España se está enfrentando a un caluroso verano, con unas altas temperaturas que se espera que se mantengan durante los próximos días. Una situación que hace que salir a la calle a determinadas horas sea misión imposible, por lo que muchas personas optan por quedarse en casa. Y, para refrescarse, es habitual utilizar desde aires acondicionados, que además de los clásicos modelos cuentan con versiones sin máquina exterior y que no necesitan utilizar electricidad; o ventiladores en el techo, como el que ofrece Xiaomi. Pero ¿cuál es mejor instalar en la vivienda?
Uno de los principales debates que surgen siempre en verano es ¿qué es mejor utilizar para combatir el calor, un ventilador o un aire acondicionado? Dos sistemas muy populares pero que no son realmente comparables, ya que los primeros de ellos no suelen disponen de un sistema de refrigeración, sino que simplemente mueven el aire mejorando la sensación de frescor y confort. Aun así, hay ciertos aspectos que se deben analizar, como indican desde la OCU (la Organización de Consumidores y Usuarios).
Lo cierto es que según lo que se esté buscando, y a pesar de ser dos dispositivos que no se pueden comprar, es cierto que hay casos en los que conviene más uno que otro. Por lo que antes de tomar cualquier decisión es importante valorar la situación y diferentes parámetros. Uno de ellos es el consumo. Definiendo un uso de unas 4 horas diarias de 18 a 22 horas de lunes a viernes, que es cuando se regresa del trabajo, y de unos 8 horas para el fin de semana; el gasto que realizarán en la factura de la luz también dependerá de la potencia de estos aparatos.
Lógicamente, un ventilador no consume lo mismo que un equipo de aire acondicionado. La OCU se centra para su análisis en aparatos para habitaciones de 20 metros cuadrados, como un ventilador de techo de 132 cm de diámetro y un aire acondicionado tipo Split de 2,5 kW de potencia térmica. Y a pesar de haber muchas diferencias, en general sale más económico utiliza un ventilador de techo que sea muy eficiente.
Y es que en lo que se refiere a consumo, el coste mensual de los aires acondicionados será en torno al doble o el triple al de un ventilador de alta potencia. Aun así, también es importante analizar cada tipo de dispositivo, como sus prestaciones, características, precio, ventajas e inconvenientes, tanto de los ventiladores como de los aires acondicionados.
Ventilador de techo
Los ventiladores de techo son unos aparatos muy sencillos que están compuestos principalmente por unas aspas y un motor eléctrico, que será de mayor o menor potencia según el tamaño. Algunos de los modelos funcionan con corriente alterna (AC) y otros con continua (DC); y estos últimos resultan más eficientes. A la hora de instalar uno de ellos en casa hay que tener en cuenta su diámetro, ya que este se debe ajustar al espacio que se quiera refrescar.
En ese sentido, cuanto mayor tamaño tenga la habitación, más grande debe ser el ventilador. Unos aparatos que, en ocasiones, también cuentan con un mando a distancia, una lámpara para iluminar el cuarto y una función de 'invierno', que hace una rotación inversa para repartir el calor. Eso sí, es importante que la instalación de estos cacharros sea cuidadosa para que queden totalmente seguros, ya que son algo pesados.
Los ventiladores de techo suelen ofrecer una interesante ficha técnica, desde un nivel de ruido de 45 dB hasta una potencia entre 50 y 100 W. Por lo que son unos dispositivos silenciosos que gastan menos cuando giran más despacio, proporcionan un flujo de aire uniforme, son muy adecuados para instalar en habitaciones grandes y suelen llevar una lámpara para iluminar el cuarto.
También son económicos, ya que tienen un precio que oscila entre los 40 y 270 euros. Eso sí, también tienen sus inconvenientes. Por ejemplo, los ventiladores de techo no refrigeran realmente el cuarto en el que se instalan, sino que mueven el aire. Asimismo, a altas temperaturas apenas se suele notar la sensación de frescor y estos deben estar situado cerca de las personas para poder refrescarlas realmente.
Aire acondicionado
La gran mayoría de los sistemas de aire acondicionado instalados en las viviendas vienen con una bomba de calor, reversible, que son los encargados de transferir calor desde un fluido a baja temperatura a otro a mayor temperatura. Y con esto lo que se consigue es trasladar la energía térmica, es decir, el calor, de una manera eficiente desde un sitio a otro, en lugar de generar el calor directamente. La mayoría de ellos también cuentan con tecnología 'inverter'.
Una tecnología en la que el compresor nunca se apaga y tiene la capacidad de ajustar su velocidad a niveles más eficientes, dependiendo de la temperatura de la habitación y consumiendo de esta forma menos energía. Según señalan varios de los fabricantes, los aparatos de refrigeración con esta característica permiten un ahorro energético del 30% cada ocho horas de uso respecto a un aire acondicionado tradicional. Eso sí, la instalación de estos sistemas es más costosa que la de un ventilador de techo -unos 250 euros- y tiene que ser realizada por un instalador doblemente certificado.
En cuanto a las características de la unidad interior, esta ofrece un nivel de ruido superior a los 45 dB y una potencia de entre 2,5 y 3,5 kW. Además, suelen tener unas dimensiones de 83 centímetros de largo, 31 cm de ancho y 55 cm de alto. Entre sus ventajas se encuentran su capacidad tanto para enfriar como para calentar una habitación de manera muy eficiente y suelen disponer de un "modo ahorro energético", lo que permite un 30% de ahorro adicional en la factura de la luz; que se acercaría al gasto mensual de un ventilador.
Además, destacan por ser una forma segura de climatizar una casa sin necesidad de dejar las ventanas abiertas. Eso sí, cuestan entre 330 a 1.650 euros, por lo que son más caros, y en el caso de ser montado permanentemente en una pared exterior el coste puede aumentar hasta 500 euros. Asimismo, en el caso de vivir en una comunidad de vecinos y se necesita colocar una unidad exterior, hay que recibir una autorización.
Otras alternativas sostenibles
Con estos dos aparatos los usuarios buscan un mayor confort y la posibilidad de refrescarse rápido. Aun así, lo más sostenible y económico son utilizar sistemas naturales. La OCU explica que para combatir el calor se puede aprovechar la ventilación natural, abriendo las ventanas de casa cuando la temperatura exterior comience a ser uno dos grados inferiores a la del aire dentro del hogar. También se puede intentar impedir en lo posible la entrada de aire caliente, manteniendo las puertas y ventanas cerradas en las horas en las que las temperaturas son más altas, entre media mañana y media tarde.
Incluso para que sea más efectivo, las ventanas deben estar protegidas por persianas o toldos. Otra alternativa es disminuir las fuentes de calor, es decir, limitar el uso de electrodomésticos y bombillas al que sea únicamente imprescindible. No usar el horno, la plancha, la secadora o cualquier aparato que funcione con resistencias durante las horas de más calor. También se pueden instalar bombillas LED que emiten menos calor que las tradicionales, usar tejidos más frescos y adaptar la casa, como quitando alfombras.