¿Por qué un parásito puede vivir durante años dentro de su huésped?
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Un equipo de investigadores del Howard Hughes Medical Institute (HHMI) parece que ha encontrado una respuesta con mucho sentido a la pregunta que se plantea en el título. Recientemente se ha publicado en Nature un estudio acerca del parásito causante de la esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria humana bastante común. Han encontrado una reserva oculta de células madre en el interior del parásito, lo que explicaría la razón de por qué puede llegar a vivir tantos años dentro de su hospedador.
¿Son las células madre la respuesta a la longevidad?
La esquistosomiasis es una enfermedad causada por un platelminto del género Schistosoma que parasita principalmente a los humanos, pudiendo hospedarse en las venas pélvicas, causando lesiones en los aparatos genital y urinario, o en el intestino. El parásito no es ninguna broma, ya que según datos de la OMS, cada año más de 230 millones de personas tiene que ser tratadas, afectando a 77 países, concentrándose el 90% de los afectados en África y siendo las personas en contacto con aguas infestadas las más vulnerables de ser parasitadas, especialmente los niños.
El equipo de investigación llevaba años trabajando con otros tipos de platelmintos, las planarias. Este animal, cuando es adulto, posee un número limitado de células madre, llamadas neoblastos, que regeneran partes del cuerpo que han sido perdidas. Por su gran similitud, pensaron que tal vez el parásito humano Schistosoma mansoni pudiera tener también células equivalentes a las de la planaria y ser estas células las responsables de su longevidad.
Tras muchos análisis y pruebas de laboratorio, marcaron con un fluorescente un tipo de células “sospechosas” de ser células madre por su comportamiento y tras realizar pruebas en ratones se pudo demostrar que efectivamente, eran células madre. Por otro lado, los científicos apuntan que el hecho de haber encontrado células madre en el parásito no tiene por qué ser la única razón de su longevidad, pero sí que es un factor de gran peso. Hay que seguir investigando el papel de éstas células y observar como los huéspedes estimulamos a las células del parásito para que se divida.
Por último, me ha gustado lo que ha dicho uno de los investigadores del equipo, Phillip Newmark, acerca de las planarias. Este animal, junto con el pez cebra o la mosca de la fruta, es uno de los animales más estudiados, solo que es bastante más “sencillo” que los otros dos. Sus palabras dicen lo siguiente:
“La gente a menudo se preguntan por qué se estudia la ‘humilde’ planaria, pero este trabajo es un ejemplo de cómo la biología básica puede conducir, de manera imprevista y emocionante, a resultados que son directamente relevantes en problemas importantes de salud pública”.
Con esto quiero hacer ver que ningún ser vivo es más o menos importante que otro y que gracias al estudio de los más “simples” podemos comprender el funcionamiento de los más “complejos”. Si no hubiesen estudiado las planarias no se les habría ocurrido estudiar a este parásito.
Fuente: ScienceDaily, Nature