Los 30 términos psicológicos que peor usamos
¿Creéis que todos los profesionales usan correctamente los tecnicismos? En esta lista de 30 términos mal usados en psicología comprobaréis que a veces no.
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Muchas veces tendemos a usar palabras incorrectas sin ser conscientes de que lo hacemos.
El hecho de que algunos términos tengan significados muy diferentes dependiendo del contexto y la problemática que conlleva intentar usar tecnicismos de áreas que nos resultan desconocidas nos lleva a cometer errores que pueden ser perdonables en profanos de la materia, pero menos aceptables en profesionales que, a menudo, también se equivocan, ya sea inconscientemente, por la aceptación colectiva del error o para tapar sus equivocaciones deliberadamente.
Por este motivo, un grupo de expertos de todas las Universidades de Estados Unidos ha desarrollado una lista de acceso abierto para que todos podamos acceder al correcto significado de algunas de las palabras del campo de la psicología que se suelen usar de forma inapropiada. A continuación os mostramos un pequeño resumen.
La lista de 30 términos mal usados en psicología
Este es un resumen de la lista con sólo algunas de las definiciones.
1. Un gen para: Los genes codifican proteínas, por lo que es incorrecto afirmar que codifican para un fenotipo concreto. Por ejemplo, sería incorrecto hablar del “gen para la esquizofrenia”, ya que ésta depende de otros muchos factores.
2. Los medicamentes antidepresivos: Estos medicamentos, son usados generalmente para tratar síntomas asociados a la depresión, como la ansiedad, pero no se conoce que puedan curar la depresión, incluso algunos expertos afirman que son mucho menos efectivos de lo que nos quieren hacer creer.
3. La epidemia de autismo: No existe tal epidemia, aunque a veces se usa en sentido metafórico.
4. Zonas del cerebro que se iluminan: Cuando un profesional dice esto puede confundir a personas menos familiarizadas con la materia y llevarles a pensar que es el cerebro el que se ilumina, cuando en realidad el cambio de color es el resultado de la actividad neuronal en las técnicas avanzadas de imagen.
5. Lavado de cerebro: A lo que históricamente se llamaba lavado de cerebro no era más que una gran capacidad de persuasión.
6. Efecto espectador: Este término hace referencia a la negación de los espectadores de un suceso de emergencia a prestar su ayuda. Sin embargo, existen un gran número de estudios que, con excepciones, demuestran lo contrario.
7. Desequilibrio de neurotransmisores: Sí, se producen desequilibrios, pero no hay unos niveles fijos aceptados de cada uno de ellos.
8. Estudios genéticos familiares: Se trata de una frase engañosa, ya que hace referencia a la presencia de una enfermedad en todos los miembros de una familia debido a causas genéticas; pero, en ocasiones, estos casos se dan más por razones ambientales, por el hechod e vivir juntos, que genéticas.
9. Determinado genéticamente: Al igual que en el caso anterior, rara vez los genes son los únicos causantes de un trastorno psicológico.
10: La mancha de Dios: Este término, vinculado a una zona del cerebro que se asocia a la vivencia de “experiencias religiosas” sería incorrecto, debido a que las personas que experimentan este tipo de alucinaciones o aquellos que sienten una gran vocación por la religión no tienen una sola zona cerebral diferente, ya que más bien se trata de un cúmulo de varias regiones.
11: Estándar de oro: No hay pruebas que lo refuten.
12: Programación cerebral: Nuestro cerebro está continuamente moldeado por el ambiente, por lo que decir que está programado para funcionar de un modo u otro sería un término engañoso.
13: Trance hipnótico: Aunque es correcto hablar de hipnosis, el término “trance” es una palabra equivocada.
14: Influencia del género: O clase social, condición religiosa, etnia…. Ser protestante no te hará más propenso a contraer un trastorno psicológico.
15: Prueba del detector de mentiras: Lo que detecta el polígrafo es la excitación, no las mentiras. Si alguien es capaz de controlar el nerviosismo mientras miente la máquina no tendrá nada que hacer para pillarlo.
16: Molécula del amor: Suena muy bonito, sí, pero la oxitocina tiene muchas funciones más y, además, el estado de enamoramiento no es sólo cosa suya.
17: Trastorno de personalidad múltiple: Desde 1994 se llama trastorno de la identidad disociativa, mucho más correcto si tenemos en cuenta que personalidad, como tal, sólo tienen una.
18: Firma neural: No existe ninguna prueba de la existencia de esta condición cerebral que lleva a comportamientos muy concretos.
19: No se observaron diferencias entre los grupos: ¿Ninguna? Imposible.
20: Test de personalidad objetivo: Es imposible medir la personalidad de una forma totalmente objetiva.
21: Definición operativa: No hay nada que se pueda medir exactamente siguiendo unos estándares. Un buen ejemplo es el de la inteligencia medida únicamente con los test de inteligencia estandarizados.
22: p=0’000: Sería más correcto p<0’001
23. Grupo de control psiquiátrico: No se puede garantizar totalmente que el grupo usado como control carezca de cualquier tipo de trastorno psiquiátrico.
24: Fiable y válido: En ciencia es mejor no poner la mano en el fuego, porque nos podemos quemar.
25: Estadísticamente fiable: No se debe confundir significación estadística con posibilidad de replicación.
26: Curva de aprendizaje empinada: Se utiliza para hacer referencia a una habilidad difícil de aprender, cuando en realidad significa todo lo contrario.
27: El método científico: Así, tal cual se define, el método científico no existe.
28: Suero de la verdad: No sólo no está demostrado que obliguen al inyectado a decir la verdad; sino que, además, se asocian con recuerdos incorrectos.
29: Disfunción biológica subyacente: En realidad, la variación entre las variables biológicas y otras variables, como la psicológica, es siempre bidireccional, por lo que el deterioro cognitivo no tiene por qué asociarse directamente al trastorno psicológico en sí.
30: Fetichismo: Este término, se refiere a la sexualización obsesiva y patológica de ciertos objetos inanimados sin ningún tipo de vinculación con los genitales o el ámbito sexual. Sin embargo, muy a menudo se utiliza de manera equivocada simplemente para hacer referencia a las preferencias de una persona por un tipo concreto de objetos, sin tener nada que ver con la parafilia.
Si queréis leerla completa la podéis encontrar en el estudio original publicado en Frontiers in Psychology.
¿Qué opináis? ¿Utilizabais incorrectamente alguno de ellos?