Desarrollan robots capaces de huir de los peligros como los humanos
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La capacidad de huida ante un peligro, como ya sabréis, se encuentra en un área determinada de nuestro cerebro. Esta área se denomina amígdala, y es bastante importante, ya que además de la capacidad de huida al reconocer peligros también nos otorga otras funciones como la regulación de las emociones y su participación en el sistema de recompensa (del que tantas veces hemos hablado en Medciencia en referencia a las adicciones).
Pues bien, ahora se ha conseguido desarrollar un programa o software inspirado en esta área cerebral, llamado STARTLE (la traducción literal en español sería “sobresalto”), lo que ha permitido dotar a los robos de la capacidad de reconocer las amenazas externas y poder huir de ellas.
Este desarrollo se ha llevado a cabo en Hampshire, Reino Unido, de la mano de Mike Hook y sus colegas del Roke Manor Research de Romsey. Este grupo de investigadores han usado una red neuronal artificial y han buscado los datos incorrectos o inconscientes para corregirlos. Una vez hecho esto, han conseguido enseñar a un robot que es lo que esta fuera de lo común, para que pueda reconocer los peligros externos.
Por poner un ejemplo, si se le pone este tipo de software a un vehículo robótico, sus sensores podrían reconocer un bache, y su sistema interno podría centrarse en evitar este obstáculo o poder pasarlo sin mayores consecuencias.
La importancia de todo esto es la imitación del diseño cerebral de la amigdala, que proporciona a los mamíferos una respuesta rápida y contundente delante de las amenazas. Esta área cerebral ayuda, por ejemplo, a los animales pequeños para que puedan escapar de los más complejos. La clave esta en poder detectar las situaciones anómalas, no en reconocer las cosas cotidianas, según explica Hook.
STARTLE se ha probado con un vehículo y para controlar la salud del robot. En esta última prueba el programa ha sido entrenado para poder responder a señales de peligro como cambios de energía de su batería (la similitud con los humanos sería cuando tenemos hambre y nuestro cerebro nos avisa de que hay que comer), o cambios en la temperatura externa, por ejemplo.
Por otra parte, STARTLE podría usarse en vehículos robóticos para reconocer una conducción errática de otros vehículos ajenos, y por supuesto se podría dotar a este vehículo de las herramientas necesarias para salvar vidas o evitar catástrofes mayores.
La verdad es que el campo de la robótica cada vez avanza más y más deprisa, pero también tiene sus problemas éticos. ¿Sabremos cuando parar? ¿Llegará el punto donde crearemos una inteligencia artificial superior a nosotros? El tema de la “inteligencia artificial” está muy candente en los últimos tiempos, lo volveremos a tratar en próximos artículos.
Vía: New Scientist.