¿Qué hay detrás de una cola light?: ¿provocan cáncer? ¿son seguras?
Hay unanimidad científica en considerar los refrescos azucarados como alimentos poco recomendables. De hecho, aunque no todas las investigaciones encuentren relación directa entre el consumo de bebidas azucaradas con enfermedades cardiovasculares o diabetes tipo 2, sí que se cree que su consumo habitual podría jugar un importante papel en la aparición de éstas. En lo que sí hay consenso es en la asociación de bebidas azucaradas y la obesidad: “el consumo frecuente de bebidas azucaradas está asociado con Índices de Masa Corporal mayores (nivel de evidencia 2+)” (FESNAD-SEEDO, 2011)
Todo esto hace que las críticas a los refrescos azucarados se haya intensificado en los últimos tiempos (no en vano, en EEUU, a partir de 2013 las compañías de refrescos como Coca-Cola o Pepsi van a instalar máquinas expendedoras que expondrán la calorías totales a simple vista para que los usuarios puedan ser conscientes de ello sin tener que buscar en la etiqueta de los refrescos) y el protagonismo de las versiones “light” o “zero” es cada vez mayor.
No aportan calorías pero…
A simple vista la elección de un refresco sin azúcar parece una buena opción (de hecho es mejor opción que un refresco azucarado), sin embargo ¿esto implica que podamos tomarlos de forma habitual y sin control? Si total, no “engordan” ¿no?
Pues aunque las calorías de un refresco light sean prácticamente nulas y en mayor parte, la evidencia no los relaciona con la ganancia de peso, algunos estudios observacionales (recordamos de nuevo que correlación no implica causalidad) han encontrado que el consumo habitual de este tipo de bebidas edulcoradas se relaciona con un aumento del perímetro de la cintura. En concreto, este estudio asegura que los sujetos que bebieron las bebidas refrescantes sin azúcar habían experimentado un aumento 70% mayor del perímetro de la cintura durante un periodo de seguimiento de más de 9 años, en comparación con los participantes que no ingerían habitualmente ningún tipo de refresco.
Leyendo entre líneas:
Pero al margen del contenido calórico, si por algo han encendido la luz de alarma los refrescos sin azúcar es por su constante relación con efectos perjudiciales o carcinógenos. Preocupación que puede agravarse si cogemos un refresco de cola light y leemos sus ingredientes, ya que lo más probable es que nos quedemos estupefactos al no saber exactamente qué lleva adicionado esa bebida: colorante E-150d, edulcorante E-950, E-951, E-952, acidulante E-338… seguramente las únicas palabras que nos suenen familiar sean las de agua carbonatada, aromas y cafeína.
Tantos aditivos “E-xxx” crean confusión y más cuando muchas veces se escucha por boca de alguien que tal compuesto provoca cáncer, que tal otro se ha dejado de utilizar porque era tóxico… ¿Significa esto que los “E-xxx” son puro veneno? Bueno, no corramos tanto. Veamos qué son esos aditivos de una cola light.
- E-150d. Se trata del colorante de color caramelo, en concreto de caramelo de sulfito de amoníaco. Y ha despertado cierto temor porque La Agencia Internacional de Investigacion para el Cáncer (IARC), lo incluyó en 2011 como “posiblemente carcinógeno para los seres humanos“. Sin embargo La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) tras revisar toda la información disponible acerca de este compuesto concluyó que no hay motivo para la preocupación y asegura que este aditivo es seguro y puede utilizarse en alimentos y bebidas.
- E-951. También conocido como aspartamo, es posiblemente el aditivo más relacionado con efectos cancerígenos, porque es cierto que hay muchos estudios contradictorios acerca de la segurirad de este edulcorante. Pero aún así, el aspartamo está declarado como apto para el consumo en más de 90 países por organismos de control como la FDA o el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios.
- E-338. Este aditivo es el ácido fosfórico y suele utilizarse para conferir cierta acidez a la bebida. Se ha sugerido que su ingesta habitual favorece la erosión del esmalte dental y hay algunos estudios que lo relacionan con una menor densidad ósea. Además y por si fuera poco, otras investigaciones (también observacionales) han relacionado el consumo habitual de refrescos de cola con una mayor probabilidad de desarrollar deficiencia renal.
Visto todo esto, las conclusiones que podemos obtener es que los aditivos están ampliamente estudiados, sin embargo llegar a conclusiones sobre sus repercusiones directas en la salud humana no es tarea fácil. Porque los estudios observacionales no implican causalidad y porque realizar estudios en ratones tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes pues puede darse el caso que un determinado aditivo sea nocivo en una especie de rata, pero no en el ser humano y viceversa. Por ello, hay bastante controversia alrededor de algunos aditivos y ciertas instituciones los consideran seguros y otras no tanto.
Ante esta perspectiva, la opinión de un servidor es que no hay que alertarse exageradamente ante algunas opiniones que relacionan tal aditivo con cáncer o enfermedades. Pero no porque sea improbable que puedan llegar a producirlos, sino porque lo que considero recomendable es beber agua de forma habitual y si hay que tomar un refresco, pues que sea un hecho puntual. Porque, aunque todos los aditivos sean totalmente seguros (en principio por ello están permitidos utilizarlos) no veo necesario tener que “nutrir” a nuestro cuerpo con ellos de forma constante. Aunque supuestamente no aporten perjuicios, lo que es seguro es que no aportan ningún beneficio.
Imagen| NachoTV