El candidato a Premio Nobel de Física que suena a fiasco
Allá por enero de este año el observarotio BICEP2 situado en el polo norte publicó un estudio que emocionó a los físicos de todo el mundo. En él se presentaban evidencias experimentales de tal importancia en la confirmación de teorías cosmológicas y de física fundamental que parecía destinado a tener el próximo premio Nobel. Pero era todo demasiado bonito para ser cierto y BICEP2 ha publicado recientemente un nuevo artículo con revisiones del primero que vuelve a dejar todas las teorías en el aire.
Para quien no lo recuerde, la primera publicación de BICEP2 mencionada antes fue una medición exhaustiva de la polarización del fondo cósmico de microondas. A través de este análisis (en particular del modo B de polarización) encontraron las primeras evidencias de ondas gravitacionales, confirmaban la teoría inflacionaria del big bang y además aportaban pruebas a favor de la gravitación cuántica, la última gran unificación.
Para analizar estos datos es importante medir solo el fondo cósmico de microondas (emitido desde el límite del universo visible) y borrar toda señal de cuerpos intermedios, especialmente de la vía láctea. En los primero artículos no quedaba muy claro cómo habían borrado esas señales para dejar solo el fondo. Pronto surgieron los rumores de que habían copiado el análisis de la misión Plank, una de las misiones más importantes de la ESA en la actualidad y con gran presencia española.
Estas y otras dudas han puesto en entredicho los resultados de BICEP2 y obligado a la comunidad científica a esperar datos de la misión Plank (que está realizando estudios similares actualmente) para confirmar o desmentir el descubrimiento inicial. No se sabe si influenciado por esto o motu proprio, BICEP2 ha publicado una serie de correcciones a sus análisis en los que la conclusión es que no hay conclusión.
En concerto analizan la posibilidad de que lo que en un primer momento anunciaron como ondas gravitacionales no sea más que una fluctuación estadística. Es decir, han pasado de asegurar a ciencia cierta haber encontrado ondas gravitacionales y demostrado la gravitación cuántica a murmurar en bajito “puede que sí, o puede que no, aún no sabemos“. Gesto que les ha valido muchas críticas en incluso artículos en publicaciones de prestigio en el que poco menos que se les tacha de hacer trampas a sabiendas (prevaricación, que tanto se dice ahora) y ser una vergüenza para la ciencia; con razón.
Habrá que esperar la respuesta de la comunidad científica para saber cuánto de buena es esta revisión, pero parece que es más que probable que por fin hayan hecho ciencia de verdad. Sea como fuere la moraleja es clara y similar al escándalo de clones falsos de hace unos años: En la ciencia no vale el sensacionalismo, solo los hechos.