El cambio climático es el abismo al que se aproxima el mundo si no se toman medidas rápidas. Sus efectos, que ya se han visto en España, durarán milenios y causarán desastres naturales irreparables, según los científicos de la ONU. Para frenar esta debacle, la reducción de las emisiones de CO2 está en lo más alto de la lista de objetivos.
Además de disminuir la creación de gases de efecto invernadero con energías más limpias, hay una rama de investigación centrada en buscar opciones para limpiar la atmósfera de la contaminación que ya se ha generado y que se sigue emitiendo. Son las máquinas que capturan CO2, como en esta central en la capital de Islandia.
A pocos kilómetros de Reikiavik se ha instalado una gigantesca central compuesta de varios ventiladores de grandes dimensiones. Su objetivo es absorber la mayor cantidad posible de CO2 del aire y convertirlo en minerales, limpiando así el aire.
El proyecto Orca
La planta, bautizada como Orca, cuenta con cuatro módulos en los que hay dos enormes contenedores. Dentro de cada contenedor hay seis celdas con un par de ventiladores y los filtros donde va a parar el CO2 recogido de la atmósfera.
El sistema está diseñado para que siempre haya cinco celdas limpiando el aire, porque cuando el filtro se llena, los ventiladores se detienen y empieza el proceso de mineralización. El filtro se calienta para mezclar el CO2 con agua, limpiando el filtro para usarlo nuevamente y depositando el dióxido de carbono bajo tierra para que se mineralice y convierta en piedra
En este vídeo, la compañía Climeworks explica el funcionamiento de su central. Aseguran que cada año podrá capturar 4.000 toneladas métricas de CO2 de la atmósfera, lo que en Quartz comparan con 870 coches emitiendo CO2 mientras circulan en ese periodo de tiempo.
Supone una buena cantidad, pues representa el 40% de lo que se consigue limpiar al año con esta tecnología. Aunque solo hay 15 plantas similares trabajando con este objetivo en todo el mundo y un informe reciente considera que se necesitarán unas 2.000 para que realmente produzca un impacto contra el cambio climático.
La compañía presume de tener una huella de carbono negativa del 90%. Lo consiguen utilizando la energía geotérmica de la zona. De lo contrario, la planta produciría más contaminación de la que puede eliminar.
Mejor como plan B
La propuesta de orca es interesante y necesitará tiempo para demostrar que puede contribuir en cierta medida a limpiar el aire. Sin embargo, no es una idea totalmente nueva ni eficaz. Los científicos ya han propuesto los beneficios e inconvenientes de capturar el dióxido de carbono de la atmósfera.
Para empezar se necesita mucha energía para conseguirlo y debería ser de fuentes sostenibles para que su uso tuviera sentido. También se la ha calificado como parche mientras no se contemplen soluciones firmes para dejar de emitir estos gases contaminantes con otras industrias.
Hace un par de años un equipo de científicos propuso crear un sistema de aire acondicionado que sirviera al mismo tiempo para capturar el CO2 y limpiar el aire. Ahora algunos aparatos cuentan con filtros para limpiar de contaminación y alérgenos las casas, pero nada comparado con lo que se necesitaría para descontaminar las zonas más urbanas.
Ante las deficiencias de esta tecnología, Elon Musk, fundador de SpaceX y Tesla, ha prometido 100 millones de dólares para el proyecto que consiga mejorar este sistema de captura y conversión del carbono en la atmósfera.
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