La Estación Espacial Internacional (ISS) estará operativa hasta el año 2030. Todavía quedan muchos experimentos por realizar en esta mítica estación orbital con más de 25 años a sus espaldas en los que han participado numerosos países como España. Sin embargo, la NASA ya está preparando su adiós definitivo. La agencia estadounidense le ha encargado la tarea a SpaceX, empresa espacial de Elon Musk.
SpaceX tendrá que desarrollar un vehículo que sirva como verdugo de la ISS. Esta nave ejercerá como "remolcador espacial" empujando la ISS de forma segura para sacarla de su órbita y dejarla caer sobre la Tierra. La estación se quemará al atravesar la atmósfera terrestre y sus restos se hundirán en el océano Pacífico.
Esta práctica es frecuente en la exploración espacial, la forma más habitual de destruir basura espacial, como satélites, naves o materiales que ya no están en funcionamiento. Sin embargo, la NASA ha recibido esta semana una demanda por un resto de basura espacial de la ISS que impactó en una casa de Florida.
En cualquier caso, este miércoles 26 de junio, la agencia estadounidense ha emitido un comunicado en el que anuncia un contrato con SpaceX para desarrollar y construir el "Vehículo de Desorbitación Estadounidense" como se ha denominado. El contrato tiene un valor de 843 millones de dólares. Este coste no incluye el lanzamiento, sino su desarrollo. La agencia solicitó en 2023 un presupuesto de casi mil millones de dólares para esta misión.
El final de la ISS
Los restos de la ISS caerán sobre la zona más deshabitada del Pacífico Sur (SPOUA), el área alrededor de Punto Nemo, que se ha convertido en la referencia para los desechos espaciales. Aquí acaban muchas de las naves y equipos que caen de la órbita terrestre cuando su descenso se controla.
Es el punto más alejado de cualquier costa, incluso los astronautas de la Estación Espacial Internacional, a 360 kilómetros de la superficie del mar, pasan más cerca de ese punto que cualquier otro humano viviendo en el planeta. La isla Ducie es la más cercana, a 2.688 km.
Asegurarse que la ISS cae de forma controlada será el objetivo de ese desorbitador desarrollado por SpaceX. Los remolcadores espaciales han servido en las últimas décadas para impulsar al espacio las naves y recolocarlas desde una órbita a otra. Su tamaño puede variar mucho según la carga para la que esté diseñado.
Existen algunos como la nave ATV de la ESA que se quema en la reentrada con la carga, en este caso sería la ISS. Aún no se conoce la potencia ni dimensiones que tendrá el nuevo remolcador encargado a SpaceX.
Las futuras estaciones
La fecha establecida es 2030, aunque podría ser muy cercana teniendo en cuenta que Steve Stich, tripulación comercial de la NASA en el Centro Espacial Johnson (JSC) en Houston, indicó a principios de año que la ISS seguirá funcionando hasta que las estaciones privadas estén en órita y listas para recibir tripulaciones. Es decir, los sustitutos puedan realizar un relevo. Rusia ha prometido mantener sus operaciones hasta 2028.
Hay varias alternativas en camino como la de Axiom Space o Orbital Reef de la empresa Blue Origin, empresa espacial de Jeff Bezos. China, por su parte, ya ha construido su propia estación espacial Tiangong. No es el único país que pretende ir por su cuenta, atrás quedará el logro de la ISS como proyecto de colaboración internacional.