
Dron modificado para llevar granadas Omicrono Base Álvarez de Sotomayor (Almería)
En el 'laboratorio' de la Legión española donde experimentan con drones: "Lo más importante es el entrenamiento del piloto"
Aprovechando un curso de asalto, los legionarios de la Base Álvarez de Sotomayor de Almería muestran cómo usan los drones en el campo de batalla.
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Los recientes conflictos armados internacionales han supuesto un incremento significativo de la presencia de drones y, al mismo tiempo, han demostrado que un buen uso de estas aeronaves no tripuladas puede ser decisivo en el campo de batalla. Esto lo saben bien en la Legión, una de las fuerzas de élite más importantes de España, cuya Brigada Rey Alfonso XIII, ubicada en Viator (Almería), fue designada hace ocho años como Brigada Experimental dentro del proyecto Fuerza 35.
"Ya usábamos UAS [Unmanned Aerial System] cuando estuve desplegado en Irak y Afganistán hace ya unos cuantos años", explica el teniente coronel Federico Aguado, a EL ESPAÑOL-Omicrono. "Pero todo ha cambiado muchísimo" con la evolución tecnológica. Estas aeronaves han pasado de estar representadas únicamente por sistemas de vigilancia de miles o decenas de miles de euros a pequeños aparatos baratos, que prácticamente caben en la palma de una mano y se encuentran ampliamente disponibles en el mercado.
Se trata, por tanto, de un cambio de paradigma importantísimo para cualquier tipo de misión y al que el Ejército de Tierra debe ir adaptándose. En esta carrera de fondo para desarrollar sistemas aéreos no tripulados es en la que participa muy activamente la Legión, en concreto el Tercio 3º del mismo cuartel almeriense que se ha erigido como la punta de lanza de toda la Brigada.

Dos de los drones FPV fabricados por el personal de La Legión Base Álvarez de Sotomayor (Almería)
Aprovechando un curso de asalto realizado en las instalaciones de la Base Álvarez de Sotomayor, el personal de la Legión ha desplegado una parte de su flota de drones, incluidos los sistemas diseñados, desarrollados y fabricados por ellos mismos. Para el primer ejercicio que nos han mostrado, estas aeronaves se emplean para "ir guiando al pelotón por la posición defensiva e informando sobre la existencia de enemigos", tal y como ha señalado uno de los capitanes al frente de las maniobras. "
En la segunda parte del ejercicio, las aeronaves no tripuladas ostentan un papel todavía más importante. Además de actuar con un dron vigilante, parte del personal de la VIII Bandera se encargará de la simulación de utilización de un dron kamikaze empleando tecnología FPV (First Person View o Vista en Primera Persona, en castellano).
En un escenario real, según explicó el mismo capitán, estos drones potencialmente desechables y cargados de explosivos se podrían emplear para anular cualquier tipo de resistencia de punto. También abren la puerta al empleo de un dron capaz de lanzar cargas, como granadas, algo que se ha visto en los últimos meses con el objetivo de destruir blindados.
Pero antes de su prueba en el campo de maniobras, estas aeronaves han pasado por las manos de un grupo de legionarios muy especializado. Capaces de crearlos desde su planteamiento original sobre plano, pasando por la adquisición de componentes, el montaje y la programación del software para cumplir con las necesidades en un hipotético y simulado campo de batalla.
Drones hechos en Almería
Uno de los pioneros del segmento no tripulado dentro de la Brigada fue el sargento Domínguez. "Comencé, por afición, en 2018, cuando todo lo que rodeaba a los drones domésticos y comerciales estaba todavía por hacer", ha explicado a este medio durante la visita. El hobby fue paulatinamente acrecentándose a medida que lo incorporaba en su día a día dentro de la base militar, donde comenzó a crear un pequeño espacio para la experimentación con sistemas creados por él mismo.
"Compraba los componentes y los ensamblaba yo mismo", una tarea que también requería dotes de programación de software para que la aeronave funcionara como debía. Poco a poco, con el paso del tiempo y la experiencia adquirida con los drones, la pericia se fue afinando hasta la creación de cualquier tipo de plataforma a la carta; al tiempo que algunos de sus compañeros comenzaban a participar.
La Legión - Omicrono
"Hoy puedo crear desde cero cualquier aeronave que cumpla con nuestras necesidades". La especialización de Domínguez ha ido en paralelo al auge de las impresoras 3D y su consecuente abaratamiento. Gracias a ello, algunas piezas ya las fabrican empleando esta construcción aditiva que permite, de nuevo, la creación de formas totalmente personalizadas.
La impresión 3D se ha centrado, en el caso de los drones ensamblados en la base almeriense, en elementos accesorios como protectores de plástico que hacen la función de los trenes de aterrizaje de los pequeños drones. Son "piezas muy baratas de fabricar con este método", aseguró otro miembro del equipo de los legionarios encargados de los drones. "Aunque podemos hacer prácticamente de todo".

Manejo de dron FPV Omicrono Base Álvarez de Sotomayor (Almería)
El máximo grado de especialización alcanzada dentro de la Bandera ha cristalizado en la fabricación de una flota de drones FPV para el entrenamiento y, quién sabe, si algún día podrían recalar en algún campo de batalla con fuego real. Estas aeronaves han demostrado ser muy efectivas, ya que pueden llevar integrada una carga explosiva y hacerla detonar en el momento deseado. Además, no suponen un coste de fabricación excesivo por lo que están planteadas para "ser de un solo uso".
El entrenamiento en el manejo de los drones es, en el escenario tecnológico actual, igual de importante que saber manejar un arma. "El piloto lo es todo cuando se trata de volar estos sistemas", ha asegurado el sargento Domínguez. El dominio a la hora de manejar una de estas aeronaves supone la diferencia entre el éxito y el fracaso de la misión.
"Aunque esté desplegado un radar enemigo, si el piloto es bueno puede hacer más difícil detectar al dron". Por ejemplo, "volando a una altitud extremadamente baja, donde eres indetectable y, cuando el enemigo se quiera dar cuenta, ya tiene el dron encima".
Otra de las ramas tecnológicas en la que participan ampliamente en esta Base de la Legión es en la integración de accesorios a los drones. Para este caso, los militares emplean modelos comerciales ampliamente disponibles en el mercado que modifican incorporándoles, por ejemplo, una pinza para agarrar una granada.

Dron adaptado para llevar una granada Base Álvarez de Sotomayor (Almería)
Este formato de aeronave está siendo la responsable de un número incontable de bajas en los conflictos internacionales que se libran en la actualidad. "Gracias a un fotosensor, podemos dar la orden de que la pinza suelte la carga", apuntó otro legionario. En este caso, una vez ejecutada la misión, este dron puede regresar al punto de partida para que se acople otra granada y regrese al aire.
Nube táctica y más drones
Toda esta amalgama de drones volando de forma coordinada en un hipotético campo de batalla no tendría sentido sin una nube táctica que sirva de soporte tecnológico para el centro de mando y control. "Básicamente, resumiéndolo mucho, es como si pusiésemos muchos routers en el campo y todos se comunicaran entre sí a través de una red privada", aseguró un analista de inteligencia de la Legión.
"La nube táctica se utiliza para poder volar los drones de manera segura, sabiendo que la guerra electrónica no va a poder intervenir la señal tan fácilmente como un dron doméstico", explicó el mismo analista.
También para poder tener conectividad constante e inalterable con el sistema de mando y control, que "puede estar tanto en una tablet como en un teléfono, aunque ninguno de estos dispositivos es comercial, están modificados por nosotros".
Vuelo de dron Raven en La Legión
"Cuando nosotros nos desplegamos en el campo, intentamos que todos los pelotones tengan uno de esos dispositivos para conectarse a la nube táctica", permitiendo que el empleo de los drones sea lo más seguro posible. Así como las comunicaciones de todo tipo del pelotón equipado con esta tecnología.
Más allá de los drones hechos por el personal de la Legión, en la Base también cuentan con otros modelos de grado militar. Los más populares son los Raven y Orbiter, plataformas sobradamente probadas desde hace años y especializadas en misiones de vigilancia y en la recopilación de datos para la inteligencia.
La última versión del Raven recaló en España en el año 2017. El modelo elegido por el Ejército de Tierra es la versión digitalizada del dron que proporciona mejores capacidades y se modificó a conveniencia en el Parque y Centro de Mantenimiento de Sistemas Antiaéreos, Costas y Misiles, ubicado en Pozuelo de Alarcón (Madrid).
Se trata de una plataforma fabricada en Estados Unidos por la compañía AeroVironment y cuyo usuario principal es el Ejército del país norteamericano. Lleva en producción desde el 2004, cuando se pusieron en el mercado las primeras versiones, y está diseñado para labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento en operaciones militares de despliegue rápido.

Orbiter en Irak como parte del despliegue de la Brigada de La Legión
Cuenta con una envergadura de 1,37 metros con un peso de 1.900 gramos. Cuenta con un sensor electroóptico con posibilidad de incorporar visión nocturna por infrarrojos y consigue un radio de acción de 10 kilómetros en condiciones de línea de visión directa.
En cuanto al Orbiter, se trata de una aeronave no tripulada de fabricación israelí con un peso máximo al despegue de 50 kilogramos y una capacidad de llevar carga útil de hasta 5 kilogramos. En lugar del lanzamiento a mano, esta plataforma necesita de una catapulta para comenzar el vuelo e integra igualmente toda una serie de sensores para realizar labores de vigilancia.