Diamantes fabricados en el laboratorio sobre anillos modelados por ordenador, el futuro de las alianzas
Hoy, os hablamos de cómo la ciencia ha llegado hasta los anillos de compromiso gracias a los diamantes artificiales y los modelos por ordenador.
21 octubre, 2016 20:52Noticias relacionadas
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Los avances de la ciencia y la tecnología se están adentrando cada vez en más sectores de nuestras vidas, y desde luego que los anillos de compromiso no podían ser menos.
Los hay para todos los gustos, desde las personas que no necesitan una joya cara para demostrara a su pareja la intención de permanecer con ella el resto de su vida, hasta los que no bajan del oro y los zafiros, pasando por los “frikis” que serían felices con un simple anillo con forma de cadena de ADN, por ejemplo. Sin embargo, los clásicos son los clásicos, y a la cabeza de los que se lo puedan permitir siempre estarán los diamantes, esas pequeñas piedrecitas endiabladamente caras que tan majestuosas brillan en los dedos de la gente.
El problema en este punto es que la obtención de diamantes conlleva muchos problemas, tanto desde el punto de vista ético, como del logístico y económico, por lo que su obtención artificial en el laboratorio hace ya varias décadas ha sido una magnífica aplicación de la ciencia; que, además, se sigue perfeccionando con los años.
Diamantes artificiales para pedir matrimonio con ciencia
En el mes de julio, un feliz novio contaba en un artículo de Popular Science cómo había pedido matrimonio a una de las editoras de la página con la entrega de un anillo fabricado con diamantes artificiales y un proceso muy novedoso de modelización por ordenador.
Sin embargo, su caso no ha sido el primero de este tipo de piedras sintetizadas en el laboratorio, pues se trata de un proceso que se inició en los años 50 con el fin de evitar los problemas éticos de los conocidos como diamantes de sangre, obtenidos en yacimientos situados en zonas en guerra, a la vez que se prescinde también del gasto económico derivado de la necesidad de esperar a que el manto terrestre someta al mineral a las condiciones adecuadas de presión y temperatura para que se formen estas brillantes rocas.
Para ello, en 1954 la empresa General Electrics llevó a cabo un proceso de alta presión y alta temperatura (HPHT por sus siglas en inglés), con el fin de obtener en el laboratorio los diamantes exactamente del mismo modo que se producían en la naturaleza. El resultado no era malo, pero muchos de ellos resultaron defectuosos y polarizados, por lo que se relegaron más a aplicaciones industriales que al campo de la joyería.
Todo mejoró cuando en los años 80 se perfeccionó una nueva técnica, conocida como deposición química de vapor (CVD por sus siglas en inglés), que facilitaba la fabricación de diamantes a partir de la mezcla calentada de hidrógeno y algún gas hidrocarburo, como el metano. De este modo, se comenzó a obtener diamantes muy pequeños, aunque poco a poco se fue mejorando el proceso hasta obtener resultados con el tamaño de una gema similar a las naturales.
Sea como sea, a veces en ciencia todo forma parte de un ciclo en el que lo que un día se desechó puede volver en una versión mejorada, por lo que en la actualidad se está llevando a cabo una mejora del proceso HPHT que podría desbancar de nuevo al CVD, llegando incluso a abaratar el coste aún más.
Modelos por ordenador para obtener el anillo de compromiso perfecto
Para que todo esto mole todavía más, en este campo también está comenzando a entrar en auge el uso de softwares de diseño gráfico, CAD, con los que el joyero puede sentarse frente al comprador a diseñar un anillo único y exclusivo, sin tener que recurrir a los tradicionales prototipos de cera.
El matrimonio luego puede ir mejor o peor; pero, sin duda, comenzarlo con ciencia es hacerlo con muy buen pie. ¿No creéis?