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Queroseno, poderoso aliado del cambio climático

14 diciembre, 2012 20:31

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Si mencionamos la palabra queroseno, puede sonarnos lejano o cercano en el tiempo. Lejano, si pensamos en las lámparas con mecha que había que prender (cuyo combustible esencial era el queroseno) y que en algún momento de nuestra vida hemos podido llegar a ver. Cercano, si simplemente miramos a los aviones que surcan el cielo, ya que hay una alta probabilidad de que el combustible que se esté utilizando para propulsar los motores sea queroseno.

No sólo en aviación, sino que también se puede utilizar como disolvente o como combustible doméstico (principalmente en los países en desarrollo), dada la elevada estabilidad térmica que presenta.

El lado oscuro del queroseno

Científicos de las Universidades de Illinois y de California (Berkeley), han realizado un estudio, publicado en la revista Environmental Science and Technology, en el que muestran que las lámparas de queroseno emiten niveles de carbón negro (finas partículas de hollín), que son 20 veces superiores a lo que antes se creía.

El carbón negro presenta una alta peligrosidad, no solo para la salud humana, sino también para la salud ambiental, dado que aunque solamente permanece en la atmósfera durante 2 semanas, 1 kilogramo de carbón negro puede causar tanto calentamiento como el de 700 kilogramos de dióxido de carbono circulando en la atmósfera durante 100 años. Este carbón, absorbe calor y rayos del sol, calentando el aire. Vendría a ser como un increíble acelerador del calentamiento global.

Actualmente hay un gran interés en reducir el carbón negro, sería un método rápido para reducir en un futuro inmediato el calentamiento global, aunque no sería una solución para el cambio climático a largo plazo.

¿Cómo reducirlo?

Antes los investigadores de emisiones de gases de efecto invernadero, no consideraban las lámparas de queroseno como una gran fuerte de carbón negro debido a la pequeña cantidad de combustible usado en las lámparas teniendo en cuenta otras fuentes emisoras de partículas, como las cocinas o los motores diésel. Sin embargo, en este estudio comprobaban que todo lo obtenido tras quemar el queroseno de las lámparas era carbón negro.

Aunque es posible reemplazar los millones de lámparas de queroseno que alumbran hogares de países en desarrollo, sustituyendo estas lámparas por unas que son LED, cargadas por paneles solares (económicas desde el punto de vista occidental, no del punto de vista de esos países), y además, la gente quiere reemplazar las lámparas de queroseno como afirma Tami Bond, investigadora de la Universidad de Illinois; hay un problema a la vista y es que si no se ayuda económicamente a los países en desarrollo a realizar esta transición de las lámparas de queroseno a las LED, no podrán realizar el cambio.

Los autores del estudio esperan que, con los nuevos datos en la mano, las agencias trabajen en los países en desarrollo implementando iniciativas para reemplazar estas lámparas para desarrollar y distribuir alternativas económicas.

Los datos que no se cuentan

Aunque se pueda estar de acuerdo con la reducción de lámparas de queroseno, hay algo que no se debe olvidar, y es que como mencionábamos anteriormente, el queroseno es uno de los combustibles principales de la aviación.

Según publicaba a finales del mes pasado, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la demanda de pasajeros en el transporte aéreo se incrementó un 2,8% en octubre de 2012 con respecto al mismo mes del año anterior. Este dato deja claro que la cantidad de aviones que circularon a lo largo del espacio aéreo planetario aumentó.

De este punto se desprende una idea importante, de qué sirve que se llegue a realizar el cambio de un modelo de lámparas contaminantes a otro que es sostenible, si año a año aumenta el número de aviones y por tanto aumenta la producción de carbón negro derivada de la combustión del queroseno.

Esto sería como si estuviéramos en una competición de remo, y uno de los palistas remara en una dirección y el otro palista remara la dirección opuesta.

Nicholas Lam, de la Universidad de California, indica que

“Aunque pueda parecer pequeño la acción de ir eliminando las lámparas de queroseno de cada hogar, si consideramos el impacto colectivo de cientos de millones de hogares, puede ser un simple movimiento que afecte a todo el planeta”

Hay que remar hacia la lucha contra el cambio climático, pero todos a una, no los países en desarrollo en un sentido, y los ricos en sentido contrario.

 

Fuentes: Environmental Science and Technology y La Información

Imagen: Fine Art America