Es muy fácil olvidarlo, pero muchas de las costumbres diarias que tenemos apenas tienen unas décadas de vida, algunas incluso menos. Cuando deslizas a un lado para descartar a un posible ligue en Tinder, o haces doble click para abrir un archivo, o pulsas Ctrl + C para copiar un archivo; todas esas funciones están ahí porque a alguien se le ocurrió.
Hoy en día, gigantescos equipos de diseñadores, ingenieros y especialistas trabajan en la próxima revolución, ya sean pantallas flexibles, hologramas, o realidad aumentada. Pero hace unas décadas, fueron unas pocas personas, unos visionarios, los que construyeron los pilares que hoy usamos.
Lawrence "Larry" Tesler era uno de estos visionarios. Graduado en ciencias de la computación en la Universidad de Stanford, su ingenio sólo se vio igualado por su ambición por cambiar el sector de la informática.
Muere el creador del copia y pega
Era la década de los 60, y hablar de ordenadores suponía hablar de gigantescos aparatos, invenciones al alcance de unos pocos y monopolios de facto. Tesler odiaba especialmente esto último, llegando a dar clases en cómo acabar con el control que IBM tenía sobre el sector.
Aunque pueda parecer que eso no le hizo ganar muchos amigos, la verdad es que no lo necesitaba. Ya había dejado claro que su ambición era que las nuevas tecnologías fuesen accesibles para todo el mundo; y su trabajo se centró en ello, participando en el desarrollo de uno de los primeros lenguajes de programación diseñados para principiantes.
Tesler quería que programar y trabajar en ordenadores fuese algo más natural, así que su llegada a Xerox PARC era inevitable; esa fue la empresa que dio vida a proyectos como el ratón, y que desarrolló el primer entorno gráfico para ordenadores personales.
Aquí es donde Tesler desarrolló la creación por la que es más famoso: el copia y pega. Inicialmente, esta función nació como una herramienta en un procesador de textos llamado Gypsy, un tipo de programa que sería enormemente popular en los años siguientes.
Junto con el programador Tim Mott, Tesler ideó los términos que hoy en día son reconocibles por cualquiera: "copiar", "cortar", y "pegar". Funciones que podrían haber tenido cualquier nombre, pero es fácil ver porqué esos fueron elegidos: porque son conceptos que todo el mundo conoce, incluso los que no tienen ni idea de informática.
La genialidad de copiar y pegar es que es algo que todo el mundo ha hecho alguna vez; es un concepto fácil de comprender: coges una cosa y la pones en otro sitio. Al aplicar un concepto "del mundo real" al "mundo virtual", el funcionamiento de Gypsy se volvía más natural y fácil de comprender.
Esa fue una particular obsesión de Tesler: que las acciones del usuario fuesen consistentes con lo que esperaba y con lo que ya había usado. Es por eso, por ejemplo, que las funciones de copia y pega se realizan a nivel de sistema operativo; cada programa no tiene su propio atajo para copiar texto, por ejemplo.
Da igual que estés en una página web o un editor de textos, es la misma combinación y funciona siempre igual. Esto parece obvio ahora, pero es una de esas cosas que no estaban tan claras hace 50 años, cuando cada software y cada desarrollador tenía su propia idea de lo que era mejor. Para llegar a donde estamos, ha hecho falta el trabajo y la dedicación de gente como Tesler.
Trabajó para Apple y Amazon
Xerox fue solo el principio; la siguiente compañía para la que trabajó Tesler es más famosa: Apple. Entró en 1980 y estuvo allí durante 17 años en diferentes puestos, incluyendo algunos de los desarrollos y proyectos más raros y curiosos de Apple, como AppleNet. Y por supuesto, también trabajó en los ordenadores Mac.
Tesler también pasó por otra compañía tecnológica que ahora todo el mundo conoce: Amazon. Allí llegó ser uno de los máximos responsables de diseñar la experiencia de compra.
Incluso fuera de estas empresas, Tesler no dejó de luchar por facilitar la accesibilidad de la informática; con su proyecto Stagecast, desarrolló aplicaciones para que los más pequeños aprendiesen a programar.
Larry Tesler falleció el pasado lunes, a los 74 años de edad. Deja atrás un increíble legado, que nos sigue ayudando a diario y que influenciará al sector durante generaciones.