El cohete SLS es la principal apuesta de la NASA para la reconquista de la Luna. De su éxito depende todo el programa Artemis como una de las misiones espaciales más importantes de las últimas décadas y que cuenta con varias empresas de España participando en proyectos clave. Es también el cohete más potente jamás construido y el que utilizará la agencia espacial estadounidense para los viajes interplanetarios a Marte.
Las últimas noticias que llegan desde el Edificio de Ensamblaje de Vehículos del Centro Espacial Kennedy en Florida no podían ser mejores. El SLS, que ya tiene acoplada la cápsula Orion en la cúspide, ha pasado satisfactoriamente todas las pruebas en las últimas semanas y en la noche del jueves al viernes —hora española peninsular— pondrá rumbo a la plataforma de lanzamiento 39B.
"Estamos en muy buena forma y listos para continuar con este tema el jueves por la noche", declaró en una rueda de prensa Charlie Blackwell-Thompson, director de lanzamiento de Artemis en la NASA. Con una previsión meteorológica favorable para el transporte, el viaje tendrá una duración aproximada de 11 horas y recorrerá 6,4 kilómetros, según Space News,.
El siguiente paso será realizar un ensayo húmedo consistente en la carga de combustible del cohete y la realización de una cuenta atrás parcial que se detendrá justo antes de llegar al momento de la ignición. Esta prueba está programada para el 3 de abril, aunque podría sufrir algún retraso hasta entonces.
El más potente
El SLS es fruto del desarrollo de más de 1.000 compañías que llevan desde el 2011 con el fin de proporcionar al Programa Artemis un vehículo lo suficientemente potente y fiable como para llegar a la Luna. Para ello, y con la vista puesta en programas futuros, la NASA decició crear el cohete más potente jamás construido. Más incluso que el Saturn V que estaba a cargo del programa Apolo.
Tanto la etapa central como la aviónica encargada del control de la nave durante el vuelo han sido diseñadas por Boeing en su planta de Alabama. Esta sección, correspondiente a la más grande y pesada de todas, cuenta con 4 motores RD-25 fabricados por Aerjet Rocketdyne en California que son herencia directa del transbordador espacial.
Esta etapa central tiene una altura de 64,6 metros y un peso que supera las 1.000 toneladas cuando esté cargado con los 2 millones de litros de combustible y comburente líquidos. Los RD-25, por su parte, tienen una potencia de empuje de 1.852 kN al nivel del mar y beben directamente del depósito fabricado por Boeing, que le puede proveer durante 480 segundos.
El sistema de propulsión primario se remata con 2 boosters situados en una posición diametralmente opuesta que se encargan de proporcionar el 75% del empuje en los 2 primeros minutos de vuelo. En esta ocasión, el contratista ha sido Northrop Grumman quien estará presente en los propulsores extras hasta que se ponga en marcha el SLS Block 2, la tercera versión, tras Block 1 y Block 1b, del cohete.
Según los datos proporcionados por la NASA, el SLS es entre un 10 y un 20% más potente que el Saturn V, según la versión. Algo que le coloca como el cochete más potente jamás construido.
Estas etapas primigenias se complementan con otras encargadas de liberar a la nave Orion de la fuerza gravitacional de la Tierra. En el cohete versión Block 1, tan solo está disponible un RL-10, mientras que en posteriores modelos se añadirá una etapa extra con 4 motores más.
En la parte superior del cohete SLS irá acoplada la cápsula Orion como nave donde los astronautas pasarán la mayor parte del tiempo en su viaje a la Luna. Es fruto de la estrecha colaboración entre Lockheed Martin y la Agencia Espacial Europea y, según los últimos reportes, su desarrollo está terminado.
Acercarse a la Luna
El objetivo último del primer lanzamiento dentro del programa Artemis es acercarse a la Luna en un vuelo no tripulado. El Artemis 1, como así se ha denominado, abre camino con el fin de probar todos los sistemas de propulsión y también a la nave Orion como futura residencia de los astronautas.
El último reporte de la NASA indica que esta primera misión se llevará a cabo en la ventana de lanzamiento entre el 7 y el 21 de mayo. Una previsión demasiado optimista que, seguramente, se verá retrasada hasta junio o julio de este mismo año.
El plan de vuelo consiste en despegar desde la plataforma de lanzamiento 39B en el Centro Espacial Kennedy de Florida. Seguidamente, se realizará una órbita completa a la Tierra para más tarde abandonar tangencialmente su influencia gravitatoria rumbo a la Luna.
El trayecto hacia el satélite será la prueba definitiva de la cápsula Orion, que deberá proveer de agua y aire a los astronautas en próximas misiones tripuladas. Se espera que la nave europea sobrevuele la superficie lunar a unos 100 kilómetros de altura y utilicen su fuerza gravitacional para impulsar a Orion a una nueva órbita retrógrada profunda a unos 70.000 kilómetros de la Luna.
La nave espacial permanecerá en esa órbita lunar durante 6 días para recopilar datos y permitir a los controladores de la misión evaluar su rendimiento. Una vez finalizadas todas las comprobaciones, Orion regresará a la Tierra no sin antes realizar una segunda pasada a 100 kilómetros de altitud que, junto con el motor, empleará como impulso para tomar el camino de vuelta.
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