En estos momentos, un cohete está dando órbitas a la Tierra a altas velocidades, completando una vuelta en apenas 90 minutos; pero es una órbita descontrolada, no planeada y sin final feliz.
La misión del Long March 5B empezó con éxito el pasado 29 de abril: fue el responsable de poner en órbita el primer módulo de la futura estación espacial china, con la que el país asiático quiere servir como alternativa a la Estación Espacial Internacional.
Cuando alcanzó la altura correcta, el módulo se separó de la etapa principal del cohete y entró en su órbita adecuada; pero fue entonces cuando empezaron los problemas. El cohete se pasó de largo, alcanzando la velocidad y la altura necesaria para también entrar en órbita, pese a que el plan inicial era que cayese a la Tierra de manera controlada, como todos los cohetes (excepto el Falcon 9 de SpaceX).
Cohete chino sin control
Ahora, vacío de combustible pero aún pesando 21 toneladas, el cohete va dando tumbos, cayendo poco a poco, ya que no tiene manera de aumentar la altura ni de variar su dirección. Como resultado, en algún momento de esta semana, o posiblemente a principios de la que viene, se producirá su reentrada en la atmósfera terrestre.
No podemos decir con seguridad cuándo, ni cómo. La velocidad a la que va implica que una diferencia de meros minutos se traduce en una distancia de miles de kilómetros. Pero en el Pentágono ya se hacen una idea.
El nuevo Comando Espacial, la rama creada por Donald Trump para la conquista del espacio, ya está rasteando este objeto, como todos los que están en órbita y potencialmente podrían caer a la Tierra. Según apuntan fuentes a Reuters, los militares estadounidenses esperan una reentrada para el próximo 8 de mayo.
No se sabe dónde
La progresión del cohete está siendo seguida al minuto, pero debido a la velocidad es imposible saber con seguridad dónde caera; los militares no esperan tener una mejor idea hasta unas pocas horas antes de la reentrada.
Es importante recalcar que se pueden haber malinterpretado algunas opiniones de los expertos, que inicialmente dijeron que el cohete podría caer en cualquier latitud entre el norte de Madrid y el sur de Nueva Zelanda; eso no significa que el cohete vaya a caer en Madrid, más bien al contrario. España está muy cerca del borde teórico de la zona en la que podría caer el cohete, que ocupa prácticamente todo el planeta.
Los únicos lugares de la Tierra que estarían 'a salvo' serían los polos y las regiones más al norte, además del sur de Chile. Pero eso también significa que, lo más probable, es que el cohete caiga en el agua, ya que supone el 70% de la superficie terrestre. Además, buena parte de su masa debería ser destruida durante la reentrada.
Aún así, la posibilidad de que el cohete caiga en un gran núcleo de población no se puede descartar. Sin embargo, la maquinaria de propaganda china ya está en marcha; aunque confiesa que el cohete está "fuera de control", los medios apuntan que "no merece la pena preocuparse" por ello.