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Así de fácil es congelar agua al instante

30 julio, 2014 20:09

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Muchas veces pensamos en el agua como una sustancia aburrida, común e insulsa. En general lo es. Pero como todo en esta vida, bajo ciertas circustancias puede depararnos situaciones sorprendentes. Uno de los ejemplos más claros es hacer hervir bastante por debajo de los 100ºC cuando subimos una montaña; pero eso es algo con que más o menos todos conocemos. Lo que quizás no sea tan conocido es el “truco” de congelar agua con tan solo ponerla en contacto con hielo, golpearla o agitarla.

El truco parece sencillo contado, pero tiene su miga. Basta con dejar una botella de agua de alta pureza en el congelador y esperar a que se enfríe bien (primera dificultad: controlar bien el tiempo). Cuando la tengamos bien fría, bastante por debajo de 0ºC, la sacamos con sumo cuidado y delicadeza y procedemos a congelarla vertiéndola sobre un cuenco con hielos, golpeándola o incluso introduciendo objetos variados dentro. Para más detalles os recomendamos ver los vídeos.

Suena a magia, ¿veradad? Pues es física, y no demasiado difícil de entender a un nivel básico. Para que el agua (o cualquier sustancia) se congele no basta con bajar la temperatura por debajo de su punto de fusión, además necesitamos perturbar el sistema de alguna forma. Normalmente el agua contiene suficientes impurezas como para que estas sean las que perturben el sistema; por eso necesitamos agua muy pura y debemos manejarla con cuidado. Si el agua no tiene impurezas ni sufre golpes entonces puede permanecer líquida a temperaturas incluso por debajo de los -30ºC en lo que se conoce como estado metaestable superenfriado.

Estando en este estado superenfriado cualquier perturbación puede causar la solidificación del agua por lo que basta con un leve golpe, introducir algún objeto dentro o simplemente ponerlo en contacto agua ya congelada, para que nuestro agua superenfriada se congele al instante creando un efecto espectacular.

Este efecto es similar visualmente al que probablemente conozcáis ya (sobre todo si os gusta enredar por YouTube) de congelar una cerveza con tan solo golpearla. En este caso la física es similar y  también fácil de comprender. La cerveza tiene disuelto CO2 en su interior que se libera fácilmente con un golpe, estás burbujas pequeñas de CO2 son las que perturban el sistema y permiten que la cerveza se congele creando el mismo efecto que anteriormente hemos visto.

Como siempre, os animamos a probarlo en casa y contarnos los resultados. El tiempo depende mucho del congelador, la potencia a la que esté puesto y el tipo de agua que tengamos pero en el segundo vídeo de esta entrada nos dan algunos consejos que pueden servir como punto de partida. ¡A jugar!

Vía | Omicrono.