Los drones, unas herramientas muy populares en España para tomar fotografías y vídeos, se han convertido en una de las armas más utilizadas durante el conflicto en Ucrania por parte de ambos bandos. En el caso de Rusia, se ha llegado a revelar algunos de sus secretos, como que su ejército ha llegado a modificar estos dispositivos kamikazes con antenas de Starlink y hasta con control por fibra óptica. La última vergüenza de las tropas de Vladímir Putin ha sido derribar un dron S-70 propio que ha caído en manos de Ucrania.
El pasado sábado 5 de octubre salieron a la luz en diferentes redes sociales que las fuerzas rusas podrían haber derribado su propio dron S-70 Okhotnik (Cazador, en su traducción literal al español) sobre la ciudad de Kostantínovka, en la región ucraniana de Donetsk. De hecho, y según indican desde el medio Defenceblog, varios canales de Telegram que informaron inicialmente del incidente especularon con que la aeronave había sido derribada por error de fuego amigo.
Algunos expertos militares rusos señalaron que se trataba de un vehículo aéreo no tripulado, pero los análisis de los restos del lugar del accidente confirmaron que en realidad era el avanzado dron ruso S-70. Un avión no tripulado táctico de ataque furtivo y reconocimiento que supone uno de los últimos avances de Rusia en cuanto a tecnología de drones; y que fue un desarrollo que el Ministerio de Defensa ruso encargó al fabricante aeronáutico Sukhoi en el año 2011.
El objetivo del S-70 es el de convertirse en una plataforma aérea no tripulada de largo alcance y con capacidad de ataque. Incluso cuenta con propiedades furtivas que lo hacen 'desaparecer' de los radares enemigos. También dispone de un diseño de tobera más silenciosa, un motor construido en 3D y destaca por su capacidad para esquivar aquellos misiles que se guían por infrarrojos.
Los detalles que Rusia ha ofrecido de forma oficial sobre esta aeronave son escasos, pero se conoce que tiene un peso en vacío de unas 20 toneladas, una envergadura de 20 metros, una velocidad máxima de 1.000 kilómetros por hora con una autonomía de 6.000 kilómetros. Una aeronave no tripulada que está concebida como un proyecto de avión de sexta generación y cuyo diseño se basa en el anterior Mikoyan Skat, incorporando tecnologías del caza Sukhoi Su-57.
De confirmarse, este incidente pondría de relieve los actuales problemas de coordinación y comunicación existentes entre las fuerzas rusas; algo que se ha puesto de manifiesto en diferentes ocasiones desde el comienzo de la guerra en Ucrania. Eso sí, los accidentes de fuego amigo no suelen ser frecuentes de zonas de conflicto, y es que la pérdida de una pieza militar de tan alto valor supondría un duro golpe para las fuerzas de Putin.
Por el momento las autoridades militares rusas no han emitido ninguna declaración oficial sobre este asunto y ni si quiera han facilitado información detallada sobre cómo se ha producido. Aun así, en redes sociales no han dejado de surgir diferentes teorías y conversaciones entre analistas de defensa sobre las posibles causas del fallo y del estado actual de las operaciones de drones en Ucrania.