Desde el pasado fin de semana, las redes sociales en España se han convertido en un auténtico hervidero de memes, chistes y vídeos protagonizados por todo tipo de personalidades españolas 'hablando' en perfecto inglés. Chiquito de la Calzada, Belén Esteban, El Fary, Mariano Rajoy... La lista es tan larga como el número de likes de algunas publicaciones. Sólo unos días después, el actor Stephen Fry ha acusado a una inteligencia artificial de replicar su voz sin su permiso tras recopilarla de sus audiolibros de Harry Potter. Pero la lista no acaba aquí, también toca a cantantes, artistas y personas anónimas que pueden sufrir las consecuencias... La amenaza de la IA es real y ya está aquí.
Este festival de falsos doblajes ha puesto sobre la palestra la existencia de varias aplicaciones que usan inteligencia artificial, como Rask AI o HeyGen, para traducir cualquier clip de vídeo de forma automática a decenas de idiomas respetando el timbre de la voz original, con capacidad incluso para modificar la posición de los labios y sincronizar imagen y sonido.
Desde la irrupción de ChatGPT y sus equivalentes, muchos son los sectores que han visto su futuro amenazado por la capacidad de estos algoritmos entrenados para emular tareas creativas, que hasta hace muy poco eran indisociables de la inteligencia humana. Redactores, traductores, diseñadores, músicos, cineastas... Con medio Hollywood en pie de guerra precisamente para defenderse de las IAs, el turno parece haberle tocado ahora a los profesionales que trabajan con su voz, ya sea como actores de doblaje, locutores de audiolibros o incluso cantantes, que ven cómo estas inteligencias artificiales avanzan a pasos agigantados y pueden derivar en una auténtica hecatombe laboral.
Doblaje frente a IA
"Lo primero es aclarar que lo que hemos visto estos días en las redes no es doblaje, sino una traducción simultánea que realiza una máquina de manera automática", explica a EL ESPAÑOL-Omicrono Raúl Lara, presidente de ADOMA, el sindicato mayoritario de los artistas de doblaje de Madrid. "Lo que hacemos nosotros es algo muy distinto, un proceso artístico realizado por profesionales del doblaje y la interpretación. Y antes de que ellos participen, hay un proceso de traducción, adaptación, ajuste, producción, dirección en sala… No tiene nada que ver".
Ver a Loles León hablando en inglés en un capítulo de Aquí no hay quien viva sorprende, pero no aguanta la mínima comparación con un doblaje profesional, arguyen los actores de doblaje, ya que carece de entonación y emoción. "Pero llegará un momento en el que todo eso se supere", reconoce Lara, "porque es cuestión de horas de entrenamiento, que conseguirán que la cadencia tenga muchas más inflexiones… Sin embargo, nunca tendrán la chispa, la gracia y el sentimiento, porque no pueden tenerlos. Una máquina nunca, por definición, podrá hacer eso, porque por suerte es algo intrínsecamente humano. Podrá dar resultados aparentes, y cada vez mejores, pero nunca será verdad".
La irrupción de la IA supone la puesta en marcha de una enorme bola de nieve tan imparable como un huracán de categoría 5: así se aproxima la nueva revolución industrial que puede transformarlo todo. De por medio, espinosas cuestiones éticas y legales, derechos de propiedad intelectual vulnerados y las intenciones de algunas empresas por sacar tajada cuanto antes de estas nuevas herramientas al alcance de cualquiera.
De hecho, hay quien lo ha visto venir desde hace tiempo, como Rafael de Azcárraga, un ilustre veterano de la profesión muy popular entre los aficionados a los videojuegos en España, ya que su voz grave y profunda es la de Kratos, el protagonista de la saga God of War. "Tengo constancia de que en Israel ya se había hecho algún doblaje de prueba de una película entera en varios idiomas", afirma en conversación con EL ESPAÑOL-Omicrono.
En cualquier caso, tanto Azcárraga como otros compañeros de profesión temen por su futuro laboral "porque va a depender mucho de la responsabilidad de las empresas. Deberían entender que no sólo están en juego nuestros trabajos, sino también los suyos. Estoy seguro de que ya hay alguna empresa que dice: yo lo voy a hacer con IA. Y habrá algunos clientes que lo compren, y algunos trabajadores que entren al juego. Yo me jubilo en un par de años, espero que no lleguen tan rápido, pero temo por la gente joven de entre 15 y 30 años que se está incorporando, que además es muy buena. Creo que lo van a pasar mal".
Una de esas posibles afectadas que señala Azcárraga es la actriz Elena de Lara, con miles de seguidores en redes sociales gracias a sus doblajes y una de las voces del podcast Biotopía de Manuel Bartual. "Sí, veo peligrar la profesión", reconoce sin ambages, "pero en ningún caso por la calidad, sino por la posible intención de personas que quieran abaratar los costes y no pagar a los profesionales que nos dedicamos a esto. Obviamente, si te fijas y pones un poco de oído, se nota que los vídeos con IA no están en un tono correcto, ni están bien traducidos, ni nada pero, como es por las risas… ¡uy, qué gracia, Carmen Machi hablando en inglés!".
Para hacer frente a esta avalancha que amenaza con llevárselo todo por delante, la actriz reivindica la necesidad de "tomar una posición moral". Y es que las voces que consiguen estas IAs "no son reales, porque lo que hacen es buscar, copiar y manipular, pero no está creando nada. Lo bonito de la interpretación, del doblaje y cualquier actividad artística en general, es precisamente la creación".
Identificación de la IA
Las aplicaciones que llevan a cabo traducciones automáticas, como Rask AI, no son nuevas, a pesar de que su reciente viralidad. De hecho, los responsables de ADOMA y de otras asociaciones gremiales y sindicatos de artistas de voz en distintos países —primero europeos y ahora también de EEUU y Latinoamérica— crearon a principios de este año UVA (United Voice Artists), una plataforma gremial para defender sus derechos y advertir sobre los peligros de no regular una tecnología tan potencialmente dañina como la inteligencia artificial.
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Una de sus primeras iniciativas fue la publicación de un manifiesto para influir en la redacción de la ley de inteligencia artificial que prepara el Parlamento Europeo y que, probablemente, sea la primera del mundo en regular todo lo relacionado con las inteligencias artificiales generativas. "Un llamamiento a los políticos y legisladores de la UE para que aborden los riesgos inherentes, tanto legales como éticos, en la concepción, entrenamiento y comercialización del contenido generado por IA", señala el primer punto del documento.
Entre sus reivindicaciones, quizá la más importante sea la necesidad de "garantizar la transparencia de la IA generativa". Al igual que en otro tipo de contenidos, como las imágenes, lo que reclaman los artistas de voz es una marca de agua que permita etiquetar y rastrear cualquier voz clonada o sintética, para que cualquiera sepa distinguir al momento que no es humana.
Es algo que va más allá del uso recreativo de las IAs, y que pretende acabar con los peligros de los deepfakes y el contenido falso. "Si no se identifica la procedencia de una imagen o una voz, puede suponer un grave peligro para la seguridad nacional e internacional", sostiene el presidente de ADOMA. "Lo que no puede ser es que exista la posibilidad de que te llame una voz que suena exactamente como la de tu madre y te diga ‘déjame las llaves debajo del felpudo de la entrada’".
Así, se pretenden atajar los posibles abusos de quienes quieran suplantar a cualquier persona, pero también de las empresas que ya han intentado incluir en algunos contratos con actores de doblaje la cesión de sus voces para el entrenamiento de IAs. "Tenemos constancia de que en algún estudio se han dado cesiones para entrenar directamente estas redes neuronales, pero en un principio sin notificar a los actores que ese era el objetivo", afirma Raúl Lara.
Cuando esa denuncia llegó a ADOMA, advirtieron a todos sus asociados lo que significaba esa cláusula que les estaban dando a firmar. "Por suerte, el movimiento a nivel profesional está siendo unánime en torno a que no hay que participar en esto porque todavía no está regulado. En el momento en el que lo esté, ya se verá hasta dónde se acepta que llegue esta tecnología, si puede ser una herramienta que ayude en ciertas cosas y la manera en la que se remunera".
Adiós actores, adiós cantantes
Este fenómeno viral de los vídeos traducidos con IA ha coincidido, como decíamos al principio, con una noticia preocupante en el mismo sentido. El actor y escritor británico Stephen Fry ha denunciado que una IA ha aprovechado su narración de los siete audiolibros de Harry Potter para usar su voz sin su consentimiento en un documental en el que no ha participado.
"Tenemos que pensar en [la IA] como en el primer automóvil: es impresionante, pero no es el artículo acabado. Lo que tenemos ahora avanzará a un ritmo más rápido que cualquier tecnología que hayamos visto nunca. En una cosa podemos estar todos de acuerdo: es un momento jodidamente raro para estar vivo", dijo Fry en Festival CogX de Londres.
Y tanto, porque las facilidades para clonar la voz son cada vez mayores, y eso puede derivar en pódcast de personas muertas o en deepfakes de políticos para desestabilizar campañas electorales o países enteros. Las normas de redes como Twitter sobre estos vídeos eran muy estrictas, pero bajo el mandato de Elon Musk y la relajación de las normas de moderación cualquier cosa parece posible.
Hasta cantantes tan conocidos como Drake o The Weeknd están siendo 'clonados'. Es lo que ocurrió el pasado abril cuando se hizo viral una canción llamada Heart on My Sleeve, una pista generada gracias a un software de IA que logró más de 10 millones de reproducciones. Lo más reconocible eran las voces de estos famosos cantantes, pero el usuario que subió la canción lo hizo sin preguntar ni pagar copyright, por supuesto. Él mismo aseguró que este era "solo el comienzo" y que estábamos "ante una nueva era". Lo que no está claro es si algún trabajo creativo sobrevivirá ante semejante alud.
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