Todo sobre la ciencia detrás de los sueños

Cuando estamos despiertos nos ocurren cosas fantásticas, pero todo lo que pasa durante el sueño también es apasionante.

El poder del cerebro es increíble y gracias a él mientras dormimos podemos vivir un montón de situaciones que no podríamos ni siquiera imaginar despiertos. Esto ha llevado a grandes artistas de la historia a buscar la inspiración en sus sueños y a muchos de los que estáis leyendo esto a vivirlo tanto que acabáis levantándoos y pululando por casa.

Estos dos procesos son conocidos como hipnagogia y sonambulismo y en este artículo van a ser sólo dos de los muchos ejemplos curiosos que os voy a contar sobre la ciencia detrás del sueño. ¿Estáis preparados?

La ciencia detrás del sueño: ¿Cuáles son sus fases?

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Como sabéis, el sueño es un proceso cerebral muy ordenado, compuesto de varias fases que se van alternando a lo largo de toda la noche.

Todas estas etapas se clasifican en dos grandes grupos, conocidos como Fase no REM (NREM), compuesta por cuatro etapas, y Fase REM.

Las cuatro etapas NREM son:

• Etapa 1: También conocida como adormecimiento, es la etapa en la que se produce la transición entre vigilia y sueño. Si se dan sueños en esta fase posiblemente luego no sepamos con seguridad si se trató de un sueño o algo que nos ha pasado de verdad.
• Etapa 2: En esta etapa comienza un sueño ligero caracterizado por una disminución de los ritmos cardíaco y respiratorio. Un sueño muy característico de esta etapa es ese en el que creemos que caemos, ya que se debe a que la disminución repentina de las pulsaciones hace que al cerebro le cueste conectar con el cuerpo, de modo que envía un impulso súbito para comprobar que todo está bien.
• Etapa 3: Es una etapa de transición hacia el sueño profundo.
• Etapa 4: Ésta es la etapa en la que se da un sueño profundo y reparador, durante el cual es muy difícil despertarse y tener sueños es muy poco probable.

En cuanto a la fase REM, es una etapa en la que la actividad cerebral es similar a la de la vigilia, con la diferencia de que se bloquea la acción de las neuronas motrices, de modo que no nos podemos mover. En este momento el cerebro capta una gran cantidad de información de su entorno, por lo que es cuando más sueños se suelen dar. Su nombre se debe a las siglas de la frase “Rapid Eye Movement”, ya que en este periodo se da un movimiento rápido de los párpados muy característico.

Como os decía, las etapas REM y NREM se van alternando a lo largo de la noche, teniendo lugar de 4 a 6 ciclos, aunque estas últimas ocupan el 75% de la duración del sueño.

¿Qué son las ondas cerebrales?

Ondas cerebrales

Esta definición también es importante antes de adentrarnos en el tema de hoy, ya que a lo largo de los siguientes apartados os hablaré de las ondas cerebrales en más de una ocasión.

Se trata de la actividad eléctrica emitida por el cerebro que se detecta a través de un electroencefalógrafo. Pueden ser de cinco tipos, dependiendo de su frecuencia, y todas ellas están bautizadas con nombres de letras griegas:

• Ondas delta (de 0’1 a 4 Herzios): Se suelen asociar al sueño profundo.
• Ondas theta (de 4 a 8 Hz): Estas ondas se asocian al estado de calma profunda. Son las que se detectan por ejemplo en una persona que después de llevar un largo rato conduciendo se da cuenta de que no recuerda los últimos kilómetros que ha hecho. Están relacionadas con procesos creativos y, para que me entendáis, son las ondas que alcanzamos cuando “se nos va el santo al cielo”.
• Ondas alfa (de 8 a 14 Hz): Indican una actividad cerebral escasa y relajada, por lo que son las que se emiten durante el sueño relajado o cuando estamos dando un paseo tranquilo, por ejemplo.
• Ondas beta (de 14 a 30 Hz): Estas ondas, de gran velocidad de transmisión, se asocian una actividad cerebral intensa, por lo que son las que se detectan en una persona que está realizando tareas que impliquen mucha concentración, como estudiar o dar un discurso
• Ondas gamma (de los 30 a los 100 Hz): Son las ondas más recientemente descubiertas, ya que no podían ser detectadas con las técnicas de electroencefalografía analógicas. Sin embargo, con la llegada de las técnicas digitales pudieron ser medidas, asociándose a los procesos de percepción consciente.

¿Por qué soñamos?

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Aunque según el enfoque que le demos esta pregunta podría parece algo sacado de un libro de Paulo Coelho, yo os la voy a contestar desde el punto de vista neurocientífico.

Como os decía, la gran mayoría de los sueños se dan en la fase REM, durante la cual se produce una gran actividad en la corteza cerebral. A su vez, también se activan la corteza visual y el sistema límbico, mientras que las zonas encargadas del razonamiento, localizadas en los lóbulos frontales, se encuentran prácticamente apagadas.

Por ese motivo, se puede entender que los sueños se deben a la actuación conjunta de una serie de áreas cerebrales encargadas de la formación de imágenes y la gestión de la memoria y las emociones, pero no de aquellas que nos permiten ser lógicos.

En cuanto a la causa por la que soñamos lo que soñamos, existen muchas teorías, aunque las más aceptadas defienden que los sueños son trozos de memoria del día anterior, que pasan al subconsciente para “decidir” si deben consolidarse en nuestra memoria o no.

Esto se ha comprobado a través de estudios en los que se interrumpía la fase REM de una serie de voluntarios durante toda una noche, comprobando después que a la mañana siguiente tenían más dificultades para recordar lo que les había sucedido el día anterior que aquellos que habían podido soñar mientras dormían.

Las pesadillas, en cambio, son consideradas por algunos científicos como una especie de “ensayo” con el que el cerebro nos prepara para posibles amenazas.

¿Por qué no todos recordamos nuestros sueños del mismo modo?

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Seguro que todos habéis tenido alguna vez esa sensación de despertar sabiendo que habéis soñado algo, pero sin recordar el contenido del sueño. Eso es un verdadero fastidio, ya que si ha sido un sueño bonito nos haría ilusión poder revivirlo en nuestra memoria y si se ha tratado de una pesadilla podría darnos material suficiente para forrarnos escribiendo una novela de terror sobre ella.

Hay algunas personas que tienen mucha más facilidad para evocar lo que han soñado, mientras que a otras les resulta muy complicado traerlo a la mente. ¿A qué se debe esto?

Por un lado, existen algunos estudios que consideran la temática del sueño uno de los factores más importantes a la hora de que sean recordados. Esto tiene bastante lógica, ya que resulta mucho más fácil recordar algo que ha sido muy vívido que una sucesión de ideas ilógicas entrelazadas caóticamente.

Por otro lado, también parece ser que las ondas cerebrales emitidas por el cerebro en cada caso y el momento en que nos despertamos tienen mucho que ver en este tema. Por ejemplo, las personas que muestran mayor actividad de las ondas theta justo al despertar tienen mayor probabilidad de recordar lo que han soñado.

Además, también se ha encontrado en estos casos una asociación con la disminución sostenida de la actividad de las ondas alfa, ya que conduce a una mayor percepción de los ruidos externos, de modo que sería más fácil despertar inmediatamente después del sueño, haciendo que éste sea recordado con más facilidad.

Los sueños lúcidos, el poder de los que pueden controlar lo que sueñan

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Seguro que todos habéis oído alguna vez hablar de los sueños lúcidos y toda el batallón de mitos que normalmente los acompañan.

Básicamente, este fenómeno consiste en la capacidad que tienen ciertas personas para ser conscientes de que están soñando, pudiendo actuar a su voluntad mientras tanto.

Es bastante frecuente durante la infancia y la adolescencia, cuando las redes neuronales aún no se han terminado de forjar, aunque hay muchas personas que lo siguen experimentando durante la edad adulta, debido a una alteración de la consciencia, asociada a una mayor actividad de las ondas gamma.

Como consecuencia, se activa la corteza prefrontal, relacionada con la capacidad cognitiva, de modo que se podrá razonar durante el sueño y actuar de una manera más o menos libre.

La hipnagogia, la búsqueda de las musas durante el sueño

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Algo similar es lo que ocurre con la hipnagogia. Este término tan raro da nombre a los sueños que se dan cuando el cerebro aún no ha llegado a su mínimo de actividad, de modo que no sabemos realmente si estamos soñando o despiertos.

Es algo bastante frecuente que todos hemos vivido alguna vez, aunque algunos artistas han conseguido entrenarlo para usarlo como fuente de inspiración para la realización de sus obras. Un buen ejemplo es el de Salvador Dalí, aunque su uso también fue reconocido por otros personajes, como el inventor Thomas Edison o la autora de Frankenstein, Mary Shelley.

¿A qué se debe el sonambulismo?

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No podemos hablar de curiosidades sobre los sueños sin hacer referencia al sonambulismo. ¿Quién no se ha llevado alguna vez un buen susto al pasar la noche compartiendo cama con un amigo o la propia pareja y comprobar cómo se levantaba en mitad de la noche comportándose de una forma muy extraña?

O puede que directamente os pase a vosotros mismos y por la mañana soláis encontrar las cosas cambiadas de sitio como fruto de una de vuestras incursiones nocturnas.

Pues bien, se trata de un proceso que tiene lugar durante la tercera tercera etapa NREM, cuando la persona que se encuentra durmiendo tiene un “despertar incompleto” que le lleva a poder realizar automáticamente todo tipo de actividades complejas,  aunque su cerebro no se haya activado del todo.

A pesar de que se desconocen sus causas, sí se ha observado que en un gran número de casos se transmite de padres a hijos, por lo que parece ser que tiene un alto componente genético. 

¿Los sonámbulos sienten dolor?

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Una de las preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez en torno a los sonámbulos es por qué a veces se despiertan a la mañana siguiente con arañazos y moratones y no recuerdan el momento en que se los hicieron.

Si pensamos en la torpeza que nos caracteriza hasta que nos tomamos el primer café de la mañana resulta fácil entender por qué se golpean en ese estado de semiinconsciencia, pero lo raro es por qué no se despiertan en ese momento.

Según un estudio del año pasado, la respuesta parece estar en que si se lesionan mientras duermen no sienten ningún tipo de dolor.  Como afirman los investigadores responsables de este trabajo, la hipótesis más plausible sería la acumulación de ondas lentas, que podrían aumentar el umbral del dolor.

Además, se ha comprobado que las personas con tendencia a las migrañas o con trastornos asociados al padecimiento de fuertes dolores como la fibromialgia suelen ser más propensos al sonambulismo, por lo que parece ser que todo forma parte de un círculo vicioso protagonizado por el dolor. 

Origen: cuando las películas de ciencia ficción se hacen realidad

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Bien llevado, el tema de los sueños es la gallina de los huevos de oro de los argumentos del cine. Estaréis de acuerdo conmigo en que se trata de un asunto que a todos nos interesa, por el gran número de preguntas al respecto que aún no han podido ser respondidas y por lo relacionado que está con todos nosotros; ya que, unos más y otros menos, todos soñamos e intentamos buscarle significado a nuestros sueños.

Y si hay una reina de las películas sobre sueños esa es Origen, la cinta de Cristopher Nolan en la que un grupo de expertos, encabezado por el personaje de Leonardo di Caprio, se dedica a introducirse en los sueños de las personas que les indican sus clientes para robarles todo tipo de información.

Sin embargo, el argumento principal de la película gira en torno a un complicado encargo, consistente en implantar una idea en la mente de alguien, en vez de robarla.

Lógicamente, todo esto forma parte de una trama de ciencia ficción, pero la verdad es que los científicos ya han hecho sus pinitos intentando acercarlo a la vida real.

Para poder conseguirlo, sería necesario poder controlar libremente los sueños lúcidos de los que os hemos hablado anteriormente y, por otro lado, implantar en la mente recuerdos falsos. 

Lo segundo se consiguió en primer lugar, en un estudio publicado en Science en el año 2013. En él, los investigadores se encargaron de manipular el cerebro de un grupo de ratones a través de la activación de la proteína ChR2, que se expresa en las neuronas del hipocampo implicadas en la formación de recuerdos.

Para empezar el experimento, se colocó a los ratones en una zona segura, en la que se activó esta proteína a través de la emisión de un pulso de luz. A continuación, se les pasó a una segunda zona, en la que se activó de nuevo la misma proteína de modo que interpretaran ambas zonas como si se tratase de una sola.

Por último, mientras estaban ahí se les indujeron una serie de descargas eléctricas para causarles dolor y se comprobó cómo, curiosamente, al devolverlos a la zona segura comenzaron a mostrar señales de estar sintiendo miedo, debido al recuerdo falso de que habían sentido dolor en esa primera zona. 

En cuanto a la manipulación de los sueños lúcidos, el conocimiento de su relación con las ondas gamma ha servido en los últimos años para poder forzar la emisión de este tipo de actividad eléctrica y, con ello, generar este tipo de sueños en cualquier persona. Más allá de servir para reproducir las escenas de una película muy chula el control de este tipo de mecanismos es muy útil, ya que puede ayudar a las personas con trastorno por estrés postraumático a superar las pesadillas que suelen sentir como consecuencia de un trauma previo.

Como veis, se saben muchas cosas sobre los sueños, pero aún quedan un montón de misterios por desentrañar, por lo que no deja de ser un tema apasionante. De momento, esto es todo lo que tenía para contaros, así que sólo me queda desearos que tengáis felices sueños. Ahora y siempre.

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