¿Qué relación hay entre la muerte de Steve Jobs y las pseudociencias?
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Vienen vestidas de ciencias, pero cuando indagas algo más sobre los principios por los que se rigen, te percatas rápidamente de que falta algo fundamental que hace tambalearse toda su estructura: la evidencia. Se conocen con el nombre de pseudociencias (falsas ciencias) y las tenemos por doquier. Pero, ¿cómo podemos distinguirlas de las ciencias que sí son verdaderas? Es más simple de lo que te imaginas: mediante la duda.
“La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto la fe”, Carl Sagan, astrofísico y famoso divulgador científico del que ya hablamos en su día en La mejor foto jamás hecha: Un punto azul pálido.
Dudad y buscad la evidencia
Efectivamente, si hiciéramos algo tan básico como dudar, no daríamos oportunidad alguna a que proliferaran todo ese tipo de pseudociencias que únicamente tratan de confundir a la gente. No obstante, parece ser que esa tarea no es para nada simple, pues tenemos una facilidad pasmosa para caer en esas falsas ilusiones que las pseudociencias nos ofrecen.
Aunque pseudociencias hay para dar y regalar, todas ellas presentan una característica en común: sus teorías nunca han sido demostradas mediante la experimentación, nunca; es decir, jamás se ha probado su veracidad. Por tanto, podríamos decir que siguen el mismo razonamiento que creer en los Reyes Magos, en el Ratoncito Pérez o en los unicornios. Las pseudociencias abrazan esas teorías de la misma manera, porque sí, sin ninguna observación que las demuestre.
Dicho esto, parece totalmente lógico que descartemos esas teorías, pero aquí nos chocamos con la cruda realidad: por la insana credulidad de la sociedad, estas pseudociencias acaban asentándose firmemente en la población. Puede que en un principio creas que no es tan importante, que no hay que darle más importancia al asunto, pero cuando compromete la vida de una persona (en referencia al campo de la medicina alternativa), seguramente ya no te parecerá tan trivial.
Los grandes genios también se equivocan: El caso de Steve Jobs
Hasta el mismísimo Steve Jobs cayó en la falsa panacea de la medicina alternativa, lo que le llevó finalmente a una muerte prematura. Cuando se le diagnosticó cáncer de páncreas, Steve Jobs no acudió en primer lugar a la medicina basada en la evidencia. En lugar de ello, usó acupuntura, dietas vegetarianas, hierbas medicinales y otros tratamientos pseudocientíficos, llegando incluso a consultar a un vidente.
La ineficacia de todos estos tratamientos fue lo que le hizo cambiar de opinión, pero ya era demasiado tarde. De hecho, el doctor Ramzi Amir, médico de Harvard especialista en este tipo de cáncer, afirmó:
“Si el cáncer de Steve Jobs hubiese sido retirado quirúrgicamente poco después de su diagnóstico, podría haber sobrevivido sin efectos secundarios. Steve Jobs tenía unos tumores neuroendocrinos relativamente poco severos, comparados con el adenocarcinoma muy agresivo que tienen el 95% de los pacientes de cáncer de páncreas. En mi serie de pacientes para muchos subtipos de este cáncer la tasa de supervivencia durante más de una década fue del 100%.”
El caso tan llamativo de Steve Jobs nos hace plantearnos cuál es el verdadero daño que están ocasionando las pseudociencias, en este caso la medicina alternativa. De aquí surge la obligación de todos los médicos, que nos basamos siempre en la evidencia científica, que está demostrado mediante hechos, de luchar contra esa proliferación de alternativas terapéuticas que se hacen pasar por científicas. Un claro ejemplo es la homeopatía, a la que nos referimos hace un tiempo, y seguimos insistiendo en ello, como un fraude sin fundamento científico. Los hechos son los hechos, y no hay más que discutir.