Mitos y falsas creencias sobre la Hipertensión Arterial
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La hipertensión arterial (o presión elevada, se aceptan ambos conceptos) es una enfermedad muy extendida en nuestros tiempos. La mayoría suele ser “hipertensión esencial” (traducción: no sabemos porqué se produce), pero hay muchas causas secundarias, como una enfermedad renal, obesidad u otros factores que producen hipertensión. De la misma forma, también hay demasiados mitos que deberíamos tener claros para no caer en conceptos equivados, cosa que provoca un mal tratamiento en algunos pacientes, y eso será lo que comentaremos hoy, ¿empezamos?
La presión arterial mínima es la importante
Para empezar hay una tensión baja (o diastólica) y una tensión “alta” (o sistólica). Existe la creencia muy extendida de que la importante es la primera, y la que exige control. Pero no, ni de lejos, pues ambas son importantes para controlar la enfermedad cuando se escapan de ciertos límites. Eso si, en nuestros mayores parece ser que un aumento excesivo de la presión diastólica es un factor de riesgo de infarto muy a tener en cuenta.
La “tensión descompensada” es peligrosa
Otra de las creencias extendidas es que si ambas tensiones, sistólica y diastólica, estan muy cerca una de la otra según sus valores numéricos. Esto no es demasiado importante, ya que la importancia real la tienen los valores en sí. Es decir, la relevancia recae en que los valores máximos de presión sistólica y diastólica sean 140/90 mmHg. Si alguno de los dos valores aumenta, es importante, pero si están por debajo de estos límites o se encuentran uno cerca del otro no tiene mayor importancia.
“Solo tengo la tensión elevada cuando voy al médico”
Este fenómeno tan peculiar se denomina “hipertensión de bata blanca”, y es algo bastante confirmado, pues el paciente tiene la tensión en valores normales al tomarsela en su propio domicilio pero la tiene elevada al ir al médico. En estos casos, los valores a tener en cuenta al tomar la tensión en casa serían más bajos, de 135/85 mmHg, y convendría acudir al médico.
“Si me duele la cabeza es que tengo la tensión alta”
Bueno, uno de los síntomas de la hipertensión sí conlleva dolor de cabeza, pero en la mayoría de los casos este dolor no se produce, y por supuesto puede deberse a múltiples causas. En definitiva, para confirmar sospechas lo mejor es tomarse la tensión, pues este es un síntoma demasiado genérico para tenerlo en cuenta en este caso.
“Si estoy bien, no hace falta que siga el tratamiento”
Aunque parezca totalmente ilógico, es una creencia muy extendida y totalmente falsa. Por supuesto que, al seguir un tratamiento, la tensión se estabilizará, pero será gracias a ese mismo tratamiento, por ello sería una irresponsabilidad dejarlo de golpe o disminuir la dosis por cuenta propia. En definitiva, para cualquier duda lo mejor es consultar al médico, y no hacer las cosas por cuenta propia.
“Si ya me tomo pastillas, puedo tomar sal sin problemas”
Otro grave error. La recomendación de no tomar sal sirve incluso para las personas sanas, pero es un factor a tener en cuenta durante la hipertensión. Si seguimos el consejo de tomar poca sal, el tratamiento será más eficaz, pero si no lo seguimos, será contraproducente para estabilizar la tensión.
“No puedo tomar picante”
Parece ser que otro mito bastante extendido es que no se puede consumir alimentos con picante si se es hipertenso. Otra falsa creencia, ya que existen estudios que incluso afirman que tomar picante de forma moderada podría ser beneficioso para nuestro organismo, ya que relaja los vasos sanguíneos, disminuyendo la presión arterial.
Y con esto finalizamos los mitos de hoy, recalcando que es muy muy importante seguir el tratamiento de forma correcta y bajo prescripción médica, pues cualquier cambio que se nos ocurra hacer por nuestra cuenta puede ser realmente peligroso.
Vía | El Mundo.