Cuando los relojes en la España peninsular marcaban las 20:57, un total de 4 satélites de la compañía catalana Sateliot han recibido el extraordinario impulso de los 9 motores Merlin del cohete Falcon de SpaceX. La misión, denominada Transporter 11, es la encargada de inaugurar la constelación de orbitadores que proporcionará cobertura 5G a miles de dispositivos IoT dentro de muy poco.

El lugar de despegue elegido es la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg en California (Estados Unidos), desde donde SpaceX realiza buena parte de sus lanzamientos de satélites. "La Transporter 11 es la undécima misión de viajes compartidos para satélites pequeños", publica la compañía de Elon Musk en un comunicado.

"Habrá 116 cargas útiles en este vuelo, incluidos CubeSats, MicroSats y un vehículo de transferencia orbital que transportará 8 de esas cargas útiles, 5 de las cuales se desplegarán más adelante". Es también el vuelo número 12 para la primera etapa reutilizable del cohete Falcon 9.

Marco Guadalupi, CTO de Sateliot, mostrando el satélite en la sala blanca Cedida Negrín (Pontevedra)

La órbita elegida por Sateliot es de 600 kilómetros respecto a la superficie de la Tierra, que son aproximadamente 200 por encima de la Estación Espacial Internacional, y tendrán una frecuencia de paso inicial de una vez por día. Si no ocurre ningún contratiempo durante el trayecto, la operación consistirá en una mera supervisión y monitorización de la telemetría que llega a la superficie a través de una antena UHF y otra en la banda de los 2 GHz.

Los satélites están programados para colocarse de forma autónoma respecto al plan de vuelo diseñado por los ingenieros. Para este primer despliegue, Sateliot posicionará cada uno de los satélites a 90 grados alrededor de todo el planeta con el fin de proporcionar la máxima cobertura posible en todo el globo.

También asumirán el trabajo de conectarse a las estaciones en tierra firme y de ir posicionándose en el espacio para cubrir sus necesidades energéticas y los requerimientos para su operación comercial. Esta última fase todavía tardará unas semanas mientras los orbitadores van conectándose, posicionándose y proporcionando conectividad.

De la fabricación de las plataformas se ha encargado la gallega Alén Space —integrada ahora en GMV— en sus instalaciones de Nigrán (Pontevedra). Allí han llevado a cabo toda la integración de sistemas recurriendo al estándar Cubesat mientras que en los laboratorios de Sateliot en Barcelona se han encargado de la radio, la principal innovación tecnológica a bordo de los dispositivos.

En paralelo, Sateliot se encuentra trabajando ya en la segunda tanda de satélites que estará compuesta por 12 unidades y con la intención de lanzarse en la segunda mitad del próximo 2025. Además de los cambios e iteraciones tecnológicas internas, también están preparando un nuevo método de despliegue más personalizado y preciso.

Aplicaciones

Sateliot inicia de esta forma su fase comercial de la constelación, para la que tiene 200 millones de euros en contratos e ingresos recurrentes con más de 400 clientes de 50 países alrededor de todo el mundo. Entre ellos se encuentran compañías como Telefónica o AWS (Amazon Web Services).

Los 4 primeros miembros de la constelación proporcionarán cobertura en cada punto del planeta una vez al día. En este caso puede proveer a sectores con necesidades de información poco exigente en el plano temporal. Por ejemplo, registrando la humedad de la tierra en diferentes puntos de una explotación agrícola.

"En agricultura hay sensores adaptados a cada tipo de cultivo que dan 20 parámetros diferentes", según explicó Jaume Sanpera, CEO y cofundador de Sateliot, a EL ESPAÑOL - Omicrono. Dispositivos que cuestan menos de 10 euros y que les dura la batería más de 5 años. "Los clavas en la tierra y comienzan a enviar datos, se puede ahorrar un 40% de agua en según qué tipos de plantación". Y todos ellos pueden conectarse a una constelación por muy poco.

Recreación de la constelación de satélites de Sateliot Cedida

Sin embargo, el grueso de dispositivos requiere una frecuencia de paso del satélite algo más elevada. Algo que Sateliot conseguirá a partir del año que viene con los 16 sistemas que tendrá en órbita y que proporcionarán frecuencias de paso horarias. Conseguirá incrementar su capacidad a medida que la flota vaya aumentando —planean 60 unidades más en 2027— hasta llegar a los 108 satélites y alcanzar entonces la conectividad en tiempo real.

Cada uno de los cuatro satélites de tipo CubeSat 6U que Sateliot lanzará este viernes ha supuesto una inversión de medio millón de euros, tiene unas dimensiones de 20 x 10 x 35 centímetros y posee un peso neto de 10 kilos. Orbitarán a una altura de unos 600 kilómetros y están diseñados para una vida útil de más de cinco años.

Un español más a bordo

Junto con los 4 satélites de Sateliot irá a bordo el Lur-1 de la compañía alavesa AVS. Se trata del primer orbitador diseñado, desarrollado y fabricado en el País Vasco y orbitará a una distancia de los 515 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

El Lur-1 es una plataforma más grande de 57 kilogramos de peso donde se incluyen las antenas y los sensores para realizar su misión. En concreto, dispone de una cámara multiespectral de 7 bandas tanto en el rango visible como en el infrarrojo y una resolución de 1 metro.

Satélite Lur-1 AVS

El objetivo es proporcionar imágenes tanto a instituciones como a centros de investigación de todo el territorio español, así como a clientes comerciales de todo el mundo. El satélite también incorpora un lector cuántico que permitirá, en un futuro, establecer comunicaciones totalmente seguras a través de la tecnología QKD.

"Las comunicaciones seguras se producen a través de la QKD, la distribución de claves cuánticas. Una tecnología que te permite encriptar a través de la cuántica la información para que sea segura desde el emisor hasta el receptor", ha explicado Miguel Ángel Carrera, CEO de AVS, a Crónica Vasca.

Desde AVS probarán la tecnología a través de un láser, que disparará fotones con el objetivo de probar que la conexión segura entre una estación terrestre, desde donde sale la información, y un satélite, que la recibe, es posible. Si todo sale bien, se “habrá completado la mitad de la misión, la otra parte es hacer lo mismo, pero al contrario”, aclara Carrera.

Una de las particularidades del Lur-1 es que se trata del primer satélite de Europa que se va a lanzar con todos los elementos necesarios —tanto ópticos como mecánicos— para que pueda ser desorbitado una vez agotada su vida útil; estipulada en 5 años. Con esta maniobra se consigue reducir la basura espacial que ya ha supuesto algún problema serio tanto a los satélites desplegados como a la propia ISS.