Los taxónomos aficionados describen más del 60% de las nuevas especies europeas
La gran labor que realizan los taxónomos aficionados
El estudio se llevó a cabo para cuantificar los descubrimientos que han sido realizados por taxónomos profesionales y los hechos por taxónomos amateurs. Lo sorprendente es que los resultados han mostrado que más del 60% de las nuevas especies son descritas por taxónomos aficionados, siendo una pieza fundamental para seguir avanzando en el conocimiento de la gran diversidad que tiene nuestro planeta y que aún está oculta.
Y no es que los taxónomos “amateurs” descubran especies muy llamativas o muy evidentes. Precisamente, durante el período analizado, el 53% de los nuevos dípteros (moscas y mosquitos) y el 23% de los nuevos ácaros fueron descritos por ellos. Normalmente, uno no se para a fijarse en los ácaros… Además, también participan en trabajos de revisión de diferentes taxones, un trabajo muy tedioso que no todos los biólogos estarían dispuestos a hacer. Está claro que el aficionado que colabora con este tipo de trabajos tiene verdadera vocación, que es lo que hace falta muchas veces en la Biología.
En todo el mundo se describen unas 17.000 especies nuevas cada año aunque la mayoría son descubiertas en los trópicos. Se estima que aún quedan por descubrir un 10% de vertebrados, un 50% de los artrópodos terrestres y el 95% de los protozoos. En alguna otra entrada os he hablado de que actualmente existen 1,7 millones de especies descritas (1,2 millones si quitamos a las bacterias), de las cuales casi 1,1 millón son sólo artrópodos y aún así queda otro 50% más por descubrir ¡sólo de artrópodos! Es increíble.
Por desgracia, muchas de estas especies se extinguirán antes de que podamos descubrirlas. La razón está asociada a la progresiva disminución de los taxónomos profesionales pero el estudio también muestra que esta disminución resulta chocante, ya que es precisamente ahora cuando existe un número creciente de taxónomos activos, las técnicas de caracterización están en constante evolución y cada vez disponemos de más medios para acceder a nuevos lugares desconocidos, como cuevas o profundidades marinas.
Quería añadir una reflexión personal y es que este problema de la falta de taxónomos creo es un reflejo de lo que ocurre con la carrera de Biología. Cuando yo la estudié, la gran mayoría de mis compañeros escogieron esta carrera porque “no sabían muy qué estudiar, por tener un título”. Por supuesto, muchos de ellos fueron abandonando. Muy poquitos éramos los que realmente decíamos “yo la he escogido porque es lo que me gusta”, independientemente de si tiene más o menos salidas.