Superfluidos a altas temperaturas gracias a bacterias organizadas
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En el último siglo se han descubierto varios supermateriales, como los superconductores, los superfluídos… Estos reciben su nombre porque sus propiedades son tales que llegan al límite de lo imaginable. Así por ejemplo un superconductor es aquel material que su resistencia es esencialmente cero y los superfluídos son aquellos cuya viscosidad es cero. El problema de estos materiales es que solo se transforman en supermateriales bajo ciertas circunstancias como pueden ser, generalmente, muy bajas temperaturas. Sin embargo parece que las bacterías podría solucionar este problema.
Sobre superfluídos ya hemos hablado aquí, en concreto de la fase superfluída del Helio líquido; os recomiendo leerlo. Para el que quiera un resumen rápido, las propiedades de los superfluídos en general y de este en concreto se deben a su viscosidad nula. Esta nula viscosidad hace posible que se desplace por las superficies venciendo la fuerza de la gravedad o incluso atravesando objetos sólidos como cristales o cerámicas. Para ello se requieren temperaturas muy por debajo de los 0ºC incluso en algunos casos cercanas a -273ºC, el cero absoluto.
Las bacterias al rescate de la física
La viscosidad es la resistencia que opone un líquido a ser deslizado, el agua por ejemplo es menos viscosa que la miel. Típicamente todos los fluídos tienen una viscosidad mayor que cero a excepción de los superfluídos, como el Helio. Mediante simulaciones los científicos habían conseguido predecir que inctroducir bacterias de cierto tipo en el fluído podía reducir su viscosidad, pero lo que nadie se esperaba es lo que ha descubierto el equipo de Héctor López en la Universidad de Paris. Este equipo ha descubierto que las bacterías pueden transformar un líquido en un superfluído.
El tipo de bacterias que se necesitan son aquellas que nadan empujando hacia atrás el líquido en el que se encuentran, ya que este movimiento de las bacterias altera el fluir del líquido modificando su viscosidad. Obligando a las bacterias a moverse todas juntas de forma ordenada y organizada la viscosidad puede disminuirse todo lo que se quiera de forma que se puede alcanzar viscosidad cero e incluso viscosidad negativa. Esto último implicaría que las propias bacterias empujan el líquido y es uno de los resultados más interesantes del experimento.
Conseguir un fluido con viscosidad negativa supone, entre otras cosas, la posibilidad de implementar este líquido en un pequeño motor y que sean las propias bacterias las que se encargen de hacerlo funcionar. Además de las ventajas directas por las escasas emisiones contaminantes está el beneficio del consumo, ya que las bacterias son mucho más eficientes que nuestros motores actuales y, aunque podamos tener miles de millones de ellas, darlas de comer tampoco supondría un problema.
Fuente | APS