¿Por qué la luz artificial afecta a nuestros ritmos circadianos?
¿Sois de los que se pasan el día con la luz encendida aunque haga un sol de justicia o, por el contrario, preferís esperar a chocar con el quicio de la puerta de camino a la cocina antes de decidir que es hora de encender las luces?
Pues desgraciadamente la primera opción es la menos adecuada, y no sólo por los lagrimones que os correrán por las mejillas al recibir la factura de la luz, sino también por vuestra salud, pues se ha comprobado que afecta a los ritmos circadianos.
¿Qué son los ritmos circadianos?
Todos hemos oído hablar de los ritmos circadianos alguna vez, sobre todo cuando se menciona el jet lag, pero ¿qué son exactamente? Se trata de todos aquellos ritmos de nuestro organismo que poseen un periodo de 24 horas. Todo esto se controla desde el núcleo supraquiasmático, presente en el hipotálamo, que envía señales diferentes en función del momento del día a cada uno de los tejidos y órganos.
Estas señales se manifiestan a través de los niveles de melatonina y cortisol, la temperatura corporal y el sistema nervioso vegetativo. Todo esto va cambiando en cada momento del día, algo que se hace vigente a través de la luminosidad, cuyo nivel se detecta a través de la retina, que está directamente conectada con el núcleo supraquiasmático.
El papel de la luz artificial
Todo lo explicado en el apartado anterior está regulado según los niveles de luz y oscuridad naturales; pero, lógicamente, hoy en día es imposible llevar un ritmo de vida normal sin luz artificial. El problema es que, al encenderla, el cuerpo interpreta que es de nuevo de día, sin llegar a realizar correctamente las funciones fisiológicas correspondientes a la noche.
Aunque esto pueda parecer trivial, es muy relevante para la salud, pues se ha comprobado que se encuentra asociado con trastornos como hipertensión, diabetes, obesidad, deterioro cognitivo, insomnio, depresión, inmunodepresión, envejecimiento acelerado y cáncer. Sí que es cierto que cuando más relevante se hace es en los trabajos a turnos, pues son los que producen una mayor cronodisrupción.
Solución contra la luz artificial
La solución más simple a este problema sería vivir a oscuras; pero, puesto que esto es algo impracticable en los tiempos que corren, en Cronolab, el laboratorio de cronobiología de la Universidad de Murcia, se encuentran desarrollando una luz artificial que pueda alumbrarnos durante la noche, pero que escape a la detección del sistema circadiano.
Para conseguirlo, primero investigaron los dos factores que indican al organismo que se encuentra en una situación de iluminación, que resultaron ser la inhibición de la melatonina y la contracción de la pupila. Una vez identificados estos dos factores, comprobaron como variaban al ser iluminados con luces de diferentes longitudes de onda, resultando que la luz azul que oscila entre los 460 y los 480 nm es la que da lugar a una mayor activación del sistema circadiano, de modo que era muy importante evitar esta franja. Así, diseñaron un dispositivo que irradia desde una misma fuente una luz diferente en cada momento del día, siendo rica en azul durante el día y careciendo de dicho color durante la noche.
Ya ha sido probada con éxito en degús (roedores usados en experimentación) y próximamente procederán a mejorarla para usarla con trabajadores nocturnos.
Una vez más, por lo tanto, nos encontramos con una razón por la que podríamos gozar de más salud viviendo como nuestros antepasados prehistóricos. Pero no temáis, para solucionarlo no será necesario volver a vivir en cuevas bajo la luz de las antorchas. Para eso está la ciencia.
Fuente | La iluminación artificial desajusta nuestro reloj biológico (Juan Antonio Madrid Pérez en Investigación y Ciencia, septiembre 2015. Páginas 10-12).
Imagen de Portada | Flickr