Estamos a apenas una semana y media del lanzamiento de Xbox Series X y Xbox Series S en España; es el momento de prepararse para el salto a la nueva generación, pero también para mirar al pasado para saber cómo hemos llegado aquí.
Para los aficionados a los videojuegos, la llegada de Microsoft al sector de las consolas fue toda una sorpresa; el mercado estaba dominado por empresas japonesas, como Sony, Sega y Nintendo, y desde los tiempos de Atari ninguna empresa estadounidense estuvo a la altura.
Aunque la Xbox perdió ante el fenómeno Playstation 2, sus logros marcaron el camino de la Xbox 360, la consola que realmente elevó a Microsoft como un gigante del sector.
La Xbox original
Ahora Seamus Blackley, el máximo responsable de la primera Xbox, ha revelado a la revista Edge algunos de los quebraderos de cabeza y encontronazos que tuvo con la directiva de Microsoft, incluido el mismísmo Bill Gates, para hacer realidad la consola.
La idea de Gates originalmente era crear una consola que fuese básicamente un ordenador barato. Usaba componentes de ordenador, como un procesador Pentium III y una gráfica basada en la GeForce 3. El plan original era que usase Windows; concretamente, la versión iba a ser Windows 2000 por su compatibilidad con DirectX 8.1, que iba a permitir a los desarrolladores lanzar los mismos juegos que en PC.
A efectos prácticos, la Xbox iba a ser un ordenador Windows, llamado "Windows Entertainment Project"; pero Blackley propuso esto sólo para conseguir la aprobación de la directiva, y nunca pretendió hacerlo realidad. Casi dos décadas después, ahora confiesa que "engañó" a Bill Gates en varias ocasiones, asegurándole que iban a usar Windows. Pero creía que el riesgo merecía la pena si su plan salía bien.
Blackley sintió la necesidad de engañar a sus jefes porque creía que Microsoft "no entendía los videojuegos, mucho menos las consolas"; es comprensible, ya que a finales de la década de los 90 Microsoft triunfaba gracias a Windows, su pilar para todo su negocio.
Incluso la primera incursión de Microsoft en las consolas fue con Windows: la Dreamcast de Sega contaba con una versión de Windows CE como sistema operativo; esta alianza luego sirvió para que Sega presentase juegos exclusivos para Xbox.
Sin Windows
Pero conforme el proyecto avanzaba, cada vez era más claro que Xbox no iba a usar Windows 2000; la propuesta había cambiado, y ya no se basaba en usar las posibilidades de Windows para hacerla más atractiva. En palabras de Blackley, "a ningún jugador le importa un carajo las características de Windows".
Poco a poco, la idea de abandonar Windows empezó a cuajar en la directiva, y la Xbox fue lanzada con un sistema operativo propio; en vez de asociar el producto con Windows, se asoció con DirectX, un nombre muy popular entre los jugadores de entonces y un mensaje para desarrolladores que querían hacer versiones de sus juegos de PC.
La Xbox original sorprendió a propios y a extraños, por muchas razones. El tamaño, tanto del dispositivo como de los mandos, fue motivo de broma; pero la superior potencia y los juegos exclusivos demostraron que Microsoft iba en serio. Al dar prioridad a los jugadores y responder a sus peticiones (como el lanzamiento de un mando más pequeño), Microsoft consiguió algo que tal vez no hubiera sido posible con un "ordenador barato" como era la idea original.