operador hace un intercambio. "Con unas 4 baterías solemos tener suficiente para ir rotando".
"Normalmente, cuando uno llega al campo, lo que hace es primero es volar otro dron que mapea totalmente el escenario [la plantación] y traspasa luego toda la información al dron aplicador", explica. Esta segunda aeronave se guía con el plan de vuelo en un proceso "bastante automatizado".
Una de las grandes bazas de esta tecnología de fumigación es que el dron es capaz de guardar la posición en la cual se ha tenido que dar la vuelta para ejecutar un cambio de batería y un rellenado del depósito. Una vez hecha la pequeña intervención, regresa autónomamente a ese punto para continuar con su trabajo.
También contra heladas
Dentro de los nuevos usos que plantean para los drones, Martín Merino explica que se encuentran evaluando su aplicación para luchar contra las heladas. Principalmente en aquellos cultivos más sensibles a las temperaturas tan bajas que pueden arruinar cosechas.
"El control de las heladas se hace actualmente con helicópteros, donde la aeronave vuela sobre la plantación empujando hacia abajo las capas de aire más altas que están más calientes", afirma. "A medida que va aumentando la potencia de los drones, como por ejemplo el T-40, podría eventualmente servir para eso".
En esta línea y gracias a los nuevos sistemas de propulsión más potentes desarrollados en las últimas generaciones, los drones agrícolas podrán usarse para el secado del huerto después de una lluvia. Evitando, por ejemplo, que se arruine la uva o la cereza que son muy sensibles a una lluvia antes de la cosecha.