Así es el ingenioso sistema sevillano que rebaja 10 grados la temperatura sin aire acondicionado
El proyecto hispalense Cartuja Canat pretende recuperar el espacio público y aumentar la calidad de vida en la capital andaluza.
9 septiembre, 2022 03:55España ha vivido un verano marcado por el calor extremo, con termómetros dejando temperaturas récord en varios puntos de la península. Se espera que en el futuro esto sea más habitual, por lo que estar al aire libre será todo un desafío. Por ello, varias ciudades trabajan en tecnologías para conseguir un ambiente más fresco en esas situaciones, como Madrid, que contará con un Jardín del Viento con el que reducirán 4 grados la temperatura, o Sevilla, que ya ha instalado un ingenioso sistema que conseguirá un descenso de 10 grados.
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El proyecto sevillano recibe el nombre de Cartuja Qanat y su prototipo surgió hace seis años con la idea de reducir los efectos del cambio climático y recuperar espacio público para la vida en la calle. Un sistema que está inspirado en la técnica que utilizaban los persas para captar agua y conducirla hacia espacios áridos para tener aire frío, algo que lograban mediante canales subterráneos. La iniciativa está siendo desarrollada por el Grupo Termotecnia, con el patrocinio del Ayuntamiento de Sevilla.
"Cartuja Qanat pretende recuperar el espacio público y, conforme está la situación climática, que la gente pueda estar bien en la calle. Es decir, hacer un control climático de los espacios abiertos. Para ello utilizamos soluciones tecnológicas que nos permiten conseguir condiciones de confort térmico en exteriores; incluso cuando las temperaturas son extremadamente altas", explica José Sánchez, profesor de la Universidad de Sevilla y coautor del proyecto, a EL ESPAÑOL - Omicrono.
Enfriar el agua
La técnica de los persas consistía en crear túneles subterráneos de 200 metros de longitud para captar y trasladar el agua hacia puntos secos concretos. Para ventilar estos túneles, perforaron varios pozos verticales donde el aire caliente penetraba por un extremo para salir más frío por otro. Este concepto es el que guía a Cartuja Qanat, donde se ha instalado un sistema similar para conseguir reducir la temperatura cuando hace mucho calor.
"Nuestro proyecto se basa en técnicas naturales de producción de frío alrededor del agua y el aire. En este caso, lo que hacemos es recuperar y almacenar agua que viene del río, aunque también se pueden aprovechar las redes de riego o la propia agua de la lluvia. Pero esta última opción está envenenada, ya que en Sevilla apenas llueve", indica José Sánchez.
La versión hispalense ha necesitado la instalación de tuberías de 35 centímetros de diámetro y una red de nueve canales con conductos de casi 40 metros debajo de la avenida Thomas Alva Edison, de los cuales la mitad están enterrados y el resto sumergidos en el agua de la capa freática.
"Almacenamos un gran volumen de agua y durante la noche la enfriamos, ya que tiene que amanecer todos los días en torno a los 18 o 19 grados. Para ello, en el caso del piloto utilizamos un acueducto, es decir, la pulverización de agua como en las fuentes ornamentales. Es el 'efecto botijo'", explica el profesor.
Este 'efecto botijo' tiene un inconveniente: consume mucha agua y hay una parte de ella que transpira con la arcilla, es decir, se evapora. Por ese motivo, los responsables de Cartuja Qanat buscaron otra alternativa y consiguieron idear una solución que "se basa en producir una lámina de agua, con un espesor de cinco o seis milímetros, sobre unos paneles fotovoltaicos que están en una pequeña inclinación para que vean mucho cielo durante la noche".
Un cielo que tiene la capacidad de enfriar el agua con más potencia que el 'efecto botijo' y que consume seis veces menos cantidad de agua que la técnica anterior. "Para nuestro sistema, juntamos estas dos tecnologías y somos capaces de enfriar un gran volumen de agua. Estamos hablando de 140 metros cúbicos de agua, que mantenemos a una temperatura de 18 grados", expone José Sánchez.
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Una vez almacenada el agua fría, el siguiente paso del sistema sevillano es generar un entorno que cuente con aire fresco para que las personas puedan estar en la calle cuando el sol aprieta. Para ello deben depurar esos 140 metros cúbicos de agua con un sistema radiante de paredes de techo.
"En el mejor de los casos, la temperatura que conseguimos puede estar entre 20 y 21 grados, cuando en la calle hacen más de 30. Para conseguir que ese confort climático dure horas y la gente pueda estar un buen rato en la calle, producimos aire frío que mezcla el aire exterior caliente con el agua almacenada para reducir las temperaturas hasta 10 grados", informa el profesor.
Producir aire
Este sistema produce aire fresco de diferentes maneras. La primera de ellas es mediante el agua fría almacenada y "con una batería, un intercambiador y un ventilador disparando ese aire exterior contra el agua y el tubo —un elemento metálico que está en el entorno de la temperatura de agua—, y se consigue que el aire entre a 40 grados y salga a 29 grados por el otro extremo".
Una vez climatizado de forma natural, el aire se lanzará sobre el antiguo anfiteatro de la Expo 92 y un zoco que está destinado a la celebración de eventos sociales y culturales. Un detalle importante es que las dos corrientes térmicas se mezclan, ya que la masa del aire frío tiende a ocupar las zonas bajas. Aun así, los responsables del proyecto todavía deben hacer mediciones sobre el terreno para contar con resultados exactos.
Al comienzo del proyecto se diseñaron los equipos con el tamaño suficiente como para estar operativos con temperaturas que no superasen los 37,9 grados; mientras que en la actualidad "éstos se han mejorado para que puedan llegar a los 40 o 41 grados, pero en condiciones prudentes seríamos capaces de garantizar los 27 o 28 grados en el exterior con este sistema".
Sánchez apunta a que se espera que la obra civil de este sistema esté totalmente terminada este mismo mes de septiembre y que hoy mismo muchas de las instalaciones están funcionando, pero "no de manera óptima". El proyecto también cuenta con 150 puntos de monitorización y de control, en última instancia, tiene como objetivo que "sea una tecnología fácilmente replicable en otros lugares".
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