Así quiere H.265 cambiar los vídeos en Internet: Más calidad en menos tiempo
Noticias relacionadas
- La Liga, la Champions y la Europa League en streaming con en Mitele Plus, el nuevo servicio de suscripción de Mediaset
- DAZN, el Netflix de los deportes, emitirá los Juegos Olímpicos, Roland Garros, la Fórmula E y más, pero sube el precio
- La nueva suscripción más barata de Netflix sólo te permitirá usar la app en el móvil
- HBO Max: la próxima alternativa a Netflix que usará a Friends como arma
¿Qué es el H.264?
El H.264/MPEG-4 AVC (Advanced Video Coding) es sistema de compresión de vídeo más utilizado en la actualidad. Es la forma en la que la mayoría de las cámaras graban y comprimen secuencias de vídeo, y el formato utilizado para su posterior distribución en alta definición. Desde sus inicios, este códec estuvo orientado a optimizar el streaming de vídeo a través de internet, con la intención de mejorar el rendimiento de las videoconferencias, pero alcanzando una tasa de transferencia poco rentable a día de hoy.
Aunque a lo largo de sus 10 años de vida, el H.264 ha recibido varias extensiones que lo han ayudado a mantenerse en las exigencias del mercado actual, la llegada de la resolución 4K a los sistemas de vídeo domésticos, sentenció el momento de dar paso a un sistema que consigue una calidad superior utilizando unos recursos mucho más optimizados.
El H.265, la evolución natural
De entrada podemos decir que el H.265 tiene la capacidad de reducir a la mitad la tasa de transferencia de un vídeo en 1080p con respecto a su antecesor el H.264. No solo es una evolución natural, sino que se trata de un sistema que, entre otras cosas, ayudará a reducir drásticamente el consumo de las videollamadas desde nuestro smartphone, o será el responsable de que nos resulte prácticamente invisible el proceso de buffering (o carga) de cualquier vídeo en YouTube.
Pero la evolución tecnológica no es una armonía constante, y como suele ocurrir en estos casos, muchos de nosotros encontraremos el clásico inconveniente para sacarle el máximo partido a esta tecnología: el ancho de banda. Y es que la teoría dice que para reproducir un vídeo de resolución 4K sin cortes, se necesita un ancho de banda de unos 20 Mbps como mínimo, conexión que para nada es un estándar en la mayoría de las infraestructuras domésticas. Todo esto, siempre y cuando queramos visualizar el contenido en su máxima calidad, porque si nos conformamos con una calidad más modesta, será cuando podamos experimentar la verdadera evolución de este sistema.
De todos modos, el hecho de que el H.265 haya sido aprobado, no significa su implantación inmediata, pues ahora está comenzando el proceso de adaptación del hardware a esta tecnología. Con lo que no será hasta dentro de otros cuantos meses cuando realmente podamos empezar a preocuparnos por si nuestro hardware soporta o no esta nueva codificación.