El sector de la movilidad en España se encuentra ante uno de los momentos más importantes de toda su historia. No solo se habla de la muerte de los vehículos de combustible en beneficio de los eléctricos, sino también de una auténtica revolución con el coche autónomo como protagonista.
Aunque la tecnología actual aún está lejos de llegar al nivel 5 de autonomía (que es el máximo posible), gracias a marcas como Tesla se comienzan a vislumbrar pequeñas pistas sobre cómo será el futuro de la conducción.
Para Yasmine Page, COO y cofundadora de Goggo Network, el paso a los coches autónomos será un cambio tan radical como el que supuso dejar los caballos para utilizar los coches. En este sentido, la compañía trabaja en el desarrollo de la ingeniería de redes y marco legal que es necesario para que la conducción autónoma pase de un ideal a una realidad.
¿Qué vehículos veremos?
La cofundadora de Goggo Network establece una clara diferencia entre los coches autónomos de transporte de personas y los que llevan mercancías. "Primero llegarán los vehículos autónomos para mercancías, ya que su regulación será mucho más fácil, como en el caso de las compras por Internet o servicios de comida a domicilio".
Después de que éstos se popularicen cree que llegarán las líneas de buses autónomos, robotaxis y otros servicios en los que haya personas a bordo. En relación con los taxis y VTC, cree que muchos conductores agradecerán el cambio a la conducción autónoma, puesto que "su taxi trabajará para ellos".
"Los vehículos autónomos relacionados con mercancías, agricultura o logística podrían llegar a estar en funcionamiento a gran escala en uno o dos años, en Estados Unidos y Asia ya están probándolos. Una vez se masifiquen en un país, lo mismo pasará en el resto del mundo, como pasó con los smartphones", declara Page.
Lagunas legales
Page nos explica que a nivel legal hay todavía hay bastantes lagunas. "Si mañana queremos lanzar una flota de coches autónomos a gran escala, no es posible. Por ahora solo se puede hacer en zonas muy delimitadas y con un enfoque experimental". Pese a ello, hace unos días los ministros de transporte de España y Francia firmaban un acuerdo para realizar pruebas de conducción autónoma de manera conjunta.
Al preguntarle a Page sobre los principales retos a la hora de regular el coche autónomo, ésta asegura que el principal escollo reside "en su propia naturaleza, ya que no pertenecen a un ámbito único. No hablamos solo de transporte, sino también de tecnología e infraestructuras, por lo que su regulación requiere de la ayuda de varios ministerios".
Para Page, otro de los problemas radica en que los gobiernos europeos están más centrados en desafíos más cercanos, como la transición hacia los eléctricos. "Algunos políticos creen que el tema de los coches autónomos es importante, como el ministro de transportes de Francia o las autoridades locales de Madrid, pero hay regiones que aún lo ven muy lejos y no le prestan la atención que nos gustaría", dispone.
En este contexto sin regulación surge una gran duda, ¿quién tiene la culpa si un coche autónomo atropella a alguien? Aunque aún es difícil saber cómo se contemplaría a nivel legal, Page cree que los seguros serán quienes definan esas reglas entre ellos, lo que nos deja claro es que "a los coches autónomos se les pide un nivel de seguridad muchísimo más alto que a una persona, por lo que habrá menos accidentes".
¿Adiós al carnet?
Teniendo en cuenta que en San Francisco el 50 % de los jóvenes ya no tienen carnet de conducir, es bastante probable que el concepto que tenemos de conducción cambie mucho en los próximos años. "No digo que la gente no vaya a querer conducir nunca más ni que vayan a desaparecer los coches normales, pero quizás se vea como algo vintage", comenta Page.
De hecho, la confundadora de Goggo Network tiene bastante claro que "muy poca gente se podrá permitir un coche autónomo, por lo que veremos sistemas de pago mensuales que nos permitan movernos de manera más eficiente, así como contaminar menos al haber más personas por cada coche en un entorno de movilidad compartida. Al fin y al cabo, el objetivo es disminuir el tráfico y que las ciudades sean más verdes".
Pese a que aún quedan unos años para que los vehículos autónomos sean una realidad en nuestras calles, no cabe duda de que significarán una verdadera revolución. Eso sí, Page nos ha demostrado con creces que todavía hay un duro camino por delante en el que la regulación tendrá un papel de gran importancia.