Tras un primer aplazamiento debido a problemas técnicos, la nave espacial Starliner se mantendrá unos días más en tierra firme antes de emprender el viaje a la Estación Espacial Internacional. Originalmente, el vuelo estaba programado el pasado 7 de mayo, luego para el 17 y, ahora, no será antes del próximo día 21 a las 22:43 horas de España peninsular.
"Los equipos de la NASA, Boeing y ULA continúan trabajando en las tareas pendientes de la preparación para el vuelo con tripulación", señalan en un comunicado. Cuando se produzca, será la primera vez que la Starliner acoja a una tripulación en un vuelo espacial.
El 11 de mayo, el equipo de ULA (United Launch Alliance, los fabricantes del cohete lanzador) reemplazó con éxito una válvula de regulación de presión en el tanque de oxígeno líquido en la etapa superior del cohete Atlas V. "El equipo también realizó la represurización y las purgas del sistema, y probó la nueva válvula, que funcionó de forma normal".
Ahora, "los equipos de Starliner están trabajando para resolver una pequeña fuga de helio detectada en el módulo de servicio de la nave espacial y atribuida a una brida en uno de los propulsores del sistema de control de empuje", señalan. "El helio se utiliza en los sistemas de propulsores de las naves espaciales para permitir su encendido y no es combustible tóxico".
La NASA y Boeing se encuentran actualmente desarrollando las soluciones y pruebas necesarias para "abordar el problema". Como parte de estas últimas, Boeing llevará el sistema de propulsión a la presurización nominal de vuelo tal y como lo hace antes del lanzamiento. Para luego permitir que el sistema de helio se ventile naturalmente y así validar los datos.
"Los equipos de la misión también completaron una revisión exhaustiva de los datos del intento de lanzamiento del 6 de mayo [7 de mayo en España] y no están encontrando ningún otro problema". El cohete Atlas V y la nave Starliner permanecen en la Instalación de Integración Vertical del Complejo de Lanzamiento Espacial 41 en Cabo Cañaveral (Florida) y a la espera de recibir novedades por parte de los ingenieros.
La Starliner mide 5 metros de alto y 4,6 de diámetro y se compone de dos módulos. El de tripulación dispone de 12 propulsores mientras que el módulo de servicio suma 50, entre los propulsores convencionales, los dedicados a la maniobra orbital y los que se emplearían en caso de tener que abortar.
Por diseño, la nave espacial tiene espacio para un máximo de 7 ocupante, aunque la NASA tan sólo prevé usarla con entre 4 y 5 personas cuando entre en servicio oficial. Boeing tiene contratados 6 vuelos de larga duración para rotar personal en la ISS. Y es posible que, según las necesidades, puedan ampliarse.
Según indican desde Boeing, cuando haya disponibilidad podrán vender el quinto asiento ubicado a bordo de la nave. Por ejemplo, planean ser la plataforma que usen los futuros astronautas de la estación espacial Orbital Reef en la que está trabajando Blue Origin, la compañía espacial de Jeff Bezos.
En cuanto al cohete, tiene una altura total de 52 metros compuesto por dos etapas. La primera mide 32,5 metros por 3,8 de diámetro y dispone de dos cámaras de combustión, que se acompañan con un par de boosters a cada lado de la estructura principal.
La etapa más superior emplea otro motor dual que será la encargada de la parte intermedia del lanzamiento y establecimiento en la órbita. Tras agotarse el combustible, la Starliner se desacoplará y continuará con sus propios medios rumbo a interceptar la ISS.