Una cámara analógica, que bien podría formar parte de una exposición, ha vuelto a la vida gracias una Raspberry Pi Zero W. Siguiendo las explicaciones del artífice de este proyecto, cualquiera en España puede dar una segunda oportunidad a sus viejas cámaras para que graben vídeo y suban fotos de forma inalámbrica a internet.
El responsable de esta hazaña se llama Befinitiv y en su canal de YouTube muestra más proyectos similares convirtiendo objetos como móviles antiguos o máquinas de escribir. Su último trabajo se centra en la digitalización de una cámara Cosina Hi-Lite lanzada en los años 60.
Befinitiv ha conseguido que esta analógica, que en su momento fue de las primeras en contar con una película de 35 mm, pueda hacer fotos y videos de forma digital y subirlos a Internet. Para ello ha colocado en su interior una placa Raspberry Pi Zero W y otra serie de componentes.
Cámara digital vintage
Para empezar, ha sustituido el rollo de película antigua que portaba la cámara por una caja digital con el módulo de cámara de Raspberry, un modelo de 2016. Le acompaña la placa Zero W, un diseño inspirado en la Raspberry original al que se le incluyó conectividad inalámbrica.
El cartucho ha tenido que personalizarse para que pudiera ajustarse a los nuevos componentes. Junto a la cámara y la placa, Befinitiv ha instalado una batería LiPo y un convertidor de CC a CC, que se utiliza para aumentar la fuente de alimentación de la Raspberry Pi.
El autor explica que el módulo de 5 megapíxeles es el que realmente toma las nuevas fotografías y graba los vídeos. La cámara original se ha quedado como una simple carcasa retro.
Sensor de 12,3 megapíxeles
En realidad, Befinitiv pretendía en un principio usar la cámara de alta calidad de la Raspberry Pi, pero se encontró con un problema, el tamaño del sensor de 12,3 megapíxeles no entraba en el montaje, por lo que se ha tenido que conformar con un módulo más sencillo. Este contratiempo supone que la imagen se presenta con un efecto de zoom por defecto.
Una vez terminada, la cámara se controla desde el ordenador. Al fin y al cabo, este proyecto supone haber instalado un mini PC dentro de la cámara, para que sea él el que tome las fotos, pero hace falta un software que dé las órdenes y pueda comprobar el resultado. A la cámara no se le ha instalado una pantalla como las que acompañan a las cámaras digitales.
Las imágenes resultantes no son las que conseguía la cámara original, ni se pueden comparar con las fotografías que podemos tomar hoy en día con nuestro teléfono, pero es una muestra más de las oportunidades de creación e invención que ofrecen las placas de Raspberry.
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