Por primera vez desde su construcción en 1992, el pasado martes 21 de septiembre de 2021 el Faro de Moncloa, situado en pleno corazón de la Ciudad Universitaria de Madrid, se iluminó con un haz de luz verde para reconocer el papel de la industria de los eventos. Se trata de uno de los sectores más perjudicados por la pandemia de la Covid-19 y que genera 83.000 puestos de trabajo en España, según un estudio de Events Industry Council y Oxford Economics.
El gran mirador del Faro de Moncloa, que tiene una altura de 110 metros y ofrece impresionantes vistas a la capital de España, fue el escenario escogido por la AEVEA (Agencias de Eventos Españolas Asociadas) para dar la bienvenida al retorno de la actividad en la industria de los eventos. Para ello, y en colaboración con el artista SpY Urban Art, se apostó por crear un haz de luz verde que surcó el cielo de Madrid con orientación sur, en paralelo al suelo desde el mirador del Faro.
En la noche del 21 de septiembre, desde las 20:30 a las 23:59 hora peninsular española, los madrileños pudieron ver cómo un potente haz de luz verde apareció en el cielo de la capital. Una obra que se bautizó como 'Faro Esperanza' y con la que se quiso "marcar un camino claro por el que tiene que discurrir el futuro de la industria y escogimos el Faro de Moncloa porque es un sitio muy representativo, al ser emblema de Madrid y un lugar de celebración de eventos", indica a EL ESPAÑOL - Omicrono Beatriz González-Quevedo, gerente de AEVEA.
Ocho rayos láser
Con la idea de dejar constancia de que los eventos celebrados de manera presencial ya se pueden realizar de manera segura, siguiendo siempre los protocolos de seguridad sanitaria, AEVEA y el artista SpY apostaron por convertir el Faro de Moncloa en un 'faro de verdad'. Para ello, "se utilizaron ochos rayos láser 25w RGB FB4, que tienen una potencia considerable, y se colocaron en paralelo para crear ese gran haz de luz. Unos dispositivos que, a pesar de todo, nos costó encontrar en el mercado", señala la gerente.
Sin embargo, este tipo de rayos láser son bastante conocidos en el mundo de los eventos, ya que se utilizan habitualmente en los conciertos y espectáculos. "En este caso nos apoyamos en la empresa valenciana Pirolaser FX, que tiene este tipo de láser aéreo que utilizan para shows y que se encargó del montaje. Se apostó por hacerlos fijos, ya que no queríamos hacer filigranas, simplemente marcar el camino de vuelta a la normalidad", explica Beatriz González-Quevedo.
Con la suma de esos ochos rayos láser se consiguió un haz potente de color verde que sorprendió a los madrileños en la pasada noche del martes. Para controlar los rayos, el equipo contó con un ordenador con un software integrado que permitía a la empresa responsable del montaje elegir diferentes parámetros del láser, como que incidiera de una manera u otra. Además, AEVEA también realizó un estudio topográfico para que el haz de luz pudiera ir en paralelo al suelo y tuvieron que avisar a Espacio aéreo de Madrid de la acción para que no hubiera ningún tipo de peligro.
Atravesar la ciudad
Otro de los principales objetivos a la hora de colocar estos rayos láser era el de intentar que no afectaran directamente a ningún edificio, sino que atravesaran la ciudad. "El haz de luz muere por sí mismo en el horizonte sin impactar sobre nada. Son unos dispositivos que se usan en conciertos y espectáculos, por lo que están pensados para no suponer un peligro", afirma Beatriz González-Quevedo
El haz de luz verde viajó desde el icónico mirador hasta el sur de la capital recorriendo casi 10 kilómetros. Sin embargo, el equipo se encontró con un contratiempo: "en el Faro de Moncloa hay ventanas que no se pueden abrir y que provocaron que el rayo perdiera un poco de longitud. Inicialmente queríamos llegar hasta más o menos Getafe, aunque es cierto que aun así se vio en distintos puntos de Madrid".
La distancia que este haz de luz pudiera alcanzar también dependía de otros factores, como de la calidad del aire. "En las pruebas previas vimos que cuantas más partículas en suspensión, más se propagaba la luz. El martes el cielo estaba limpio, casi sin nubes, pero hizo mucho viento, por lo que quizá se transmitió menos de lo esperado", explica la gerente. Esta obra de arte lumínica tan sólo se pudo ver durante la noche del martes, ya que "encenderlo todos los días sería invasivo para el espacio aéreo y el Faro de Moncloa no tiene esa funcionalidad".
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