Nvidia es una marca conocida por todos los usuarios españoles, como una de las dos principales alternativas en tarjetas gráficas; modelos como la RTX 3080 demuestran que la marca verde aún domina el mercado en muchos aspectos y nuevas tecnologías, como el ray-tracing.
Pero Nvidia es mucho más que videojuegos, y no hablamos de cómo sus gráficas se usan para minar criptomonedas; de hecho, el sector profesional y de servidores es cada vez más importante para Nvidia, que pretende reinventarse para el futuro.
La compra de ARM de parte de Nvidia fue un gran paso en esa dirección, y hoy hemos visto otro más: un procesador, CPU, diseñado por Nvidia. Pero, ¿significa eso que pronto podrías tener un ordenador sólo con componentes de Nvidia?
Procesador de NVidia
Cuando hablamos de la compra de ARM, ya adelantamos que, a largo plazo, Nvidia quería expandirse por el sector de la Inteligencia Artificial, y en ese sentido hay que comprender la presentación de Grace, el procesador de Nvidia.
Estamos ante una CPU, basada en arquitectura ARM como la de los móviles pero, especialmente, como la que se usa en muchos servidores de todo el mundo. Pero este modelo no competirá contra los Intel Xeon o los AMD Epyc, diseñados para centros de datos y grandes servidores; en vez de eso, se centrará específicamente en grandes redes neuronales.
Grace no se trata de un producto independiente, sino que está pensado para conectarse directamente con tarjetas gráficas de Nvidia; en otras palabras, es un 'apoyo' para la pieza que realmente hace el trabajo, ayudando a realizar billones de cálculos en aprendizaje automático.
Apoyo a la GPU
Esta CPU nace simplemente porque Nvidia se ha dado cuenta de que las gráficas no pueden dar lo mejor de sí, si no están emparejadas con componentes a la altura. Es por eso que algunas de las características más sorprendentes de Grace están en el ancho de banda entre la CPU y la GPU, de nada menos que 900 GB por segundo gracias a NVLink 4. Además, el ancho de banda de la memoria LPDDR5X es de 500 GB por segundo, y eso con ECC. Por último, cada CPU Grace puede comunicarse entre sí a 600 GB por segundo.
La propuesta de Nvidia es evidente: quienes quieran aprovechar sus gráficas para aprendizaje automático, podrán hacerlo con una CPU compatible con NVLink 4; eso es lo único que realmente desbloqueará todo el potencial de las GPUs. Y a su vez, la memoria tiene que venir en el conjunto, apostando por LPDDR5X por su eficiencia energética.
Con todo esto, Nvidia hace promesas sorprendentes, buscando multiplicar por diez el rendimiento en modelos con billones de parámetros. La GPU sigue siendo la prioridad de Nvidia, pero con Grace la compañía intenta demostrar que puede hacer mejor trabajo que Intel y AMD en esta tarea concreta, algo que le puede hacer ganar un sitio en el mercado en el 2023, cuando está previsto que sea lanzado.
Grace no es el primer procesador de Nvidia; también tiene los SoC (System-on-chip) Tegra, algunos de los cuales usaban núcleos Denver desarrollados por la compañía. Pero sí que es la primera vez que pondrá una CPU a la venta.