Los programas de “brain training” ayudan en la memoria, pero no en la inteligencia
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Según un nuevo trabajo publicado en la revista Psychological Science, de la Association for Psychological Science (APS), los programas de entrenamiento cerebral (brain training) podrían fortalecer la capacidad de retener información en la mente, pero no aportan ningún beneficio a la clase de inteligencia que ayuda a razonar y solucionar problemas.
Desde hace algunos años, es decir, desde que se popularizaron este tipo de programas, son varios los estudios que ya han constatado que no se producen mejoras en la inteligencia. Sin ir más lejos, un trabajo de 2010 aseguraba que el beneficio más notable se limitaba a la mejorar la práctica con el juego (nada de habilidad mental ni de mejora intelectual).
Como indica la nota de prensa de la APS, estos softwares, generalmente en forma de juego en aplicaciones o páginas web, son cada vez más populares. El motivo parece lógico: se publicitan con la idea de que este tipo de juegos pueden dar un impulso importante a nuestra capacidad cerebral. De hecho, el investigador principal del trabajo, Randall Engle (Georgia Institute of Technology) declara en la misma nota que “es difícil pasar mucho tiempo en la web y no ver publicidad acerca de un sitio web que promete entrenar el cerebro, fijar la atención y aumentar el coeficiente intelectual”. Añade que estas afirmaciones son especialmente atractivas para aquellos padres y madres de niños con dificultades de aprendizaje en la escuela.
Correlación entre la memoria de trabajo y la inteligencia
De acuerdo con Engle, estas afirmaciones se basan la idea preconcebida acerca de una fuerte correlación entre la capacidad de memoria de trabajo (WMC, del inglés Working Memory Capacity) y la inteligencia fluida general. La WMC se refiere a nuestra capacidad para mantener la información ya sea en la mente o de forma rápidamente recuperable, sobre todo en presencia de una distracción. La inteligencia fluida general es la capacidad para crear relaciones, hacer un razonamiento complejo o resolver problemas nuevos.
Esta correlación entre la WMC y la inteligencia fluida ha llevado a algunos a suponer que un aumento de la primera debería conducir a un aumento de la segunda, lo que significaría que las dos construcciones son la misma cosa, o que la WMC es la base de la inteligencia fluida. Parece ser que no es el caso. De hecho, Engle señala que el hecho de la inteligencia WMC y la fluida estén altamente correlacionadas no quiere decir que sean lo mismo. Sería como pensar que cuanto más altos somos, más engordamos. Son variables correlacionadas, pero no son la misma variable.
Para comprender mejor esta relación, los científicos trabajaron con 55 estudiantes de licenciatura. Se les hizo completar 20 días de entrenamiento en ciertas tareas cognitivas. Paralelamente, se les realizó un pago económico para que mejoraran su rendimiento cada día y así asegurarse su compromiso con el entrenamiento. Se dividió a los voluntarios en dos grupos experimentales, uno dedicado a ejercicios complejos (que han demostrado ser buenas medidas de WMC) y otro a ejercicios simples. Un tercer grupo de control se entrenó en un ejercicio de búsqueda visual que, al igual que el resto de tareas, se hizo cada vez más difícil cada día.
Los investigadores realizaron pruebas antes y después del entrenamiento para medir la mejora y la transferencia del aprendizaje, incluyendo varias medidas de WMC y tres medidas de la inteligencia fluida. Los resultados fueron claros: sólo los estudiantes que se entrenaron en tareas complejas mostraron un traspaso de este aprendizaje a otras tareas relacionadas con la WMC. Ninguno de los grupos mostró ningún beneficio en cuanto a la inteligencia fluida.
Un beneficio en la multitarea
Los resultados sugieren que los estudiantes mejoraron en su capacidad para actualizar y mantener la información relacionada con múltiples tareas mientras las alternaban, lo que podría tener importantes consecuencias para la multitarea en el mundo real. Según los investigadores, de hecho, este trabajo afecta a casi todos los que viven en el complejo mundo moderno, pero sobre todo a las personas que se descubren tratando de hacer múltiples tareas o cambiando rápidamente entre tareas complejas, tales como conducir y hablar por un teléfono móvil, alternar entre conversaciones con dos personas diferentes, o cocinar la cena y ocuparse de un niño que llora. A pesar del impulso a la multitarea, los beneficios de la formación no se transfieren a la inteligencia fluida.
Los investigadores pretenden continuar con esta investigación para comprender mejor cómo la formación de aspectos específicos de la cognición puede conducir a la transferencia positiva a otros aspectos, tanto en el laboratorio como en el mundo real.
Fuente | APS
Imagen | Jessica C