La puerta inteligente hecha en Vigo que recoge tus paquetes cuando no estás en casa
Yolodoor es una start-up gallega ha creado una puerta inteligente personalizada que se instala en cinco minutos y permite recibir paquetes cuando no hay nadie en casa.
9 diciembre, 2021 06:01Noticias relacionadas
Desde hace un tiempo los hogares cada vez cuentan con más dispositivos inteligentes, como altavoces, cerraduras, cámaras y alarmas, y hasta detectores de monóxido de carbono. Pero hasta ahora no se había visto nada como Yolodoor, una puerta creada por una empresa de Vigo (España) que recoge los paquetes cuando no se está en casa y que se puede controlar con el teléfono móvil.
Yolodoor es una puerta inteligente blindada que está diseñada en aluminio y que destaca por contar con una trampilla en su zona central por la que el mensajero introduce los paquetes. Con una instalación que dura apenas cinco minutos y sin obras, este dispositivo terminará con los tediosos viajes a las oficinas de Correos para recoger aquellos paquetes que no se han podido entregar debido a que no había nadie en casa.
"Llevamos muchos años dedicándonos a la tecnología y a la venta online, enviando más de 400 paquetes diarios. Descubrimos que casi el 20% de los paquetes no llegaban a su destino y la única barrera que hay entre el repartidor y una casa es la puerta. Un día, estando en mi casa, miré mi puerta que tiene una trampilla para perros y pensé en subirla a la altura del pecho, mecanizarla y robotizarla. Así comenzó todo", indica Daniel Graña, fundador de Yolodoor, a EL ESPAÑOL - Omicrono.
¿Cómo funciona?
El funcionamiento de Yolodoor es bastante sencillo: se abre la trampilla para que se deposite el paquete o la compra. La puerta inteligente está conectada a la red WiFi de casa y tiene dos pistones, uno para la bandeja y otro para la compuerta. El usuario tiene el control total a través de una aplicación gratuita para móviles, que permite desde abrir la compuerta hasta subir la plataforma, abrir el portal o el garaje, gestionar una nueva entrega o recoger el paquete.
"Hay dos aplicaciones. Está la del usuario que es muy intuitiva y permite accionar las funciones de la puerta desde cualquier parte: como bajar la compuerta, programar entregas o devoluciones, o abrir la propia cerradura sin llave. Y luego está la app para el repartidor. Con ella escanea el código de barras del paquete -en el que junto a la dirección se indica que se tiene una Yolodoor- y automáticamente puede abrir la trampilla para depositar la caja", señala el directivo.
También existe la posibilidad de abrir la compuerta de la puerta cuando el mensajero llame y esté delante de ella. Para ello basta con abrir la aplicación y accionar el botón específico para esa tarea. En ese momento el repartidor, del que se conocen sus datos, tendrá entre 30 y 60 segundos para depositar el paquete sobre la plataforma: "pasado ese tiempo la compuerta se cierra sola, aunque el usuario lo puede programar a su gusto".
La puerta está compuesta por una estructura exterior de aluminio que guarda en su interior el Smart Ingot, el cerebro y escudo de Yolodoor. Se trata de un bloque de hierro que da vida a la puerta, permitiendo la activación de la compuerta mecánica -que tiene un tamaño de 290 milímetros de ancho y 470 mm de largo- y una bandeja automática para recibir los paquetes, con una capacidad de carga de más de 30 kilogramos.
Para el directivo Smart Ingot es la función más importante: "Es un lingote de acero inoxidable que se ha diseñado para adaptarlo al interior de cualquier puerta que la hace blindada y consistente, y que protege la tecnología. Este dispositivo activa todas las funciones, incluida su cerradura inteligente con seguridad de tres puntos antibumping y dos bulones hook. Cuando se estropea es como cambiar un cartucho de una impresora, ya que se reemplaza por otro fácilmente".
Con sensores y alarma
El objetivo de la puerta "siempre es cerrar la trampilla, pase lo que pase". En el caso de que alguien intentara colarse por ella, cuenta con "un sensor que es un pequeño emisor y receptor que si detecta cualquier corte dispara automáticamente la alarma interna", explica Daniel Graña. También incluye un medidor de intensidad por si se queda un paquete atravesado o si se pilla una mano.
"En este caso, al ver que hay un obstáculo, la trampilla retrocede e intenta volver a cerrarse el número de veces que haga falta hasta completar el proceso y liberar la mano o el paquete". La bandeja también ofrece cierta seguridad, ya que posee un sensor volumétrico que "en caso de detectar a una mascota o a un niño pasar por debajo, hace que la trampilla no baje y no les atrape".
En la zona inferior de la plataforma de la puerta también hay un sensor táctil que se puede tocar para que bloquearla y vuelva a su sitio de inicio. En cuanto a la alarma interna, "los usuarios pueden ponerla y quitarla desde la aplicación para móviles, que avisa mediante notificaciones sobre todo lo que está pasando en la puerta, como si un paquete se ha quedado atascado".
La puerta también cuenta con una batería interna y un cargador "como el de un patinete, un poco más pequeño" que se conecta en uno de sus bordes, justo en el marco. "La batería siempre está cargando, pero si se va la luz ofrece una autonomía de 8 horas, sólo que al no tener WiFi no se podrá controlar con la aplicación", apunta Daniel Graña.
En fase de pruebas
La puerta inteligente Yolodoor también se puede compartir con compañeros de piso, aunque uno sea verdaderamente el dueño. "Mediante la aplicación se puede autorizar a otras personas a utilizar la puerta, aunque habrá una parte de la configuración, la relacionada con los permisos, a la que no podrán acceder".
La empresa tiene la sede en Vigo y por el momento se encuentra perfeccionando la puerta de cara a su comercialización, que está prevista inicialmente para el año que viene. "Tenemos una puerta aquí instalada a la que enviamos paquetes para probarla, para ver si hay que mejorar algo", concluye el fundador de Yolodoor.
La idea de la compañía es contar con una puerta por provincia en España y comenzar a hacer pruebas a nivel nacional. Una puerta que, además de terminar con el problema de los paquetes que no se pueden entregar, tiene un precio de 3.945 euros.
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