Cuando Elon Musk anunció de manera entusiasta que la zona de Berlín fue la seleccionada para alojar la primera "giga-fábrica" en Europa, tal vez no se esperaba todos los impedimentos que iba a tener.
Curiosamente, en este caso el problema no ha estado tanto en los requisitos necesarios para cumplir las leyes alemanas y europeas; el proceso para obtener los permisos fue relativamente rápido y los trabajos preliminares pudieron empezar en pocas semanas.
El objetivo de Tesla es que la fábrica esté operativa dentro de un año; de esa manera igualaría el récord que consiguió con la que abrió a finales de 2019 en Shanghái. Es algo inaudito en la industria, pero necesario si Tesla quiere cubrir la demanda de coches eléctricos, y especialmente, de nuevos modelos como el Model Y.
La fábrica europea de Tesla, sobre bombas
Sin embargo, desde el inicio de la construcción de la fábrica Tesla se ha encontrado con varios problemas; inicialmente, fueron protestas organizadas por grupos ecologistas locales, que Tesla consiguió calmar, al menos en parte, tras prometer que replantará en otra localización los árboles del bosque de Grünheide que tenga que retirar para hacer sitio a los edificios. Sin embargo, el acelerado proceso de aprobación ha recibido críticas.
En cambio, el nuevo obstáculo será mucho más difícil de solventar. Según Associated Press, se han descubierto unos 85 kilogramos de explosivos en el bosque, justo en la zona donde estaba prevista la construcción.
Se trataría de bombas de la Segunda Guerra Mundial, que fueron usadas por bombarderos aliados en el tramo final del conflicto. Irónicamente, las bombas son de fabricación estadounidense, y no detonaron cuando impactaron el terreno.
Este tipo de descubrimientos son, por desgracia, muy habituales en Europa. Por fallos de fabricación, estas bombas permanecen sin detonar durante décadas, enterradas bajo el lodo y la tierra; normalmente se encuentran en zonas poco transitadas, pero en ocasiones es posible descubrir una cuando se remueven cimientos o se inicia una construcción.
Pese a ser tan viejas, estas bombas son tan peligrosas como cuando fueron lanzadas, y en cuanto se descubre una se inicia un protocolo de seguridad que implica buscar la zona en busca de más unidades. Es por eso que oficiales del gobierno de Brandemburgo calculan que se podrían recuperar unas 25 bombas de la época durante este proceso.
Se calcula que el lugar escogido por Tesla para su fábrica tiene unos 220 cráteres de explosiones producidas durante la Segunda Guerra Mundial; pese a eso, el ministro de medio ambiente alemán, Axel Vogel, afirma que no esperaban encontrar munición sin explotar.
Tesla, a contrarreloj
Ahora la prioridad es limpiar la zona a conciencia, unas 90 hectáreas que serán usadas para la primera fase de la giga-fábrica. Tesla ya iba a contrarreloj, con el 27 de febrero como fecha límite para los trabajos preliminares.
En marzo es cuando empieza el periodo de apareamiento para las aves de la zona; para provocar el menor impacto posible en el medio ambiente, durante este periodo la tala de árboles está prohibida por el gobierno.
Por lo tanto, si Tesla no consigue limpiar el sitio de bombas, talar todos los árboles necesarios y mover a los animales de la zona para el 27 de febrero, no tendrá más remedio que pararlo todo y esperar. Eso haría imposible cumplir el plazo de un año para la apertura de la fábrica, algo que ya es difícil de por sí.