El uso de Inteligencia Artificial y robots ya está muy extendido en muchos sectores españoles, aun cuando las ventajas que proveen pueden venir de la mano de muchas desventajas.
El mayor miedo que imponen estas nuevas tecnologías es que, de alguna manera, se pierda el control sobre ellas; y es algo más preocupante que simplemente hacer realidad una película de ciencia ficción como los robots.
Ya estamos viendo robots siendo usados para fines militares, por ejemplo; y países como el Reino Unido ya prevén usar robots como soldados, capaces de matar a personas y por lo tanto, romper las leyes de la robótica.
Robots contra la humanidad
Es muy probable que el Papa Francisco haya pensado en esas y otras noticias cuando decidió las intenciones de oración para el año 2020. Se trata de una serie de problemas y cuestiones que el máximo dirigente de la Iglesia Católica presenta a los fieles como sugerencias para sus oraciones personales.
Por ejemplo, el pasado mes de octubre, el papa pidió rezar para que el laicado, especialmente las mujeres, participen más en áreas que suelen ser responsabilidad de la iglesia.
Para el mes de noviembre, la propuesta es rezar por la Inteligencia Artificial, un tema muy candente que ha dado mucho que hablar en los últimos años por las consecuencias que puede tener para la humanidad.
Rezamos para que el progreso de la robótica y la inteligencia artificial siempre sirva a la humanidad.
¿Temores fundados?
El mensaje no es muy diferente del que hemos escuchado ya de otras personalidades, tanto las que están a favor como las que están en contra de este tipo de desarrollos tecnológicos.
En ambos casos el miedo es el mismo: que la búsqueda por nuevos avances impida ver las consecuencias que pueden tener. Por ejemplo, Elon Musk, uno de los nombres más famosos del sector tecnológico, es conocido por advertencia de que la IA llevará a la humanidad al borde de la extinción; sin embargo, también invierte en sistemas que usan esta tecnología, como implantes cerebrales que nos permiten "hablar" con ordenadores, con el objetivo de evitar ese final.
Al mismo tiempo, podríamos argumentar que es precisamente este tipo de desarrollos los que pueden terminar con una IA decidiendo que la humanidad no merece la salvación. Es un riesgo que parece más propio de una novela barata, pero que puede hacerse realidad si no tenemos el suficiente cuidado. En la Unión Europea, por ejemplo, el plan es que la IA no pueda funcionar sin supervisión humana.