El origen y funcionamiento del universo es tan misterioso que prácticamente cualquier teoría más o menos fundamentada en principios físicos puede sostenerse. Científicos de todo el mundo lanzan al año decenas de teorías (algunas bastante descabelladas, todo hay que decirlo) para intentar arrojar luz a una zona del conocimiento limitadísima y que hace muy pocos años se ha comenzado a investigar.
Los intentos por explicar un origen computacional del cosmos no son nuevos. Ya en 2003, Nick Bostrom, un profesor de filosofía de la prestigiosa Universidad de Oxford deslizó la hipótesis de que el universo es una simulación hecha por ordenador.
En años posteriores hubo algunos estudios que intentaron seguir su camino y de hecho hay equipos de trabajo de científicos que están trabajando en esta hipótesis de la simulación financiándose mediante Kickstarter.
El universo corriendo en un ordenador cuántico
Una de las grandes revoluciones que vienen sobrevolando el mundo de la tecnología computacional en los últimos años son los ordenadores cuánticos. Un par de científicos de la Universidad Federal Báltica Immanuel Kant (IKBFU) de Rusia han encontrado en el mundo cuántico un filón muy interesante.
La línea que han marcado va de tomar al universo como un objeto cuántico. Es decir, que todo el universo (como medio global y unidad cuántica) y todos sus componentes pertenecerían al mismo mundo que las partículas cuánticas tradicionalmente aceptadas hasta ahora (moléculas, átomos, partículas subatómicas...).
Está demostrado que el comportamiento de este tipo de partículas tan pequeñas no corresponde con la física clásica que experimentamos nosotros y los objetos cotidianos que nos rodean. Entonces... ¿Por qué no aplicar la mecánica cuántica a todo?
Seguro que esa pregunta es una de las primeras que se plantearon los científicos Artyam y Valerian Yurov y se pusieron manos a la obra para demostrar matemáticamente en su investigación el comportamiento de nuestro universo como un objeto cuántico.
Según su estudio, la teoría de interacción entre múltiples universos funciona mejor si consideramos al universo en sí como un objeto capaz de interactuar con otros. Cuando un universo cuántico está cerca de otro, pueden interactuar como si de partículas cuánticas (tradicionales) se trataran pero este efecto se anularía cuando están lejos uno de otro aplicándose la física clásica.
A la teoría de los Yurov le falta una vuelta de tuerca para terminar de cerrar algunas fugas muy importantes. La más importante es la que señalan en The Next Web y va relacionada con el origen computacional de la teoría: por qué el universo corre en un gran ordenador cuántico. Algo que, por el momento, no han explicado y es uno de los pilares fundamentales de su teoría.
Otra de las apreciaciones va en la línea de la alteración de la mecánica cuántica al medir. Esto es, según los fundamentos de la física cuántica, no podemos medir una partícula (su velocidad, su posición, momento angular...) sin alterar la evolución de todo el sistema.
El ejemplo clásico que se suele poner es el de un fotón al que no se puede mirar (o medir alguna de sus propiedades) sin destruirlo. Este fundamento fue enunciado por Heisenberg en su famoso principio de incertidumbre o relación de indeterminación. Algo que parecen haber obviado los científicos.