La dependencia del GPS en la práctica totalidad del planeta y de todo tipo de sistemas hace que la tecnología desplegada por Estados Unidos sea estratégica para muchos factores, con lo que la independencia de ésta es fundamental para algunos usos y regiones específicas. Tomar el control del posicionamiento es clave para países como China o Rusia.
El país de Putin fue precisamente uno de las primeros en plantear una alternativa al GPS a través de su programa GLONASS. Un conjunto de satélites puestos en órbita a finales de los años de 90 y los primeros de década de los 2000 con el objetivo de tener su propio sistema de geoposicionamiento. Uno de los puntos clave es que fue diseñado y desarrollado por el ejército de la antigua Unión Soviética, lo que le diferencia en planteamiento de la alternativa europea: Galileo, creado por la Agencia Espacial Europea que optó por un modelo exclusivamente civil.
El cuarto actor en los sistemas de posicionamiento es Beidou, la alternativa china. Pese a ser la última en mostrar sus avances, se ha colocado a la vanguardia en cuanto a precisión se refiere. En 2016 anunciaron que con un sistema de postprocesado serían capaces de alcanzar una precisión milimétrica en un futuro. Este objetivo está más cerca pues, hace unas semanas se conocía que, según Nikkei, Beidou estaría a punto de pasar de una precisión de unos 5 metros el GPS chino detallará la ubicación con un margen que puede medirse en centímetros.
Este nuevo estándar estará disponible a finales del 2020 y abre la puerta a una nueva era en el mundo del geoposicionamiento. Por poner en contexto, el GPS en la práctica tiene una precisión que se puede medir en metros, mientras que el proyecto europeo Galileo tiene una precisión de entorno a 1 metro.
Seguimiento al 70% de los smartphones
El proceso final que permitirá a Beidou tener un seguimiento de centímetros es el lanzamiento en junio de dos satélites más que conformarán una red satelital de 35 dispositivos, según explicó al diario el portavoz del sistema de navegación chino, Ran Chenqui. De este modo, superará al GPS americano, que emplea unos 30 para dar cobertura en todo el mundo. Aún así, desde el año 2000 China ha invertido 53 satélites en 20 años, aunque una veintena de ellos no están ya en funcionamiento.
Ran indica que en cuanto la red esté operativa, podrá ser aprovechada por más del 70% de los smartphones chinos que están en el mercado. Un seguimiento que abre la puerta a cuestionarse quién conocerá el posicionamiento de éstos y qué oportunidades de manejar los datos tendrán las empresas e instituciones asociadas al proyecto.
Otra de las particularidades de Beidou es la integración de un sistema de comunicación entre satélites, lo que permitirá que el flujo de información se pueda mover con mayor ligereza que a través de otros sistemas. Una hábil manera de controlar, aún más, el envío de información a nivel espacial.
El objetivo de esta red de geoposicionamiento va más allá del conocimiento de dónde están los teléfonos móviles, sino que supone un paso clave para trabajar junto al 5G en el desarrollo del coche autónomo. Dos tecnologías que tienen que funcionar de la mano para manejar con seguridad los millones de trayectos sin conductor que suponen un reto tecnológico.
Precisamente, el primer proyecto que usará los nuevos estándares de precisión de Beidou y el 5G se llevará a cabo en la ciudad china de Wuhan con el despliegue de una flota de autobuses autónomos.
Independencia de EEUU: aspiración global
Aunque Beidou ha sido desarrollado con la aspiración de independizar a China de la tecnología estadounidense, es decir, poder seguir funcionando con normalidad si Donald Trump eleva las restricciones de acceso a la tecnología de EEUU.
Esta aspiración a la independencia total forma parte de su plan 'hecho en China' y abarca multitud de frentes, como la retirada de ordenadores con componentes extranjero de sus oficinas en el 2022. Sin embargo, la tecnología de Beidou no se quedará en las fronteras chinas, sino que ofrece su servicio globalmente.
En concreto, el sistema de geoposicionamiento chino cuenta con 120 socios a nivel internacional que apoyan esta tecnología lo que, según medios del país, la escala económica de servicios vinculados a esta tecnología puede crecer hasta los 57.000 millones de dólares este mismo año.
Y es que Ran confirma que no ponen límite fronterizo al sistema, "ha entrado en una nueva era de servicio global (...) se aplicará a a la ASEAN (Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipina), Asia del Sur, Europa del Este, Asia Occidental y África", lo que permitirá incentivar y desarrollar sistemas "en agricultura de precisión, construcción digital y construcción de puertos inteligentes".