La psicología puede ayudarnos a disminuir el tamaño de las porciones de comida
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Comer puede parecer un acto simple o primitivo. Nos da hambre, comemos; estamos llenos. Pero una nueva investigación sugiere que nuestros hábitos, experiencias anteriores, y nuestro deseo de ajustarse a las normas sociales no sólo ayudan a determinar la cantidad que comemos, sino también cuan llenos nos sentimos después. Los hallazgos fueron presentados el 24 de septiembre en la Obesity Society Annual Scientific Meeting en San Antonio, Texas.
Tal como muestran las investigaciones sobre el tamaño de las porciones que comemos y el tamaño del plato en que las servimos, las personas tendemos a acabarnos lo que tenemos enfrente (¿será por la típica frase de madre de “Comete todo lo del plato”?) y además solemos servir suficiente comida para llenar el tamaño del plato. Sin embargo, para abordar eficazmente el problema de la obesidad tenemos que pensar más profundamente acerca de la psicología de comer, sostuvo Jeff Brunstrom de la Universidad de Bristol.
Aunque no nos demos cuenta, tendemos a tener diferentes sentimientos de saciedad dependiendo de cuánto-y qué- percibimos haber comido. Por ejemplo, en un estudio se observó que si le das a los sujetos de estudio batidos con cantidades idénticas de fruta, pero a algunas personas les dices que había más fruta y a otros que había menos, los que pensaban que habían consumido más seguirán afirmando sentirse más llenos incluso un par de horas más tarde. Efectos similares se han visto si le das a la gente la misma comida pero lo llaman una “comida” para algunos y un “snack” para los demás o etiquetarla de “alto en calorías” para algunos y “bajo en calorías” para los demás.
Estas influencias externas afectan a lo que Brunstrom llama “saciedad esperada”, dicho de otra manera, lo llenos que esperamos sentirnos tras una comida concreta. Y aquí es donde la experiencia previa juega un papel importante. “¿Cómo decidimos cuantas calorías poner en nuestros platos”, se preguntó Brustrom. “Esa es una pregunta muy complicada”, ha apuntado, pero “la memoria y el tamaño de las porciones están estrechamente relacionados.”
Para entender mejor cómo las personas toman estas decisiones a menudo inconscientes, Brunstrom y sus colegas llevaron a cabo un experimento pidiendo a los sujetos que observasen dos imágenes, una al lado de la otra, de dos alimentos en platos idénticos. La porción de comida en la izquierda, por ejemplo pedazos de pizza, permaneció estática, mientras que el alimento de la derecha, por ejemplo pollo tikka masala, aumentaba lentamente de tamaño hasta que el participante decía que esperaría sentir el mismo nivel de saciedad después de comer cualquiera de los platos. Los investigadores encontraron que el volumen simple de comida en los platos era importante para determinar la plenitud esperada. Pero el volumen no cuenta toda la historia. Otro factor, especialmente para los niños pero también para los adultos, es la familiaridad. “Esperamos que los nuevos alimentos confieran relativamente poca saciedad hasta que la experiencia nos enseña lo contrario”, explicó Brunstrom.
Brunstrom sostiene que las comidas a lo largo de nuestra vida nos han enseñado que esperar a la hora de comer, tanto acerca del tamaño de la porción como acerca de lo llenos que nos sentiremos luego. Así que, si puedieramos reeducarnos para servir porciones más pequeñas y escoger alimentos nutritivos que nos hagan sentir saciados, podríamos ser capaces de reprogramar nuestras conductas alimentarias automáticas.
Otra forma de mejorar la selección del tamaño de los alimentos es trabajar en nuestro profundamente arraigado deseo de conformidad social, señaló Jason Riis, de la Escuela de Negocios de Harvard.
Cuando estamos en casa, el problema no es tanto. Ahora bien, ¿Cuántos de nosotros cuando vamos a un restaurante pedimos una porción más pequeña? Más bien nos quejamos si la porción es pequeña o incluso aceptamos ofertas para hacer las porciones más grandes. Y, por supuesto, nos comemos todo lo del plato.
Riis y sus colegas realizaron estudios en Panda Express, una cadena de restaurantes de comida rápida asiática, mostrando que los clientes suelen aceptar una oferta para reducir el tamaño de un plato lleno de calorías para cortar más de 200 calorías de su comida, aunque para ello algunos también recibieron un pequeño descuento en la comida.
Riss espera que poniendole un nombre como “porción adecuada” o algo parecido, esta opción de disminuir el tamaño de la porción pueda algún día llegar a ser el estándar de los restaurantes. Con esto disminuiría la cantidad que la gente consume cuando sale a comer fuera y podría significar una diferencia en las cifras de obesidad que tenemos hoy en día y, desde luego, en el nivel de salud de la gente.
Fuente: Scientific American