La mayoría de los europeos compartimos antepasados recientes
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Cuando la historia y la genética se unen
El estudio se llevó a cabo con 2.257 personas de 40 poblaciones distintas y la conclusión a la que se ha llegado es que las personas de ascendencia europea están más estrechamente relacionadas entre sí de lo que se creía inicialmente. Estos datos también indican que se podrían lograr nuevos conocimientos sobre la historia de Europa.
Los primeros estudios genéticos de reconstrucción de la historia de la especie humana se basaron en ADN mitocondrial (que se hereda por vía materna) y en ADN procedente del cromosoma Y (que se hereda por vía paterna). El problema es que estos marcadores genéticos no son válidos para el estudio de la historia reciente, ya que así sólo se consigue información de un solo linaje.
Para poder llegar más al detalle los investigadores han utilizado ADN de todo el genoma. El genoma de un ser vivo, como puede ser el nuestro, estará formado por segmentos de ADN de nuestros padres, que se combinaron al azar cuando se unieron un óvulo y un espermatozoide. Pero si echamos la vista un poco más atrás, por esa misma regla de tres, nuestro genoma también está formado por segmentos de nuestros antepasados. De acuerdo con esto, los segmentos de ADN compartidos entre padres e hijos son más largos que los compartidos entre primos hermanos, y los segmentos compartidos por primos hermanos son más largos que los compartidos entre primos segundos, terceros o cuartos, etc etc. Cuanto más distantes son los parientes, más cortos son los segmentos de ADN compartidos.
Gracias a esta propiedad lo que han hecho los investigadores es buscar esas secuencias de genoma compartido de parientes lo más lejanos posibles de personas europeas obtenidas de compañías de secuenciación de ADN. Su investigación encontró antepasados comunes de hace tan sólo 500 años dentro de las poblaciones estudiadas.
Con este trabajo también han encontrado firmas genéticas de eventos clave de la historia de Europa, como la migración de los hunos en Europa del Este en el siglo IV y el posterior aumento de personas de habla eslava en ese lugar. También encontraron que los habitantes de hoy en día de Europa del Este comparten muchos antepasados que vivieron hace unos 1.500 años. Los italianos, por su parte, se conectan con otras poblaciones europeas mediante personas que vivieron hace más de 2.000 años debido muy probablemente al aislamiento geográfico del país.
Como bien dice uno de los autores del estudio, Graham Coop, los estudios genéticos pueden ayudarnos a descubrir cómo se movía la gente para no sólo basarnos en los datos que aparecen en los registros escritos. De hecho, debemos tener presente que la genética no puede mentir.
Fuente: Nature