Tecnología

El impacto de las bacterias intestinales en el comportamiento de los niños

31 mayo, 2015 18:02

Noticias relacionadas

Las bacterias intestinales están dando mucho de que hablar, sobre todo por sus efectos a nivel cerebral. De hecho, en su día nos planteamos si era factible su uso en el tratamiento de enfermedades cerebrales, e incluso han demostrado tener relación con el Parkinson. Ahora bien, ¿tienen las bacterias intestinales algún tipo de efecto o influencia en el comportamiento? O, siendo más concretos, ¿afectan las bacterias intestinales al comportamiento de los niños? Según un reciente estudio de la Universidad Estatal de Ohio, es posible que sí.

Las bacterias intestinales y el comportamiento de los niños

Según este estudio, a cargo del Instituto de Investigación de Medicina del Comportamiento del Estado de Ohio, las bacterias intestinales podrían interactuar con las hormonas del estrés, produciendo problemas conductuales y físicos en los niños.

Así lo comenta Lisa Christian, investigadora principal del estudio:

“Existe gran evidencia sobre el hecho de que las bacterias intestinales interactúan con las hormonas del estrés, las mismas hormonas que han sido implicadas en enfermedades crónicas como la obesidad y el asma. El temperamento de un niño nos da una buena idea de cómo reaccionan al estrés. Esta información, combinada con un análisis de su microbioma intestinal, podría ayudarnos a identificar oportunidades para prevenir problemas de salud crónicos de forma más precoz”

Para el estudio, los investigadores analizaron el mibrobioma de los tractos intestinales de niños de entre 18 y 27 meses. Detectaron una conexión constante entre las bacterias intestinales de estos niños y su comportamiento tras tener en cuenta otros factores como la lactancia materna, la dieta o el método de parto (ya que estos factores influyen en el tipo de bacterias intestinales de cada niño).

El objetivo fue buscar pistas sobre el cómo y el donde se originaban enfermedades crónicas como la obesidad, el asma, las alergias o las enfermedades intestinales gracias a estas bacterias.

Por su parte, el co-autor del estudio Michael Bailey, estudió muestras de heces de 77 de estos niños y niñas, y encontró una relación significativa entre la diversidad genética de sus bacterias intestinales y una mayor frecuencia de comportamientos relacionados con el estado de ánimo positivo, la curiosidad, la sociabilidad o la impulsividad. Además, los varones en particular parecían exhibir rasgos de personalidad más extrovertida según la abundancia de ciertos microorganismos o familias, como las Rikenelaceae o Ruminococcaceae, y géneros como Dialister o Parabacterioides.

“Definitivamente existe una comunicación entre las bacterias intestinales y el cerebro, pero no sabemos cuándo comienza la conversación. Tal vez los niños que son más extrovertidos tienen menos hormonas del estrés que afectan a su intestino que los niños tímidos. O tal vez las bacterias están ayudando a mitigar la producción de hormonas del estrés cuando el niño encuentra algo nuevo. Incluso podría ser una combinación de ambos”

La comunicación entre intestino y cerebro

Como veis, los más afectados por la comunicación entre las bacterias intestinales y el cerebro son los niños. Sin embargo, la conexión entre temperamento y microbioma intestinal también afecta alas niñas, aunque en menor grado. Los comportamientos de las niñas, como el autocontrol, estaban relacionados con una menor diversidad de bacterias intestinales, mientras destacaba el hecho de que aquellas niñas con abundancia de bacterias Rikenellaceae expresaban más miedo que las niñas con bacterias más diversas.

Para poder seguir estos cambios de comportamiento e identificar la conexión entre intestino y cerebro, las madres de los niños usaron un cuestionario que medía 18 rasgos diferentes de personalidad, que incluía tres escalas: Reactividad emocional, extroversión y autocontrol. Los científicos compararon esta información con las bacterias intestinales de las heces de los niños y las dietas que llevaban a cabo.

Como curiosidad, el microbioma intestinal es diferente según el tipo de parto, pues no es igual en niños que han nacido por parto vaginal que por cesarea, e incluso se diferencian según si el niño recibe lactancia materna o no.

Por el momento hará falta más investigación para poder saber si se puede cambiar a propósito la dieta con el objetivo de producir cambios en el microbioma intestinal o si, por el contrario, hacer esto empeoraría las cosas.

Vía | Psych Central.

Fuente | Universidad Estatal de Ohio.