Probamos el Oculus Quest: el siguiente paso en la realidad virtual sin ordenador
En nuestro análisis del Oculus Quest comprobamos cómo está evolucionando la oferta de realidad virtual de Oculus, esta vez para jugadores y entusiastas.
30 abril, 2019 19:33Noticias relacionadas
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La realidad virtual ya es algo más que una curiosidad, un concepto futurista accesible sólo para unos pocos, pero que no es capaz de mantenerse por sí mismo. Y Oculus ha tenido buena parte de culpa de esto, y no solo con su visor de realidad virtual más famoso, el Rift; sino también con el Oculus Go, un dispositivo con todo lo necesario para disfrutar de la realidad virtual, completamente independiente y sin necesidad de conectarlo a un ordenador.
Como ya apuntamos en su día, el lanzamiento del Oculus Go fue un momento muy importante para el futuro de la realidad virtual. Era, y es, un dispositivo ideal para iniciarse en esta tecnología, con apps y juegos sencillos pero que sacan provecho de sus posibilidades. Al mismo tiempo, también puede que sea demasiado simple para muchos usuarios; especialmente jugadores con algo de experiencia en realidad virtual o videojuegos.
Análisis del Oculus Quest, el punto medio entre el Go y el Rift S
Eso dejaba el mercado fragmentado: si querías empezar con la realidad virtual, tenías el Go; pero si querías ir más allá, no tenías más remedio que comprar un Rift con un ordenador lo suficientemente potente. En Oculus se han dado cuenta de este tremendo salto; y el nuevo Oculus Quest es el resultado de su intento por cubrir todas las bases.
El Oculus Quest es un visor de realidad virtual todo en uno; es decir, trae todo el hardware necesario incluido con el propio dispositivo, y no tenemos que conectarlo a un ordenador. Sólo póntelo, y podrás disfrutar de realidad virtual. En ese sentido, es parecido al Oculus Go; con la diferencia de que es más potente, ofrece más posibilidades y tecnología más avanzada, lo que a su vez permite experiencias más completas. Podríamos decir que el Oculus Quest es un punto medio entre el Go y el nuevo Rift S que también acaba de ser lanzado; aunque se acerca más al segundo que al primero.
Y eso es porque el Quest presume de algunas de las innovaciones y ventajas que ya tiene el Rift S, pero en un formato que puede ser mucho más popular.
Oculus Insight, tus movimientos registrados en cualquier sitio
Tal vez la innovación más importante es lo que Oculus llama Insight. Para disfrutar de la mejor experiencia con el Rift y otros visores de realidad virtual teníamos que colocar sensores en la habitación o sala. Eso implica elegir el lugar adecuado para colocar los sensores y muchos cables tirados de un lado a otro.
Con el Quest, nada de eso es necesario, gracias al uso de cámaras con lentes de gran angular; dispuestas a lo largo del dispositivo, estas cámaras usan visión computerizada (o artificial) para escanear nuestro entorno y rastrear nuestros movimientos en base a los cambios que detectan.
Por lo tanto, lo único que tenemos que hacer es ponernos el visor; este automáticamente escaneará el entorno y podremos movernos con total naturalidad con seis grados de libertad. Sin embargo, esto trae un problema: si no tenemos límites de movimiento, tarde o temprano pegaremos una patada a una mesa o tiraremos un jarrón.
Para evitarlo, Oculus ha diseñado el sistema Guardian. Al iniciar el dispositivo por primera vez, Guardian nos pide delimitar la zona de juego; lo recomendable es un espacio de 2 x 2 metros como mínimo, aunque es posible jugar en menos espacio con algunos problemas.
Con el mando, podemos indicar dónde está el suelo, y a continuación marcar la zona que vamos a usar; en este modo, el visor muestra la “realidad” en blanco y negro gracias a las cámaras.
Guardian, asegurándose de que jugamos de manera segura
Una vez establecida la zona, el dispositivo nos avisará cuando estemos a punto de salir de ella; ya sea porque estamos andando hacia donde no deberíamos, o porque hemos estirado el brazo demasiado. Esto se representa en forma de una malla que nos rodea y aparece sobreimpresa en la app o juego que estemos usando, pero que sólo vemos si nos acercamos a los límites de la zona. Además, si salimos completamente de la zona, el visor nos mostrará nuestro entorno usando las cámaras.
En nuestras pruebas, la efectividad de Guardian quedó patente. En ningún momento nos salimos de la zona sin querer, y eso se tradujo en partidas seguras y sin golpes con el mobiliario. Una vez que te sitúas y sabes dónde están los límites, es fácil disfrutar de las apps sin volver a pensar en ello.
El único problema lo tuvimos en juegos con mucha acción y en los que teníamos que movernos mucho. En esos casos, a veces sacábamos un brazo de la zona sin que nos diésemos cuenta; por ejemplo, intentando devolver el saque en una partida de tenis de mesa. El sistema no podía avisarnos lo suficientemente rápido, ni podíamos reaccionar a tiempo para evitarlo. Es por eso que se recomienda el espacio libre de 2 x 2 metros, ya que de esa manera es más difícil que salgas de la zona sin querer.
Oculus Touch Controllers, tus manos virtuales
Uno de los grandes defectos del Oculus Go era el mando de control que venía incluido. Es ahí donde se notaba el recorte en los costes, ya que era muy simple (aunque suficiente para las apps del Go). En cambio, con el Quest, Oculus ha aprendido, y ha incluido una pareja de los nuevos mandos Touch Controllers.
Son los mismos controladores que vienen incluidos con el Rift S, una evolución de los Touch originales disponibles para el Rift. Y son uno de los motivos por los que consideramos que el Quest está más cerca del Rift que del Go.
Estos mandos son mucho más avanzados, y capaces de rastrear no sólo el movimiento de nuestras manos, sino también de algunos de nuestros dedos; el sistema sabe cuándo hemos puesto el dedo encima de un botón, y cuándo lo hemos levantado. Esto nos permite usar nuestras “manos virtuales” en los juegos y apps.
Por ejemplo, podemos cerrar el puño y levantar el dedo índice para pulsar un botón dentro del juego. O coger una pistola por la empuñadura de manera natural. O planear con nuestro “wingsuit” entre las nubes como si fuéramos un pájaro. Y por supuesto, que sean dos mandos en vez de uno nos abre la puerta a nuevas experiencias. Las posibilidades aumentan y los desarrolladores las están aprovechando.
Dos mandos que abren la puerta a más posibilidades
Los mandos son algo aparatosos a simple vista, con un círculo de plástico en la zona superior. Pero son relativamente ergonómicos y no hemos tenido problemas en usarlos, incluso en largas sesiones de juego. Son tan precisos como hemos necesitado que sean en los primeros juegos desarrollados para Quest.
El botón lateral y el gatillo responden bien y no han dado problemas; sin embargo, los botones frontales (A, B, X y Y) no dan una sensación tan buena y nos da la sensación de que deberían estar más elevados. Además, cada mando tiene un “joystick”, que algunos juegos usan para mover al personaje o el vehículo; aunque en esos casos el mareo está casi asegurado, por lo que no se usa mucho.
Los Oculus Touch Controllers son muy apropiados para la experiencia que ofrece el Quest. Un auténtico paso adelante, y donde más notarás la diferencia si vienes de un Go.
Juegos más completos y provenientes del PC
Es gracias a los avances tecnológicos que el Quest trae respecto al Go que los desarrolladores tienen más herramientas a su alcance para crear nuevas experiencias; o traer experiencias de otras plataformas.
Con la potencia adicional del nuevo hardware, los nuevos mandos Touch, y el sistema de rastreo avanzado, el Oculus Quest presume de una biblioteca de juegos muy competente de entrada. Nos encontramos una mezcla de juegos completamente originales y versiones de títulos que ya fueron lanzados en su momento para ordenadores y para el Rift.
Precisamente uno de los grandes atractivos del Quest será la posibilidad de jugar a estos títulos sin necesidad de comprarse un PC más potente. Entre las primeras estrellas nos encontramos juegos como Superhot VR, Beat Saber, Keep Talking and Nobody Explodes y I Expect You to Die. Todos se han adaptado muy bien al Quest, tanto gráficamente como jugablemente, y se pueden disfrutar como siempre.
Oculus también espera que el Quest sirva para atraer más desarrolladores a la realidad virtual, y ofrecer una plataforma aquellos que ya se han especializado en juegos de realidad virtual. Ballista o Journey of the Gods representan a estos creadores.
Tal vez lo que más echamos en falta en el Quest son apps que no sean juegos; al menos, fijándonos en lo que estaba disponible en nuestras pruebas. Es evidente que el Quest va dirigido a un tipo de usuario muy diferente, que busca experiencias más emocionantes y completas. En ese sentido, como experiencia “tranquila” y educativa, sólo está Wander, que nos permite explorar Google Street View en realidad virtual.
Cuatro juegos que destacan en el Oculus Quest
Superhot VR
Superhot es uno de los shooters más originales de la última década. Parte de una idea simple: el tiempo avanza sólo si te mueves. En realidad virtual, es un concepto que gana una nueva dimensión, ya que debemos controlar el movimiento de todo nuestro cuerpo y no solo del ratón y el teclado.
Aunque sólo hemos podido probar una corta demostración en el Quest, lo que hemos visto funciona muy bien. Realmente nos sentimos como Neo en The Matrix, capaces de esquivar balas y coger pistolas en el aire.
Journey of the Gods
Si querías un The Legend of Zelda en realidad virtual, lo nuevo de Turtle Rock Studios es lo más parecido que existe. Desde la ambientación al estilo visual, pasando por la jugabilidad, realmente nos hace sentirnos como cierto joven aventurero.
Pero si eres capaz de ver más allá de las semejanzas obvias, hay que decir que Journey of the Gods tiene méritos propios. La sensación de coger una espada y un escudo y luchar contra los enemigos es muy buena; o bien puedes dispararles a distancia con una ballesta.
Un “modo dios”, en el que el mundo se vuelve pequeño, y el uso de habilidades puede hacer de este juego algo especial. El único impedimento es que, por defecto, tiene un modo de control en el que controlamos directamente al personaje, lo que provoca serios mareos; afortunadamente, esto se puede cambiar.
Beat Saber
Uno de los juegos de moda entre “streamers” llegará al Oculus Quest con una versión bastante fiel. Si no lo conocías, en Beat Saber usas dos sables láser para cortar bloques de colores al ritmo de la música. En modo fácil es bastante entretenido, pero conforme subimos de dificultad se convierte en una auténtica locura en la que sudaremos de lo lindo.
La versión para Oculus Quest de Beat Saber es tan buena como esperábamos, y probablemente se convierta en uno de los éxitos del dispositivo. Los mandos responden muy bien a nuestros movimientos, y siempre que fallamos nos dio la sensación de que era culpa nuestra y no del hardware; algo muy importante en este tipo de juegos.
Dance Central
No podía faltar un juego de baile, pero en este caso no es uno cualquiera. Es la vuelta de una saga que obtuvo una gran popularidad en consolas, de manos de sus creadores, Harmonix. Esta renovación aprovecha la gran libertad de movimientos para permitirnos realizar pasos de baile al ritmo de los últimos éxitos musicales.
La clave del juego está en imitar los pasos de tus rivales al mismo tiempo que los hacen. No podemos decir que te vayas a convertir en la estrella de la fiesta si juegas a Dance Central, pero al menos los movimientos y su registro están trabajados.
El siguiente paso para disfrutar de la realidad virtual
Siempre es bueno cuando un dispositivo nos deja con ganas de más, y eso es justo lo que ha ocurrido con el Quest. La mejora del hardware se traduce en experiencias mucho más completas, divertidas y emocionantes. Si el Oculus Go se te quedó pequeño y quieres una experiencia más parecida a una “realidad virtual de verdad”, el Oculus Quest es por ahora, la mejor opción.
Eso no significa que sea recomendable para todo el mundo. El Quest apela a un usuario más activo y que no tiene miedo de moverse y experimentar con la realidad virtual; especialmente a los jugadores, con una buena oferta inicial con nombres muy conocidos en el sector. Sin embargo, si buscabas algo más (o algo menos) puede que te decepcione.
Echamos en falta aplicaciones educativas y experiencias que nos permitan disfrutar del hardware mejorado sin tener que sudar. Puede que sea cuestión de tiempo: la base ya está ahí y los desarrolladores pueden construir grandes experiencias con ella.
¿Un Rift S o un Quest? Depende de lo que quieras (y ya tengas)
Por 449 € como mínimo, el Quest tendrá un coste cercano al de un Rift S nuevo. Puede parecer demasiado para disfrutar de una experiencia inferior; pero lo importante es recordar que con un Quest, ya tienes todo lo necesario para disfrutar ya de la realidad virtual. No necesitas un ordenador lo suficientemente potente ni nada de eso. Además, la experiencia no será tan inferior gracias a la inclusión de los mandos Touch y de versiones de juegos bien conocidos.
El Oculus Quest es una buena alternativa para entrar ya en el mundo de la realidad virtual. Las únicas dudas que tenemos tratan de su futuro; si será soportado durante los próximos años, y si los desarrolladores seguirán lanzando versiones de sus futuros títulos. Si Oculus lo consigue, puede que por fin consiga popularizar la realidad virtual como se merece.
Características técnicas del Oculus Quest
- Pantalla
- Tipo – OLED
- Resolución – 1440 x 1600 píxeles por cada ojo.
- Velocidad de refresco – 72 Hz.
- Hardware
- Procesador – Qualcomm Snapdragon 835.
- Memoria RAM – 4 GB.
- Almacenamiento – 64 GB o 128 GB.
- Batería – de Ion Litio integrada con puerto de carga USB-C. Duración: entre dos y tres horas.
- Audio
- Altavoces integrados.
- Micrófono integrado.
- Puerto jack de audio.
- Características del visor
- Peso – 571 gramos
- Dimensiones – 193 mm x 105 mm x 222 mm
- Precio – 449 € (versión de 64 GB)
- Lanzamiento – 21 de mayo de 2019, reservas ya abiertas.