Celebrar una boda o las vacaciones de verano a miles de kilómetros por encima de la superficie de la Tierra dejará de ser un sueño imposible en unos años. Los viajes turísticos al espacio van tomando forma, siendo posible elegir entre una visita rápida y confortable en la estratosfera o una experiencia de varios días como un astronauta de verdad, llegando incluso a la Luna.
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La compañía Space Perspective ha presentado el nuevo diseño de su cápsula espacial con un interior más grande y seguro desde el que tener las mejores vistas de este planeta. Un trayecto de pocas horas que comenzarán a realizar a finales de 2024 y que, al no sentirse ingravidez, cualquiera pueda disfrutarlo independientemente de sus condiciones físicas.
Es una de las muchas ofertas que están naciendo en torno al nuevo turismo espacial, de momento solo al alcance de unos pocos privilegiados con suficiente fortuna para costearse viajes de este tipo. Mediante globos estratosféricos o propulsados con cohetes.
Confort y vistas
Space Perspective lo describe como la única forma de llegar al espacio sin emisiones de carbono. Se enfoca en un modelo de turismo espacial cómodo, tranquilo y sostenible; un crucero por el aire donde las vistas son las protagonistas y perfecto para quién no tenga intención de sentir ese vuelco en el estómago que provoca la ingravidez.
La compañía dio a conocer su propuesta impulsada por un globo estratosférico hace dos años. pero en ese tiempo, el proyecto ha evolucionado y se adentra en una nueva fase para saltar de la pantalla a la realidad con la fecha del primer viaje cada vez más cerca.
El nuevo diseño de la cápsula Spaceship Neptune, según asegura la empresa, es más seguro y mejora la experiencia de los pasajeros con un interior de lujo más espacioso. Al cambiar la forma ovalada por un estilo más esférico, las personas tienen más espacio sobre sus cabezas.
"Nos dimos cuenta de que un techo más alto brindaba una sensación mucho menos claustrofóbica y nos permitía empacar todo el equipo necesario" ha explicado el fundador Taber MacCallum a Robb Report. En el interior, los viajeros cuentan con un bar donde tomar cócteles y productos frescos durante la experiencia.
Sentados en sus asientos reclinables, ven la inmensidad de la galaxia y la superficie terrestre por el ventanal de 360 grados formado por las ventanas más grandes que se han diseñado hasta el momento en la historia de la exploración espacial. "Ascenderás a un cielo nocturno lleno de estrellas, mirarás nuestro planeta y verás salir el sol sobre su horizonte curvo, iluminando la delgada línea azul brillante de nuestra atmósfera", describen en la web.
Si se quisiera celebrar un enlace matrimonial, un cumpleaños o cualquier celebración dentro de la cápsula, el sistema de cámaras recoge todo el trayecto desde múltiples ángulos, para poder revivirlo sin perderse ningún detalle. Incluso recurren a imágenes satelitales. En la cabina caben ocho pasajeros más el piloto.
Ida y vuelta
El viaje consiste en dos horas de trayecto inicial en un ascenso lento de 19 kilómetros por hora para ver cada detalle desde las alturas. Al alcanzar el punto álgido del viaje, 30 kilómetros de altura, la cápsula se detiene durante 2 horas más, para después proseguir con el trayecto de vuelta. En total son seis horas en el aire, pero todo un día de aventura, pues tras el aterrizaje toca viaje de vuelta a tierra.
La cápsula se deja posar sobre el océano, donde un barco recoge a los pasajeros y el equipo. Su forma de peonza, aseguran sus ingenieros, promete un aterrizaje en el océano más suave y seguro. La cápsula y gran parte del equipo se reutiliza en el siguiente vuelo, menos el globo que su material se recicla para disminuir el impacto de estos viajes en el medioambiente.
El globo tiene un volumen de 18.000.000 pies cúbicos (5.486.400 metros cúbicos) al inflarse. "Eso significa que si un estadio de fútbol pudiera volar, podría flotar dentro del SpaceBalloon completamente inflado". Por si esta fascinante comparación no fuera suficiente, la compañía detalla que los 700 pies de altura (213 metros) se acercan a la altura de la Torre Eiffel.
Cápsula y globo están en producción en estos momentos en el Centro Espacial Cape Kennedy, para que a finales de 2024, se puedan iniciar los primeros vuelos. Actualmente Space Perspective acepta reservas para 2025 en adelante. Los billetes tienen un precio de 125.000 dólares por pasajero, teniendo que depositar 1.000 dólares como adelanto. Como no podía ser de otra forma en esta futurista forma de viajar, las criptomonedas son una de las opciones de pago aceptadas.
El vehículo promete emisiones cercanas a cero, pero usa gas para propulsarse con el globo. Defiende la empresa que el gas supone una fuente leve de contaminación al ser más ligero que el aire que lo rodea y, también en el descenso, se acaba convirtiendo en agua. Al llegar al límite de la atmósfera, la cápsula y el globo se mantienen en equilibro "como un cubo de hielo flotando en el agua" y sus materiales mantienen un clima agradable dentro de la cabina.
Otros viajes
El futuro depara más viajes de este estilo en los que cada empresa oferta su propia experiencia. Están los que, como Space Perspective, se mantienen dentro de la estratosfera llegando a crear estancias de hasta una semana en cápsulas transportadas por un enorme globo al igual que la empresa World View. Son vivencias más aptas para todo tipo de viajeros, incluso familias.
En ellos solo se alcanzan alturas de 30 km, sin superar la Línea de Karman, considerada el borde en el que se abandona la Tierra para entrar oficialmente en el espacio, y por lo tanto, no se siente la ingravidez ni se puede considerar al pasajero un astronauta. El lujo, la comodidad y las vistas son sus principales banderas.
Si la experiencia de dormir varios días sobrevolando la Tierra no es lo suficientemente impactante, el siguiente nivel pasa por convertirse en astronauta y visitar la Luna o las diferentes estaciones espaciales que se planean construir en la siguiente década, vivencias más extremas que puede que encajen mejor con su necesidad de adrenalina.
El 2021 fue testigo de una carrera contrarreloj entre compañías y magnates tecnológicos por detonar el pistoletazo de salida para esta nueva industria del ocio galáctico. Elon Musk, fundador de SpaceX; Jeff Bezos, de Amazon y Blue Origine; y Richard Branson, magnate de Virgin Galactic, han rivalizado para captar titulares con sus primeros viajes tripulados por turistas que se podría considerar personas normales si no fuera por sus abultadas carteras.
Tras los múltiples viajes realizados en 2021, el 2022 ha continuado expandiendo este nuevo mercado. Así, SpaceX llevó al empresario estadounidense Larry Connor, el hombre de negocios canadiense Mark Pathy y el expiloto israelí Eytan Stibbe a pasar ocho días a la Estación Espacial Internacional donde realizaron experimentos para estudiar futuros hábitats espaciales, células madre del cáncer o la purificación del aire.
Rusia, por su parte, ha llevado a la ISS casi una decena de turistas espaciales desde el año 2001, entre ellos un equipo de cine y el multimillonario japonés Yusaku Maezawa. Este último planea ser el primer turista en orbitar la Luna en el año 2023 en una misión operada por SpaceX y en la que le irá acompañado por otras 7 personas.
De simples paseos a gran altura en los que celebrar con amigos un momento especial, a vivir una experiencia muy similar a la de los astronautas profesionales. Spacex ha confirmado este año un viaje en el que los turistas puedan hacer un paseo espacial, para que vivan la experiencia de ser astronauta al máximo nivel. El turismo espacial se diversifica para llegar a todo el mundo, y con la llegada de más travesías surge también la primera agencia de turismo dedicada solo a estos viajes 'extraterrestres'.