El parásito capaz de vivir en tus lentes de contacto
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Las lentes de contacto nos han servido para sustituir las gafas y ganar comodidad. Sin embargo, su inconveniente sigue siendo su “dificultad” para ponerlas en el ojo (relativa, pues esto ya depende del individuo que las use), su precio (ya que deben renovarse cada cierto tiempo) y su conservación. ¡Ah! Pero falta un inconveniente, y esta vez no es tanto por comodidad sino por salud: Las infecciones. Por desgracia, el uso de lentes de contacto hace que nuestros ojos sean más proclives a padecer algunos tipos de infecciones si no las conservamos bien o les damos un uso inadecuado (como dejarlas puestas toda la noche, por ejemplo).
El parásito que vive en las lentes de contacto
Hoy hablaremos de una infección en particular relacionada con las lentes de contacto, y no precisamente por un mal uso en especial, sino porque el causante de dicha infección es bastante resistente y capaz de vivir en las soluciones que se usan para conservar estas lentes. Se trata de la Acanthamoeba castellanii, un parásito que es capaz de aguantar circunstancias ambientales adversas y montarse verdaderas fiestas en el ojo humano.
La A. castellanii no es leve precisamente, pues es capaz de causar una inflamación severa en la cornea, junto a dolor intenso y pérdida de visión, llegando a la ceguera si no se trata. La infección suele comenzar con el parásito pegándose a la córnea, antes de penetrar profundamente. De forma progresiva va opacificando el ojo, es decir, disminuyendo la visión. Conjuntamente se va asociando dolor, y en algunos casos el parásito es capaz de cruzar la barrera hemato-encefálica y llegar al cerebro para causar otro tipo de enfermedades como la encefalitis amebiana granulomatosa.
¿Cómo llega el parásito a las lentes de contacto?
En el caso de la A. castellanii, lo que puede suceder es que las lentes de contacto se contaminen por contacto con agua, como pueden ser las piscinas, las bañeras de hidromasaje o un grifo común.
Actualmente, gracias a la popularidad de las lentes de contacto como forma de evitar las gafas (por razones estéticas en gran parte de los casos), los casos de Acanthamoeba están aumentando de frecuencia, y si la persona que lleva estas lentes se encuentra inmunodeprimida (con defensas bajas, como en el caso del SIDA), pueden darse casos peores con infecciones oportunistas más graves.
Actualmente no existe vacuna para casos como este, y los tratamientos actuales no son tan específicos como nos gustaría, además de los efectos secundarios indeseables que acarrean. De hecho, en las infecciones crónicas no funcionan nada bien, y se requiere el uso de diversos fármacos a la vez durante un tiempo prolongado.
Consejos para el uso de lentes de contacto
Aunque se ha intentado evitar el problema de las infecciones desde la misma fabricación de las lentes de contacto, como potenciar el efecto antimicrobiano de las soluciones o tratar las mismas lentes con péptidos antimicrobianos, de momento estos métodos no pueden usarse en humanos por la necesidad de seguir realizando ensayos clínicos.
Aún así, existen algunas reglas básicas para cualquier usuario de lentes de contacto:
– Lavarse siempre las manos y seguir las instrucciones de manejo y conservación de lentes de contacto.
– Las lentes de contacto reutilizables deben limpiarse y desinfectarse con soluciones adecuadas, cada día.
– Los usuarios de lentes de contacto que usen maquillarse deben evitar su uso antes de ponerse las lentes. Es decir, primero lentes y posteriormente el maquillaje, con la finalidad de que dicho maquillaje contacte con las lentes de contacto.
Parecen reglas obvias y sencillas, pero no deben ser tan obvias cuando aún existen infecciones de este tipo. Ya son millones de personas las que usan lentes de contacto para mejorar su visión sin el estorbo de las gafas, y siguiendo una correcta higiene y un cuidado adecuado de las lentes el riesgo de infección es bajo, pero no está de más hacer recordatorios de este estilo de vez en cuando.
Vía | Discover Magazine.