Los robots de la central nuclear de Fukushima están muriendo antes de poder hacer cualquier cosa útil; una muestra de los desafíos que aún da aquel desastre.
La semana que viene se cumplirán seis años del terremoto de Tōhoku, que acabó con casi 16.000 fallecidos y millones de afectados; aunque desde entonces Japón se ha ido recuperando poco a poco, aún está sufriendo las consecuencias de aquella tragedia.
Sin duda alguna la más difícil de superar está siendo el accidente nuclear de Fukushima y la triple fusión del núcleo; principalmente porque ahora que toca limpiar y reconstruir, es prácticamente imposible.
Los robots de la central nuclear de Fukushima están muriendo
Es algo que Tepco, la compañía encargada de limpiar la central de Fukushima, está descubriendo por las malas. El plan original tenía mucho potencial: en vez de enviar a personas a las zonas de mayor radiación, enviarían robots.
Muchos fabricantes japoneses se han apuntado al plan, como Toshiba o Hitachi; y la propia Tepco anunció el desarrollo de un robot capaz de soportar 73 sieverts de radiación. Sin embargo, la situación en los reactores es tan mala que ni siquiera eso es suficiente.
Las últimas mediciones hablan de 530 sieverts de radiación en el reactor número 2; una cifra que no solo es mortal de necesidad, sino que llega a afectar también a los robots. Por ejemplo, cuando la radiación gamma es muy alta, los cables se vuelven frágiles, pierden elasticidad; y eso es fatal para los robots con piezas movibles. Los circuitos eléctricos también se ven afectados.
Ni Tepco ni ningún otro fabricante parecen tener nada que soporte tanta radiación, y eso les está pillando por sorpresa; los pasillos y salas de la central de Fukushima se están llenando de “cadáveres” de robots que no pudieron terminar su misión.
Quedan 4 años para empezar a limpiar Fukushima, y ni siquiera se sabe la situación real
Incluso los diseños más reforzados no tienen nada que hacer; el robot de Toshiba murió cinco veces más rápido de lo que se esperaba, y apenas se acercó a unos metros de la zona que tenía que investigar.
El gran dilema es cuál es la situación de la parte inferior del reactor; se sospecha que unas 535 toneladas de combustible nuclear salieron del reactor hasta la capa de hormigón que lo rodea, pero no es seguro. Es imposible siquiera plantearse la limpieza de la central si no se sabe qué es lo que hay dentro.
La fecha de inicio de la limpieza está inicialmente planteada para el 2021, y pese a todo Tepco asegura que la cumplirá; eso implica más inversiones en nuevos robots, y posiblemente más fallos hasta dar con la solución.
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