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El punto G y el punto P... ¿qué sabemos sobre ellos?

17 enero, 2015 21:03

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A día de hoy siguen existiendo dudas a cerca del punto G, ¿Realmente existe?, ¿Dónde se encuentra?, ¿Puedo estimularlo?, ¿Conseguiré grandes e increíbles orgasmos? Sí bien lo que deberíamos plantearnos es ¿Por qué tanto revuelo en torno a este tema?, ¿Por qué le damos tanta importancia a este punto del que todo el mundo habla pero parece ser que nadie sabe nada?

Hasta hace pocos años, la sexualidad femenina estaba relegada a un segundo plano. No era importante si la mujer conseguía orgasmos, si disfrutaba de su sexualidad, si tenía mayor o menor deseo, si fantaseaba o tenía inquietudes sexuales. Lo que realmente importaba era la sexualidad masculina, las relaciones sexuales siempre estaban marcadas por las necesidades del hombre y, casi siempre, con el fin de tener hijos.

A lo largo del siglo XX esto ha ido cambiando, las investigaciones en torno a la sexualidad, los avances científicos y las nuevas teorías han puesto la sexualidad femenina en el pódium y han dado un giro importante a la sexualidad humana. Ahora nos preocupamos por los orgasmos de la mujer, cómo darle placer, cómo satisfacerla, conocer la anatomía femenina, diferentes tipos de prácticas, etc. En definitiva, se ha descubierto que la sexualidad femenina es más compleja que la masculina, que funcionan a diferentes ritmos y de diferente manera y eso nos preocupa, hasta tal punto de obsesionarnos por querer saberlo todo.

Vayamos paso a paso, la sexualidad es algo que vamos descubriendo a lo largo de nuestra vida y no lo podemos experimentar todo en poco tiempo, ni conocernos al 100% de un día para otro, requiere tiempo y práctica, además no olvidemos que nuestra sexualidad va cambiando igual que lo hace nuestro cuerpo y nuestra mente. Es importante tener conocimientos a cerca de cualquier tema relacionado con la sexualidad, pero siempre teniendo presente que no debemos obsesionarnos.

Zona G o punto G

TuentiElContratoMasAnimal

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Este tema también está generando mucha controversia y es importante aclarar algunos términos. Las mujeres, igual que los hombres, eyaculamos tras el orgasmo, pero podemos hacerlo de diferentes maneras: retroeyaculación (hacia la vejiga, por eso no la apreciamos), externamente (en pequeñas cantidades, se puede apreciar ya que su tacto no es igual al de la lubricación) y en grandes cantidades (esto es debido a que las glándulas de Skene varían su tamaño en cada mujer y puede generar eyaculaciones a grandes niveles, lo que se conoce como Squirting). Hay que tener en cuenta que éste último se puso de moda en las películas porno y de repente a pasado a ser una obsesión para muchas personas.

Es importante saber que no todas las mujeres somos capaces de eyacular en grandes cantidades y que este tipo de eyaculación no determina la intensidad del orgasmo. Así como también es importante saber que la eyaculación no es orina, sino la segregación de las glándulas de Skene que, analizándola, se equipara al líquido prostático del hombre.

Ahora bien, la zona G está rodeada de nervios, glándulas, músculos, está muy próxima a vejiga e incluso algunos estudios determinan que es la estimulación del clítoris de manera indirecta. Lo importante es conocerla, podemos buscarla y ubicarla, estimularla (con el movimiento de nuestros dedos haciendo el gesto de “ven” podremos hacerlo fácilmente e incluso con juguetes eróticos específicos para esta zona) y disfrutar de las sensaciones que nos genere, podemos hacerlo nosotras mismas o nuestra pareja, pero siempre de forma divertida, para disfrutar, pero nunca de forma obsesiva. Hay mujeres incluso, que la estimulación de esta zona les resulta desagradable.

Punto P


Sí bien es cierto que la sexualidad femenina en estos últimos años ha tomado mucha fuerza, nunca debemos olvidar la sexualidad masculina. Ellos también tienen un punto, o una zona, que les resulta muy placentera. Sería el equivalente al “punto G” femenino o el denominado punto P, de próstata.

Para estimular este punto se accede a través del recto, se encuentra a unos 2.5-3 cm en la parte anterior y es una protuberancia del tamaño de una castaña, ésta es la próstata. Cabe tener en cuenta que la zona del recto es sensible, hay que prepararla bien, para ello existen lubricantes específicos para penetración anal. Podemos estimularla haciendo movimientos circulares, de arriba a abajo, o presionándola, también existen juguetes eróticos para ello, y no olvidemos que podemos preguntarle a nuestra pareja cómo le resulta más placentero.

La estimulación de este punto genera orgasmos muy intensos y placenteros, si bien debemos tener en cuenta que no determina la calidad de los orgasmos y no debe obsesionarnos. Hay muchos hombres reticentes a este tipo de prácticas ya que la estimulación del recto no les resulta nada placentero e incluso algunos lo relacionan con prácticas homosexuales. Es importante saber que la estimulación de una parte de nuestro cuerpo no tiene absolutamente nada que ver con nuestra orientación sexual, es una práctica que nos genera placer y nos divierte, por lo tanto, si no nos resulta placentera no debemos forzar ni presionar a un hombre a llevarlo a cabo. En estos casos podemos optar por la estimulación indirecta de este punto a través de periné, es decir, la zona entre los testículos y el ano, que presionándolo puede resultar muy placentero y generar nuevas sensaciones.

Aprender a conocer nuestro cuerpo, experimentar sensaciones nuevas, realizar otras prácticas, etc. enriquece nuestra sexualidad y nos hace disfrutar más de ella. La sexualidad es algo positivo, no debemos obsesionarnos con algunos temas porque estén de moda o nos hayan hablado mucho, las prácticas sexuales que llevamos a cabo son decisión propia y por placer, nunca por obligación ni imposición. La búsqueda y disfrute de nuestro punto G o punto P lo debemos marcar nosotros mismos.