Con las tropas rusas empleando drones para bombardear a población civil en Ucrania y la incorporación de misiles cada vez más avanzados, una de las pocas tareas pendientes de la industria aeronáutica es la incorporación de cañones. La inmesa mayoría de los cazas, desde hace décadas e incluidos lo que opera España, llevan cañones automáticos desde donde disparan munición de pequeño calibre muy apta para algunos escenarios que no requieren el empleo de otros efectores más sofisticados.
Incluso existen aviones especialmente diseñados alrededor de esta capacidad, como puede ser el A-10 estadounidense, que básicamente es un cañón con alas y forma de caza. Ahora, en un programa tecnológico recién publicado, científicos chinos aseguran haber desarrollado un fusil automático para integrarlo a bordo de casi cualquier dron, según recoge SCMP.
La principal innovación alcanzada por los científicos chinos ha sido conseguir reducir el retroceso del arma hasta casi volverlo nulo. De hecho, según lo describen, la energía es similar a la ejercida al accionar una tecla en un teclado de ordenador.
Armas automáticas para drones
El cañón elegido por los científicos chinos para desarrollar esta nueva arma es el compatible con la munición calibre 7,62 milímetros. Se trata, por tanto, de un estándar muy extendido que se emplea en fusiles automáticos tan populares como el Kalashnikov AK-47 y todas sus variantes de la misma familia.
Tal y como explican, las balas de esta arma para drones pueden ir a una velocidad que va desde los 740 a los 900 metros por segundo medido una distancia de 10 metros desde la punta del cañón. Son unas especificaciones equivalentes a las del mencionado AK-47, por lo que su potencia de tiro y alcance irán de la mano.
Detrás del desarrollo se encuentra el equipo de científicos liderado por el profesor Liu Pengzhan de la Escuela de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la Universidad del Norte de China. Los objetivos marcados por el grupo de expertos pasan por la creación de un arma que consiga mantener cierta precisión y flexibilidad mientras opera a bordo de un dron.
Por las características físicas de estas aeronaves, normalmente se trata de plataformas diseñadas para ser lo más ligeras posibles con el fin de incrementar al máximo la autonomía. Sin embargo, este factor juega en contra de los importantes retrocesos que los fusiles como el AK-47 experimentan al disparar, incluso para un soldado.
La reducción del retroceso la han conseguido realizando un orificio en la parte trasera del cañón del arma, gracias al cual el equipo científico descubrió que podían liberar la onda expansiva de gas producida por la explosión de la pólvora del cartucho. El problema de perforar el cañón es que la presión que se ejerce en su interior disminuye considerablemente y, por tanto, la velocidad de salida del proyectil podría disminuir.
Para anular el efecto ralentizador del proyectil saliendo del cañón, han desarrollado un nuevo diseño con un sello de alta resistencia en la parte posterior del arma y han acoplado un chip de inducción electromagnética en su interior. De esta forma, cuando se da la orden de disparo, el chip enciende el explosivo y lanza la bala hacia la boca de fuego.
A medida que se incrementa la presión dentro de la cámara, rompe la membrana y se ventila a través del orificio practicado en el cilindro. Con esto consiguen reducir de forma notable el retroceso y, al mismo tiempo, el proyectil mantiene una alta velocidad inicial.
Tal y como recogen los investigadores, la estructura del arma es sencilla y el coste de fabricación bajo. Tan solo necesitan instalar una bobina en el cañón del arma para detonar el chip y protegerlo con una capa de cerámica resistente a altas temperaturas y presiones.
Las investigaciones y los resultados están recogidos paper publicado en la revista académica Acta Armamentarii. En ella, detallan que este nuevo cañón ha sido sometido a "múltiples pruebas que han confirmado la eficacia del diseño". El rifle estuvo suspendido en el aire mientras disparaba y obtenía un retroceso de 1,8 centímetros. Se trata de un movimiento prácticamente insignificante, máxime cuando no tiene un lugar donde apoyarse —como puede ser el hombro de un humano— que contrarreste la fuerza.
En 2016, China impulsó una propuesta en la ONU para prohibir la conversión de los drones en armas letales, convirtiéndose en el primero de los 5 miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de la institución en hacer tal sugerencia. Pekín volvió a insistir en 2021, topándose con EEUU y Rusia en contra. Desde entonces, buena parte de su industria ha estado desarrollando este tipo de plataformas con cada vez más capacidad de ataque.
Perro robot armado
Las investigaciones realizadas para la incorporación del arma automática en el dron cuenta también con una aplicación a los perros robots con los que China ya cuenta en su arsenal. Se trata de un robot similar en apariencia al de Boston Dynamics, aunque diseñado, desarrollado y fabricado en el país oriental.
"Puede servir como un nuevo miembro en nuestras operaciones de combate urbano, sustituyendo a nuestros miembros (humanos) para llevar a cabo el reconocimiento e identificar (al) enemigo y atacar el objetivo", según dijo un soldado identificado como Chen Wei, en un vídeo de la cadena estatal CCTV.
En el vídeo compartido en el canal de YouTube del medio chino se puede apreciar a este perro robot con un rifle automático montado en su lomo y en los dos minutos de duración se le puede ver desde caminando hasta saltando, tumbándose y moviéndose hacia atrás bajo el control de un operador remoto. Con la incorporación del nuevo cañón, el sistema podría mejorar notablemente en la precisión de disparo.
En uno de los ejercicios, llevados a cabo en mayo de este mismo año, el perro robot dispara un rifle y guía a una unidad de infantería hacia el interior de un edificio simulado. Una máquina que "pesa unos 50 kilogramos y que es capaz de avanzar rápidamente bajo el control de un operador", según indica el soldado chino.