Así son las armas nucleares tácticas de las que presume Putin: ataques quirúrgicos con misiles de hasta 100 kilotones
El Ministerio de Defensa ruso anuncia maniobras cerca de la frontera con Ucrania "para la preparación y el uso de armas nucleares no estratégicas".
7 mayo, 2024 02:34La escalada bélica en todo el mundo parece no tener fin. Las amenazas de Vladímir Putin, tampoco. Según ha informado el Ministerio de Defensa de Rusia, el mandatario ruso ha ordenado a las Fuerzas Armadas la realización de maniobras con armas nucleares tácticas. En el mismo comunicado, señalan que esta operación surge como respuesta a las "amenazas" de otros líderes como Emmanuelle Macron, que recientemente ha ofrecido el arsenal nuclear francés a la Unión Europea como elemento de disuasión.
Todavía no se ha especificado cuándo se realizarán estas maniobras ni se ha concretado el armamento implicado en el despliegue, pero sí que implicarán a las fuerzas del Distrito Militar Sur, localizado junto a la frontera con Ucrania. "Durante los ejercicios se llevarán a cabo una serie de actividades (...) para la preparación y el uso de armas nucleares no estratégicas", señala el texto compartido por el gobierno ruso.
Los ejercicios pretenden "mejorar el nivel de preparación de las fuerzas nucleares no estratégicas a la hora de realizar misiones de combate", y eso implica el uso tanto de misiles como de unidades de la Armada y las Fuerzas Aéreas rusas. Estas maniobras buscan en definitiva "garantizar de manera incondicional la integridad territorial y la soberanía del Estado ruso en respuesta a las declaraciones provocadoras y las amenazas vertidas por ciertos dirigentes occidentales contra la Federación Rusa", en referencia directa a EEUU, Francia y Reino Unido.
Armas nucleares tácticas
Dentro del arsenal nuclear ruso, del que oficialmente se sabe poco, existen dos grandes categorías de armas radiactivas: las tácticas y las estratégicas. Las del primer tipo están especialmente dedicadas a atacar zonas pequeñas y acotadas en operaciones quirúrgicas. Mientras, las del segundo grupo se componen de misiles intercontinentales con miles de kilómetros de autonomía capaces de arrasar incluso países enteros con varias cabezas nucleares a bordo.
Si bien los efectos sobre el terreno de unas y otras son diametralmente opuestas, todas estas armas suponen una gran amenaza para Europa y el mundo entero. Las estratégicas por potencia bruta y las tácticas porque pueden camuflarse dentro de cualquier sistema armamentístico de campaña —como un blindado o un lanzamisiles pequeño— y pasar desapercibidas a ojos de los servicios de espionaje.
Este tipo de sistemas, que pueden utilizar proyectiles con un alcance de sólo 20 km pero también misiles que pueden viajar miles de kilómetros hasta llegar a su objetivo, están especialmente dedicados a atacar a corta distancia en operaciones a escala reducida. Por ejemplo, se pueden emplear para eliminar batallones enteros o derribar infraestructuras estratégicas en operaciones diseñadas para causar un gran daño en una zona muy localizada.
"Hemos dejado claro desde el principio que los comentarios de Rusia sobre el uso potencial de armas nucleares son muy preocupantes y los tomamos en serio", señaló John F. Kirby, portavoz del Departamento de Defensa de EEUU, en noviembre de 2022. El Pentágono cifra en 2.000 el número de armas nucleares tácticas de las que dispone el Kremlin, mientras la Federación de Científicos Americanos reduce ese número en sus informes a 1.558 cabezas nucleares no estratégicas.
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En cualquier caso, y con las dificultades para conocer la cifra exacta debido a la falta de transparencia de las autoridades rusas, estas armas estarían listas para integrarse en las fuerzas desplegadas en su ofensiva contra Ucrania. Eso sí, Rusia todavía no ha hecho uso de ellas y un ataque de este tipo podría llevar la escalada bélica a otro nivel.
Difíciles de interceptar
El armamento nuclear táctico es uno de los grandes quebraderos de cabeza para la OTAN desde su extensión en la Guerra Fría. Pueden ser de pequeño tamaño —como un proyectil lanzado por un obús— y extremadamente difíciles de monitorear y controlar. De ahí que los servicios de inteligencia occidentales estén trabajando a pleno rendimiento para intentar detectar si se han desplegado armas nucleares en el campo de batalla, algo realmente complicado debido a que exteriormente son muy parecidas a las no nucleares.
Tienen un rango efectivo que va desde las decenas a los pocos miles de kilómetros, pero nunca cuentan con alcance intercontinental. Las más pequeñas tienen un rendimiento aproximado de 1 kilotón, el equivalente a 1.000 toneladas de TNT concentradas en una ojiva nuclear de unos pocos kilogramos dentro de un proyectil que levanta poco más del medio metro.
Las más potentes de la clase tienen un rendimiento de 100 kilotones, suponiendo ya graves perjuicios para ciudades enteras y con un elevadísimo poder de contaminación. Como perspectiva, la Little Boy que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima tenía alrededor de 14 kilotones.
De las armas nucleares tácticas de las que dispone Rusia, la mayoría puede integrarse en una gran variedad de misiles y proyectiles que normalmente equipan cargas convencionales no nucleares. En esta categoría se encuadran los proyectiles soviéticos 3BV2 Kleshchevina, que conforman el grueso de la capacidad táctica nuclear de Rusia a día de hoy.
Tiene una ojiva con un rendimiento de entre 0,5 a 1 kilotón que sería capaz de crear una bola de fuego de 80 metros de radio y prácticamente terminar con todo lo que se encuentre en un radio de 500 metros, según Nukemap. Este tipo de armamento, que nunca se ha usado en un conflicto, se podría emplear para atacar a un batallón enemigo o a infraestructuras críticas gracias a sus 55 kilómetros de alcance disparados desde un cañón autopropulsado.
Otro de los proyectiles tácticos en manos de Putin es la versión nuclear del 3B11. Dispone de un radio efectivo de 20 kilómetros y en sus 1,5 metros de longitud puede acomodar un arma nuclear de 2 kilotones. En este caso, la plataforma de lanzamiento está representada por un mortero pesado 2S4 Tulipán, del que Rusia mantiene 9 unidades en activo.
"Lo más probable es que se usen contra concentraciones de fuerzas enemigas para evitar una derrota convencional", ha explicado Michael G- Vickers, exalto funcionario del Pentágono dedicado a la estrategia de contrainsurgencia, en The New York Times. La radiación en la tierra "puede ser muy persistente" así como los vientos radiactivos que se generarían y se esparcirían por medio mundo.
Misiles tácticos nucleares
Dentro del armamento táctico también se encuadra la nutrida lista de misiles nucleares a disposición de Putin. Rusia es una de las potencias mundiales en este tipo de armas y especialista en adaptar una misma plataforma para la ejecución de ataques convencionales o nucleares. El máximo exponente de ello es el misil Iskander, que se ha consolidado en la invasión de Ucrania como uno de los más utilizados y mortíferos.
El Iskander cuenta con capacidad para generar un rendimiento nuclear de entre 10 y 50 kilotones. Al igual que ocurre con los proyectiles, Moscú no los ha empleado de momento en ningún conflicto equipados con este tipo de ojiva. Con la carga máxima, el misil conseguiría un radio de destrucción de casi 1 kilómetro y una contaminación por radiactividad mucho mayor.
Dispone de un alcance de 500 kilómetros y se lanza desde un camión especialmente diseñado para él. Esto le confiere una gran flexibilidad de ataque gracias a su movilidad extrema y a un radio de acción que puede alcanzar a las tropas enemigas en el campo de batalla, sin perder la capacidad de atacar infraestructuras de mayor entidad.
Los servicios de inteligencia también se toman con gran preocupación las características del misil aire-tierra Kinzhal (Daga, en castellano), que Rusia ha empleado en su invasión a Ucrania con éxito (pese a varios derribos por parte de las defensas antiaéreas ucranianas), aunque sin equipar una ojiva nuclear. Según indican desde Moscú, el Daga tiene una velocidad máxima de 14.700 kilómetros por hora —traspasando la barrera hipersónica— y puede recorrer hasta 2.000 kilómetros cuando se lanza desde un caza MiG-31 especialmente modificado.